Sintetizado en reuniones mensuales, el trabajo brinda a las familias la oportunidad de demostrar las actividades que realizan en sus fincas y la posibilidad de enriquecerlas con el aporte de las experiencias cosechadas por los participantes.
Se trata de familias de productores de pequeña escala que, en muchos casos, están integradas solo por adultos y niños debido a la migración de los jóvenes. La mayor parte de la superficie de sus fincas está cubierta por bosque y los pobladores se identifican como ganaderos; sus animales encuentran el sustento en el mismo monte. Otra fuente de ingreso para estas familias proviene del aprovechamiento de la madera del bosque.
El problema
Las familias vinculadas al proyecto habitan zonas con condiciones críticas en las cuales un evento climático como un período seco que se prolonga más de lo normal puede modificar drásticamente sus condiciones de vida al obligarlos a dedicar la mayor parte del día a la búsqueda de agua para el ganado. Estas condiciones explican fácilmente la importancia de implementar prácticas para el aprovechamiento sustentable del bosque nativo, buscando una renta periódica y constante. Ejemplos de estas prácticas necesarias son el apotreramiento o cercado de los lotes para facilitar el manejo de los pastizales y la rotación de los animales. No sería posible ejecutar estas prácticas sin la presencia reguladora del Estado.
La herramienta facilitadora
La Ley 26331, de “Presupuestos mínimos de protección ambiental de los bosques nativos”, sancionada en 2007 y reglamentada por el Poder Ejecutivo, introdujo a las provincias argentinas –casi dos años después– a un proceso de organización de las superficies cubiertas por monte nativo. Esto implicó la obligatoriedad de la gestión organizada de los recursos naturales en un amplio abanico que comprende desde el cambio de uso de los suelos que mantienen bosques y que tienen potencialidad agrícola y ganadera hasta aquellos que demandan estrictos criterios de conservación, transitando por esquemas intermedios en los cuales es factible la administración responsable de la madera. Esta ley faculta la creación del Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos, destinado a compensar a las jurisdicciones que conservan bosques por los servicios ecosistémicos que estos prestan, y contempla la implementación de programas de asistencia técnica y financiera que promuevan la sostenibilidad de las actividades desarrolladas por pequeños productores y comunidades campesinas e indígenas.
Cuando la utopía comienza a hacerse realidad
La provincia del Chaco se adhiere a la ley de Ordenamiento territorial de los bosques nativos en el año 2009. Reglamentada la ley, se implementa un esquema de incentivos monetarios para sufragar los costos de las prácticas de monte, priorizando las que se realizan en las áreas definidas como de alto y mediano valor de conservación. El esquema, con un carácter inclusivo, categoriza como pequeños productores a quienes desarrollan actividades en superficies iguales o inferiores a 10 hectáreas y los asiste técnica y administrativamente.
La norma permite cubrir los costos de mano de obra de quienes poseen más de 10 hectáreas y el mismo propietario puede dedicar parte de su tiempo a realizar mejoras dentro de su propia finca sin la necesidad de emplearse como jornalero, propiciando que se convierta en trabajador autónomo, sin costo alguno, mediante el monotributo social para la agricultura familiar, figura fiscal que le permite acceder a la economía formal y lograr cobertura de salud para el grupo familiar.
Aunando voluntades se construye el camino
Las familias participan reunidas en grupos en el ámbito del Programa Cambio Rural y son acompañadas por promotores asesores que, entre otras funciones, los apoyan en el conocimiento del contenido de los instrumentos legales y los asisten en los procesos actuando como facilitadores. Las actividades se desarrollan en reuniones y talleres a los cuales es común invitar a representantes de los organismos provinciales de aplicación de las citadas herramientas legales. Muchos de los terratenientes iniciaron las gestiones para los diferentes tipos de operaciones previstas en las disposiciones legales. Todas tienen una duración de cinco o más años y su continuidad, a partir de su aprobación, esta ligada al cumplimiento de las actividades de cada período anual.
Los resultados
Las primeras gestiones para ser beneficiario de los incentivos previstos legalmente para quienes decidieron interactuar con el monte nativo, sea conservándolo o bien aprovechándolo bajo consignas claras se iniciaron en 2011 y, en el transcurso del año siguiente, se materializaron los primeros resultados.
Hasta 2013, lograron optar por el cobro de incentivos 18 productores y en el presente año se sumaron otros 10, totalizando 28 familias que trabajan en el marco generado por la ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos.
Los montos cobrados por los beneficiarios les permiten realizar compras de herramientas manuales que facilitan la realización de las actividades vinculadas al monte nativo e incluyen cercos perimetrales e internos, tendido de alambrados y el propio manejo del recurso boscoso.
Consolidar el esfuerzo
Lo descrito hasta aquí es una parte del proceso de extensión que implica brindar información a quienes generalmente no tienen la posibilidad de acceder a ella, contribuir a que la información llegue de manera fidedigna y por los canales adecuados y que sea asimilada para luego desencadenar el proceso de gestión, que ya es de carácter estrictamente personal.
Quienes participamos en programas de esta naturaleza –familias campesinas, organismos gubernamentales, extensionistas y otros–, debemos asumir que los resultados siempre serán parciales puesto que nos involucramos en un proceso continuo y sin fin, e interrumpirlo se compara no solo romper una cadena sino también a disgregar los eslabones. A las familias campesinas les queda la ardua tarea de la participación, a los organismos gubernamentales la de plasmar el compromiso garantizando la regulación de los recursos, y el extensionista debe aceptar que en el camino hacia el desarrollo rural el desánimo no debe ser jamás una posta.
Julio F. MichelaAgente de proyecto. Programa Cambio Rural.
EEA INTA Sáenz Peña
juliofmichela@hotmail.com
Cinthia Arece
cinthiaarece@hotmail.com
Rosa Z. Kronemberger
rositakronem@hotmail.com
Walter H. Lescano
walterhlescano@yahoo.com.ar
Juan J. Skoko
juanjo_1980@hotmail.com
Promotores/asesores. Programa Cambio Rural.
EEA INTA Sáenz Peña