marzo 2013, Volumen 29, Número 1
El SICA: un éxito que se expande

Entrevista a Norman Uphoff “El SICA es algo sin precedentes”

ENTREVISTA: JORGE CHÁVEZ-TAFUR | Página 15-17
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Entre 1990 y 2005, Norman Uphoff, profesor emérito de Gobierno y de Agricultura Internacional en la Universidad de Cornell, se desempeñó como director del Instituto Internacional de Cornell para la Alimentación, la Agricultura y el Desarrollo (CIIFAD por sus siglas en inglés). Durante este tiempo se familiarizó con el SICA, en inglés System of Rice Intensification-SRI) en Madagascar, y se dio cuenta de que “algo raro estaba pasando”, ya que los agricultores obtuvieron rendimientos medios de ocho toneladas de arroz por hectárea, en lugar de sus habituales dos toneladas.

Al comprender los enormes beneficios potenciales, ha estado desde entonces impulsando pruebas, evaluaciones y la comprensión del SICA. “Es fácil que la gente sobrestime o subestime mi trabajo… La verdad es que el trabajo real ha sido hecho por miles de personas en todo el mundo”.

El SICA se describió hace más de diez años en las revistas LEISA. Desde aquella fecha, el número de agricultores que lo practican ha crecido enormemente. “Creo que el SICA es algo sin precedentes, ya que muy pocas innovaciones anteriores han mostrado tan gran incremento en productividad. Igualmente sorprendente es el hecho que hemos sido capaces de actuar a escala internacional pese a tener muy poco apoyo y mucha oposición”.

JCT: ¿Por qué es tan especial el SICA?

NU: Más que de la producción de arroz, estamos hablando de una manera diferente de trabajar con los agricultores, involucrando las dimensiones tanto técnicas como sociales. Ambas van juntas. El SICA no es una tecnología que se pueda poner en una caja. Se trata de un conjunto de ideas y experiencias, un conjunto de relaciones y un conjunto de valores. Esto es a menudo muy difícil de trasmitir, sobre todo a los agrónomos o economistas que quieren considerar el SICA como “solo esto” o “no más que eso”. Hay que tener en cuenta que el objetivo original de Tefy Saina en Madagascar no era sólo cultivar más arroz, sino ayudar a la población rural de Madagascar a entender su situación y tener la oportunidad de mejorarla. El SICA buscaba ayudar a la gente a producir más alimentos, pero también se esperaba que los ayude a “liberarse” a sí mismos de creencias infundadas o presiones sociales.

JCT: ¿Y los beneficios se reconocen?

NU: Por desgracia, todavía hay resistencia por parte de algunos sectores, y algunos científicos siguen generando controversias sobre los rendimientos máximos obtenidos con el SICA, para evitar enfrentarse a los muy mayores rendimientos medios que los agricultores obtienen. Sin embargo, es importante decir que las cosas están cambiando, por ejemplo, ahora hay una página sobre SICA en el sitio web del Instituto Internacional de Investigación del Arroz (International Rice Research Institute-IRRI).

JCT: ¿No faltan aún explicaciones?

NU: Es cierto que todavía no entendemos completamente toda la agronomía detrás del SICA. Pero hasta ahora hay más de 300 artículos publicados, por lo que hay mucho conocimiento validado. Ha sido sorprendente descubrir cómo las ideas y las prácticas del SICA pueden ser aplicadas con éxito al trigo, mijo, caña de azúcar y a otros cultivos, como recientemente al ñame pata de elefante (Amorphophallus paeoniifolius). En Bihar, India, los primeros ensayos hechos por los agricultores con esta raíz han dado rendimientos de 100 t, cuando los agricultores suelen obtener por lo general de 20 a 30 t, y con las mejores prácticas de manejo de la universidad solo se llega a 60 t. Algo está pasando que promueve una mayor fotosíntesis y producción de carbohidratos, así como mayores rendimientos a través de muchos cultivos. Esto es un paradigma tan diferente que mucha gente no lo acepta.

JCT: ¿No deberían los científicos estar interesados en aprender lo que ese “algo” es?

NU: Absolutamente, y paso gran parte de mi tiempo tratando de conseguir que los científicos de diversas disciplinas participen en este tipo de investigación, aunque esto es, para muchos, difícil de aceptar. Afortunadamente, cada vez más investigadores están mostrando interés y estamos empezando a trabajar con más microbiólogos, lo cual es magnífico, porque yo no veo ninguna manera de entender los resultados que estamos viendo en el campo sin prestar atención a la microbiología. Nuestras mentes están acostumbradas a lo macro, pero hay millones, billones, trillones de microorganismos que participan en el suelo, en las plantas, incluso en nuestros propios cuerpos. Estamos empezando a comprender cómo los microbios son esenciales para la salud humana y el crecimiento. Bueno, lo mismo se aplica para las plantas.

Lo que estamos viendo es que la planta no es una máquina pequeña, que puede ser rediseñada y controlada enteramente por nosotros, sino más bien un sistema en simbiosis con miles de millones de otros organismos. El SICA se centra en las prácticas agrícolas que tratan de cantidades de semillas, espacio, agua, mano de obra, etc., pero al mismo tiempo se trata de un cambio de paradigmas. Por desgracia es mucho más difícil escribir sobre esto último, porque nosotros todavía no sabemos lo suficiente al respecto; y, tercero, hay muchos agrónomos que se cierran porque no quieren cuestionar lo que piensan que ya saben.

JCT: ¿Hay otros factores involucrados?

NU: Puede ser que el SICA no se está moviendo más rápido porque no hay intereses comerciales detrás de él, aunque lo hemos visto promovido por molinos de granos en Sri Lanka y la India –como el arroz SICA tiene menos granos no llenados y por lo tanto menos paja, además los granos no se rompen tan fácilmente durante la molienda–. Con la adopción del SICA puede haber algunos perdedores, como quienes se ganan la vida vendiendo semillas. Las agencias donantes han tardado en aceptar y promover el SICA, tal vez porque su éxito es a menudo evaluado por la cantidad de dinero que se gasta; y el SICA, en lugar de aumentar los requisitos de capital, los reduce. Pero beneficia sobre todo a los agricultores, ya que pueden reducir sus costos y llegar a ser más independientes. Como científico social, me gusta pensar que el aspecto más interesante del SICA es su enfoque centrado en el agricultor y su impulso por el mismo. A veces se presenta al SICA como una receta, pero yo prefiero considerarlo como un menú. Desafortunadamente, ha sido muy difícil cambiar el enfoque de promoción del uso de insumos de los programas de extensión por un enfoque de presentación de ideas. Los agentes de extensión están capacitados para impulsar el uso de agroquímicos, semillas, fertilizantes, maquinaria. Pero el SICA no trata de insumos, sino de ideas.

Y esto es difícil de aceptar para muchos, incluso para algunos que trabajan con organizaciones no gubernamentales muy innovadoras. El SICA es un cambio de paradigma.

JCT: ¿Hay un cambio en la forma en que los investigadores trabajan con los agricultores?

NU: Me gustaría destacar el “modelo triangular”, elaborado por Merrill-Sands y Kaimowitz (1989, The technology triangle: linking farmers, technology transfer agents, and agricultural researchers. La Haya. ISNAR). Esto es muy diferente de la norma “modelo lineal” del desarrollo tecnológico, mediante el cual los científicos se encargan de pensar y los agricultores se espera que adopten lo que los extensionistas les digan. Los investigadores, extensionistas y agricultores son más eficaces cuando interactúan entre sí en una relación triangular. En este modelo, los extensionistas son facilitadores y catalizadores, y hay un flujo de comunicaciones de ida y vuelta en las tres direcciones. Este modelo triangular representa lo que vemos en los campos de SICA. La innovación puede venir de cualquiera de los tres socios. El SICA no es tampoco un proceso conducido solamente por los agricultores, muchas mejoras han venido de profesionales de la extensión, de la investigación y continúan siendo desarrolladas por ellos. El modelo triangular nos ayuda a entender mejor lo que estamos viendo en el campo y, sobre esta base, nos lleva a recomendar fuertes interacciones.

JCT: Estas interacciones también se benefician de los “paladines”

NU: Paladines, abogados, defensores, catalizadores, vienen en todas formas y tamaños, y todos ellos apuestan por el SICA y juegan un papel muy importante. Son personas diferentes, con diferentes historias, pero para los que hay un denominador común: su interés en trabajar para el beneficio de los agricultores, los consumidores y el medio ambiente.

Algunos tienen una agenda política, otros son apolíticos, pero todos están interesados en el bienestar de los agricultores. Y pueden trabajar arriba y abajo dentro del sistema, desde las ciudades hasta los campos de los agricultores. Esto es lo que vi en Camboya, donde los promotores del SICA hablaron con los ministros y con los agricultores. Una de las ventajas más importantes que hemos tenido es la iniciativa de estos paladines.

JCT: ¿No es usted también un “paladín”?

NU: Después de tres años de ver en los alrededores del parque Nacional Ranomana en Madagascar a los agricultores pobres y a pequeña escala obtener rendimientos cuatro veces mayores, en suelos que algunos agrónomos de los Estados Unidos consideraron como los más pobres que habían evaluado, pensé que necesitaba aprender francés para poder leer los documentos del Padre Laulanie y suficiente agronomía para comunicarme con los agrónomos sobre lo que estábamos aprendiendo. Algo estaba sucediendo y nadie lo estaba promoviendo. Sobre mí recayó tratar de informar y movilizar a las personas, invitar a las universidades a que investiguen, contactar agencias donantes y hacer que el SICA fuese visible más allá de Madagascar. Mi propósito no era promover el uso del SICA, sino más bien que sus métodos y resultados fuesen “evaluados”, tanto por científicos como por agricultores. Si los resultados les gustaran, podrían tomarlos y usarlos como quisieran. Seguramente ayudó el que yo estuviera en Cornell o que disfruto escribiendo y editando, y que también estuve viajando y reuniéndome con profesionales en muchos países. Como los paladines que he mencionado, me gusta pasar tiempo con toda clase de personas: agricultores, estudiantes de doctorado, directores de investigación, elaboradores de políticas. Sé que mis maneras directas no siempre han sido apreciadas, o que para muchos mis argumentos y evidencias son discutibles. Algunos han dicho que soy demasiado apasionado y he aprendido que a la mayoría de los científicos no les gusta el apasionamiento. Pero el apasionamiento no tiene nada que ver con la verdad. Mi meta ha sido lograr que el SICA sea evaluado y comprendido. Para llegar a la verdad, estudiémoslo.

JCT: ¿Es cierto que hay una necesidad obvia de ver qué están haciendo los campesinos?

NU: Los agricultores han cultivado arroz por miles de años. Sin embargo, no deberíamos asumir que todo lo que los agricultores hacen es óptimo. Nuestra experiencia con el SICA muestra que por miles de años los agricultores han estado arando sus campos demasiado, los han inundado en exceso y han utilizado demasiados plantones, desperdiciando agua y semillas y logrando rendimientos más bajos. Millones de agricultores deben haber visto que en las partes más elevadas de sus campos, que tienen mejor drenaje, las plantas de arroz estaban creciendo mejor que en las partes bajas. Los agricultores deberían haberse dado cuenta de que es mejor usar menos semillas, pero no lo hicieron. De manera que respetemos el conocimiento del agricultor, pero no lo idealicemos o aceptemos sin análisis, olvidando que puede contener brechas o errores serios de apreciación. Hay muchas razones diferentes por las cuales los agricultores hacen algunas cosas que no son lo óptimo, tal como sucede con los investigadores o los profesores.

JCT: ¿Ve usted más comunicación e intercambio entre los agricultores una vez que han empezado a usar el SICA? 

NU: Este es otro aspecto que debemos mirar y, si es posible, medirlo. Por ejemplo, tanto en Camboya como en Mali, algunos colegas me han mencionado que los agricultores comprometidos con el SICA se interesan más en compartir sus resultados y, también, en trabajar juntos, lo que los conduce a lograr niveles mayores de acción colectiva y capitalización social. Hasta ahora la evidencia es anecdótica, pero no la descarto. Nosotros también hemos visto el surgimiento de grupos de autoayuda, por ejemplo, en el estado de Bihar, India, donde las mujeres que actualmente usan el SICA y el SICT (los conceptos del SICA aplicados al cultivo del trigo) cooperan entre ellas para mejorar su bienestar doméstico, y están tratando de asegurar un futuro promisorio para sus familias al exigir que sus hijas mujeres asistan a la escuela.

El gobierno de Bihar ha tenido el acierto de trabajar junto con las ONG locales y los resultados son enormes; se expanden más allá de la agricultura, hacia el logro de beneficios sociales. Las unidades domésticas están obteniendo acceso al crédito, hay más empleo local, el trabajo monótono de las mujeres se reduce, los ecosistemas se vuelven saludables. El SICA ha alimentado muchos otros procesos, los cuales van más allá que solo la mejor producción de arroz.

JCT: ¿Cuáles son los siguientes pasos para el SICA?

NU: En nuestra primera –y hasta ahora única– Conferencia Internacional sobre SICA, que se celebró en China en 2002, se decidió avanzar en dos vías paralelas: la investigación científica y las actividades de extensión. Esto difiere de la estrategia habitual, en la que la ciencia se hace primero y los extensionistas difunden lo que los científicos recomiendan. En el SICA se usa un enfoque de “caminar con ambas piernas”, pero la extensión ha avanzado más rápido y ahora la ciencia tiene que ponerse al día. Me gustaría ver que el SICA se esté abordando a través de muchas disciplinas, no solamente la ciencia del suelo y el cultivo de plantas, sino también la economía, la sociología, las comunicaciones, etc. Desde el SICA estamos tratando de converger con otros enfoques agroecológicos como la agricultura de conservación, la agricultura ecológica, el MIP y la agroforestería. Y estamos consiguiendo más inversión privada en SICA. Hoy hay de cuatro a cinco millones de agricultores, la mayoría en Asia, utilizando algunas o todas las prácticas recomendadas de SICA. Es solo una cuestión de tiempo antes de que esta cifra se convierta en 10 ó 20 millones, y luego será 50, hasta 100 millones y más.

Como los resultados se siguen acumulando y difundiendo, se volverá insostenible mantener una posición científica adversa y cada vez más gobiernos y donantes apoyarán la difusión de este conocimiento y estas oportunidades.

Para obtener más información, por favor visite el sitio web: http://sri.ciifad.cornell.edu) o escriba directamente a Norman Uphoff. Correo-e: ntu1@cornell.edu

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