Los programas orientados a la agroindustria familiar intentan apoyar su desarrollo a través acciones tecnológicas, financieras, capacitación u organizativas cuyos objetivos pueden incluir mejorar sus procesos de producción, aumentar su capacidad instalada, mejorar sus estándares de calidad, ingresar a nuevos mercados, integrar o acortar cadenas, etc., todas estas estrategias orientadas a la agregación de valor.
La idea básica de tal planteamiento es que la agregación de valor fortalecerá a las agroindustrias familiares, volviéndolas más competitivas, generadoras de más empleos locales y mayores ingresos para quienes las integran. Sin embargo, estas estrategias de desarrollo no cumplen con su propósito final, pues no toman en cuenta las características esenciales en las que la agroindustria familiar fundamenta su capacidad de desarrollo y crecimiento. Al no considerar estos elementos, la agroindustria familiar pierde su naturaleza fundamental y los esfuerzos fracasan. Proponemos discutir, entonces, tres características de la agroindustria familiar: el propósito de la agroindustria familiar, la cercanía de la familia con su agroindustria, y la proporcionalidad de la agroindustria familiar.
La agroindustria familiar del amaranto en México
Al sur de la ciudad de México, las familias productoras de amaranto en Santiago Tulyehualco, Xochimilco, tienen agroindustrias que son pequeñas empresas de tipo familiar dedicadas a esta actividad desde hace varias generaciones. El proceso de producción ocupa desde la siembra en sus tierras de temporal hasta la venta al consumidor final o a intermediarios en la ciudad de México y sus alrededores, que son su principal mercado. En talleres pequeños ubicados en la cocina o patio de su casa o en naves semiindustriales elaboran, con amaranto y otros insumos, dulces tradicionales, galletas, panes, dulces modernos y dulces ornamentales con figuras representativas de fiestas como el día de los novios, día de las madres, día de la independencia, día de muertos, etc.
La calidad y diversidad de los productos depende de la innovación familiar y de la dedicación de los miembros de la familia, mientras que la maquinaria, tamaño de las instalaciones y grado de tecnificación depende de las necesidades y capacidades de la familia. Es posible encontrar grupos de trabajo que se crean con base en la confianza, el parentesco y la experiencia previa para asegurar mejores precios de compra de insumos, resolver pedidos de producto que rebasan la capacidad de la familia o facilitar el acceso a apoyos gubernamentales, pero la naturaleza de trabajo de la agroindustria es siempre individual y basada en la capacidad de sus miembros, a partir su ciclo de vida. Todas las agroindustrias familiares integran, interactúan y complementan el mercado local de amaranto y de dulces tradicionales. La comercialización ha pasado de un modelo basado en la venta de casa en casa, por medio de vendedores que recorrían la ciudad a pie, a un modelo que involucra varias clases de intermediarios que llevan los productos a los diversos clientes.
En los últimos años se ha visto un aumento en la demanda de productos basados en el amaranto ya que su valor nutritivo y su calidad saludable, así como el hecho de ser un alimento tradional han sido divulgados ampliamente. Esto ha generado un aumento en la demanda y la diversificación de los nichos de mercado y de las posibilidades de crecimiento.
A continuación se presentan los elementos esenciales en la dinámica y naturaleza de la agroindustria familiar del amaranto y algunos errores en los que se incurre al no considerarlos en los programas de apoyo.
El propósito de la agroindustria familiar
Una familia agricultora en el medio rural se decide a tener una agroindustria como alternativa para incrementar sus ingresos monetarios y dar solución a sus necesidades. Así, la agroindustria se convierte en el medio y el bienestar de la familia. Esta relación supedita la agroindustria a la familia, haciendo que sea vista como un recurso que la familia tiene para lograr sus propósitos y no al revés. No prestar atención a este hecho es un error común en los programas de desarrollo rural, que al enfocarse en la agroindustria dejan de lado a la familia y terminan poniendo a la carreta delante del caballo.
Es necesario recalcar que las familias rurales tienen actividades agroindustriales y no que las agroindustrias tienen a la familia como un recurso más que pueden utilizar a su antojo. Como la familia es el elemento organizador de la agroindustria rural, la manera en que se estructura depende de las capacidades y formas de trabajo de la familia. Por ejemplo, el liderazgo provendrá inicialmente del esposo y de la pareja después, y el esquema de participación de los demás miembros de la familia se supeditará a las actividades y responsabilidades ya asignadas a sus miembros. Así, los niños deben ir primero a la escuela y después, en la medida de su tiempo libre, ayudar en la agroindustria, o la esposa primero atenderá la preparación de la comida o la atención de los bebés, para después apoyar el trabajo de la agroindustria. Un elemento implícito en la idea de la familia como componente prioritario hace que la agroindustria dependa de los conocimientos, capacidades y valores de cada miembro de la familia y de ella como conjunto para facilitar y dirigir su desarrollo. La organización, liderazgo, necesidades y capacidades de la agroindustria como estrategia de apoyo deben ser fortalecidos en la familia para que sean sus miembros los que al desarrollarse definan la manera en que la agroindustria mejorará. Esto significa que los programas deben procurar el bienestar de la familia y sus necesidades de capacitación, crear redes sociales, incluir nuevos valores familiares, etc., para que la familia tenga la capacidad de apoyar a su agroindustria.
La cercanía de la familia con su agroindustria
Para constituir una respuesta adecuada a las necesidades de la familia, la agroindustria tiene una cercanía física, temporal y virtual con la familia, por lo que se ubica al lado de la casa habitación o en la casa misma. Esto permite que los miembros de la familia puedan realizar sus actividades e integrarse a la agroindustria sin perder tiempo en desplazamientos, al mismo tiempo que pueden realizar varias actividades simultáneamente. De esta manera también es posible que las diversas actividades compartan insumos, equipo o mano de obra sin causar disturbios mayores, facilitando la integración orgánica de los procesos de producción.
Esta estrategia de uso compartido permite la optimización de los recursos y del capital de las familias, al mismo tiempo que disminuye el riesgo y la vulnerabilidad al poder mover recursos de una actividad a otra sin mayor problema. Otro elemento a considerar es la cercanía social y cultural entre la agroindustria y la familia, ya que la familia tiende a involucrarse en actividades agroindustriales que le gustan, que sabe hacer, entiende y le satisface. De la misma manera, la agroindustria es importante para las familias como una actividad que agrega valor a su producción agrícola y porque es vista como un plan de vida posible para los hijos y un medio para no dejar la comunidad.
La proporcionalidad de la agroindustria familiar
El desarrollo de la familia corresponde a los avances de la agroindustria familiar. Las familias rurales siempre quieren lograr a través de su agroindustria un balance entre sus necesidades –comida, vivienda, vestido, educación y demás factores de bienestar– y sus recursos –mano de obra, tiempo, medios de producción, conocimientos–. La solución a este problema de falta de proporcionalidad, que intenta reintegrar la correspondencia familia-agroindustria debe ser el propósito de tales programas, si en verdad quieren apoyar el desarrollo de las familias rurales.
A continuación se presenta un ejemplo típico de la manera en que los programas públicos han intentado apoyar el desarrollo de la agroindustria familiar de amaranto en México. Se intenta ilustrar los supuestos, estrategias y esquemas de desarrollo bajo los cuales dichos programas operan. Los técnicos de un programa obligarían a los productores a asociarse en una cooperativa que, al aglutinar a varias agroindustrias familiares, permitiría ofrecer cantidades mayores de producto para así tener acceso a supermercados u otros mercados mayoristas. Eso requeriría compras consolidadas de insumos, la centralización de la producción y la definición de una estructura organizativa tipo corporación.
La propuesta del programa de apoyo público implica la destrucción de las características que hemos mencionado anteriormente, como la fortaleza y esencia de las agroindustrias familiares, y las pone a competir en una arena para la cual no tienen ni la capacidad ni ventaja alguna.
Esta propuesta supondría el acceso a nuevos mercados y la integración y control de los productos a la cadena de valor. Sin embargo, la aparente oportunidad que ofrece el mercado no es del todo beneficiosa para las familias rurales pues las pone a competir con compañías que, por su tamaño, trabajan bajo esquemas en donde la economía de escala es fundamental. Así, la cooperativa debería tener el tamaño de una fábrica industrial que produce miles de productos por día. Esta propuesta significa perder las características familiares de las agroindustrias para entrar en completa desventaja a una arena extraña, en donde todos los productos son semejantes y el consumidor selecciona por precio o magnitud de la campaña publicitaria. ¿Qué posibilidad tiene un dulce tradicional de amaranto de una agroindustria mediana contra un dulce producido industrialmente por una compañía transnacional?
La propuesta del programa de apoyo público implica la destrucción de las características que hemos mencionado anteriormente, como la fortaleza y esencia de las agroindustrias familiares, y las pone a competir en una arena para la cual no tienen ni la capacidad ni ventaja alguna.
ta propuesta supondría el acceso a nuevos mercados y la integración y control de los productos a la cadena de valor. Sin embargo, la aparente oportunidad que ofrece el mercado no es del todo beneficiosa para las familias rurales pues las pone a competir con compañías que, por su tamaño, trabajan bajo esquemas en donde la economía de escala es fundamental. Así, la cooperativa debería tener el tamaño de una fábrica industrial que produce miles de productos por día. Esta propuesta significa perder las características familiares de las agroindustrias para entrar en completa desventaja a una arena extraña, en donde todos los productos son semejantes y el consumidor selecciona por precio o magnitud de la campaña publicitaria. ¿Qué posibilidad tiene un dulce tradicional de amaranto de una agroindustria mediana contra un dulce producido industrialmente por una compañía transnacional?
Oportunidades para el cambio
Uno de los problemas que existen para la pequeña producción familiar de la agroindustria del amaranto es que se integra a mercados que no valoran las características específicas de la producción a pequeña escala proveniente de zonas rurales. De esta manera, la oportunidad real es acercarlos a nichos de mercado pequeños y especializados que requieren pequeñas cantidades de productos, valoran altamente sus características y están dispuestos a pagar precios más altos por tales productos. De la misma manera, sería necesario desarrollar los medios para acercarlos adecuada y oportunamente a este tipo de consumidor.
Finalmente, es importante señalar que la renovada visión sobre el negocio que tienen ahora los productores familiares es una gran oportunidad para el cambio. Sin embargo, es necesario tomar en consideración los elementos que integran a la familia con su agroindustria para hacerla funcionar eficientemente y de acuerdo con las necesidades de la familia y no con las de los programas. Entre mejores opciones para la familia se ofrezcan, mejor será el resultado en la producción.
Recordemos que el bienestar familiar es siempre más importante que las decisiones de las empresas.
Fernando Manzo RamosDoctor, profesor investigador titular, responsable del Grupo de Trabajo “Educación de Adultos y Extensión Rural para el Desarrollo”. Programa de Estudios del Desarrollo Rural. Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo.
fernando.manzo.ramos@gmail.com
fmanzo@colpos.mx Gabriela López Ornelas
MC, investigadora del Grupo de Trabajo “Educación de Adultos y Extensión Rural para el Desarrollo” Programa de Estudios del Desarrollo Rural. Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo.
gabriela.lopez.ornelas@gmail.com
Este proyecto fue financiado parcialmente por el Colegio de Postgraduados, a través de la Línea Prioritaria de Investigación 10 Desarrollo Rural Sustentable.