Año: 2009; lugar: Copenhague. Se está realizando la Cumbre del Clima. Arnold Schwarzenegger, el gobernador del estado norteamericano de California, está ahí como orador distinguido, invitado por las Naciones Unidas para dirigirse al pleno.
Muchos de los participantes (yo incluido) nos sentimos un poco confundidos cuando comenzó a hablar sobre su contribución a mitigar el calentamiento global y mencionó que: a) ha empezado a calentar su piscina de tamaño olímpico con energía solar en vez de energía eléctrica y b) ha convertido su flota de camionetas SUV a híbridos. Tal vez aún más sorprendente fue que toda la Asamblea lo ovacionó de pie.
Aparte de lo ridículo de invitar a Schwarzenegger a dirigirse al pleno cuando no se invitó a hablar a ningún agricultor o indígena, peor fue el hecho de que a nadie se le ocurriera cuestionar por qué una familia de dos personas necesita una piscina enorme y utilizar tanta energía (sea renovable o de otro tipo) para calentar 2.500.000 litros de agua.
Nadie cuestionó por qué debe manejar una flota de [media docena o más] autos… Es esta interpretación de lo que es “ecológico y bueno” la que deja perplejos a quienes trabajan con personas que no pueden pagar siquiera un boleto de ómnibus, mucho menos un establo de automóviles.
En mi opinión, su contribución para mitigar el cambio climático y enfriar nuestro planeta, o alimentarlo, es mucho mayor. Es la misma desazón que siento cuando se habla de la idea de una “economía ecológica”, que se vuelve especialmente relevante al pensar en los millones de personas que viven en condiciones muy precarias y cuando pensamos que los economistas supuestamente deben ayudarlos a superar la pobreza.
Definiciones
¿Cómo se define la pobreza? Recuerdo el escolar al que, cuando se le pidió que escribiera acerca de la pobreza, mencionó: “Yo soy pobre así que sé de qué se trata. Mi chofer también es pobre. Mi cocinero es más pobre aún. Mi jardinero también es pobre”.
Si la idea de una “economía ecológica” está relacionada a la pobreza de millones de personas, ¿nos veremos forzados a vivir con otra farsa como la del Sr. Schwarzenegger? Gran parte de las definiciones de pobreza tienen una interpretación monetizada.
Un ejemplo típico es aquella de la Comisión de Planificación de la India, que ubicó el umbral de la pobreza en 27 rupias (0,50 USD) per cápita. Este tipo de cálculo siempre se hace en base de la contribución de uno al PBI nacional. Pero el PBI en sí mismo es otro engaño. Como dice Devender Sharma, “si un árbol está de pie, no contribuye al PBI. Pero en el momento en que se lo corta y convierte en madera comercializable, aporta al PBI”.
De manera que, ¿qué contribuye, y a qué? En otra conferencia de las Naciones Unidas, esta vez enfocada en el tema de Felicidad Nacional Bruta, el ex primer ministro de Bután, Lyonpo Jigmi Thinley, dijo: “Debemos pensar en el bienestar de las personas en términos más amplios. El bienestar material es solo un componente. No garantiza que se viva en paz con el entorno y en armonía unos con otros.
El modelo de desarrollo basado en el PBI que impone un crecimiento sin límites en un planeta con recursos limitados ya no tiene sentido económico. Es la causa de nuestras acciones irresponsables, inmorales y autodestructivas”. Thinley añadió que “El propósito del desarrollo debe ser crear las condiciones, a través de políticas públicas, que permitan a todos los ciudadanos buscar la meta última que es la felicidad”.
“El PBI por sí mismo no promueve la felicidad,” dijo Jeffrey Sachs, un prominente economista del desarrollo en la Universidad de Columbia en Nueva York y también autor del Informe Mundial sobre la Felicidad (World Happiness Report). “El PBI per cápita en los Estados Unidos se ha multiplicado por tres desde 1960, pero el nivel de felicidad no se ha movido. Otros países han seguido otras políticas y han logrado incrementar su felicidad mucho más, aun con niveles menores de ingresos per cápita”. En otras palabras, no deberíamos dejar que el nuevo concepto de una “economía ecológica” siga la lógica de “seguir como si nada”.
Una mirada desde DDS
Sembrar semillas orgánicas
Se está reconociendo cada vez más que solo la adopción de prácticas agrícolas ecológicas y sostenibles puede revertir la tendencia decreciente en la productividad agrícola del estado de Bengala Occidental, India. Una pequeña granja administrada por Birendra Kumar Roy y Paromita Sarkar Roy, en el pueblo de Kamalakantapur, está demostrando que el uso excesivo de insumos químicos y la degradación de la tierra no son la única opción. Su granja orgánica Sakria (“activa” en Bengalí) satisface las necesidades de la familia, es rentable y permite que los niños crezcan en un ambiente libre de contaminación, de químicos y de plaguicidas.
Sabyasachi Roy. Comisión Nacional de Desarrollo del Sector Lechero, Noia, India. Correo-e: sabyaroy@gmail.com
La Sociedad para el Desarrollo de Decán (Deccan Development Society, DDS), una organización de base con la que he estado asociado durante los últimos 25 años, opera en el distrito de Medak en el estado sureño de Andhra Pradesh, justo en el centro de la India semiárida.
DDS trabaja con alrededor de 5.000 agricultoras a muy pequeña escala que pertenecen principalmente a grupos excluidos. Son personas que sufren marginaciones múltiples. En la división urbano-rural, son marginadas como personas rurales.
Al ser pobres, son marginadas en la división económica. Al ser dalits, son marginadas en la división social. Y como mujeres enfrentan una severa marginación en la división por géneros. Trabajar con estas mujeres ha sido un reto.
Hace un cuarto de siglo, nuestro objetivo inicial fue, simplemente, el “alivio de la pobreza”. Pero una vez que comenzamos a escuchar y mirar cuidadosamente a las personas con las que estábamos trabajando, nuestra idea de lo que constituye la pobreza cambió. A partir de esta transformación, hoy miramos a la pobreza desde una perspectiva mucho más amplia, alejándonos de una perspectiva monetaria y acercándonos a otra relacionada con la soberanía; desde una perspectiva de “derechos” a otra de “autonomía”. Esto nos ha guiado hacia sistemas de producción de alimentos autónomos y controlados por la comunidad, sistemas de salud autónomos, mercados autónomos y medios de comunicación autónomos.
¿Cómo se relacionan estas actividades con la pobreza? Ahora es cuando quisiera regresar a la definición de pobreza. En un área rural, si una mujer de una comunidad dalit puede cubrir sus necesidades alimentarias y de salud de una manera satisfactoria; si logra ser miembro de un mercado autónomo establecido por su grupo, y si puede declarar sus puntos de vista en el espacio público a través de una estación de radio comunitaria y hacer sus propias películas a través de iniciativas como el Colectivo de Video Comunitario, ¿debería decirse que vive en la pobreza solo porque sus ingresos diarios son menores que los clásicos 2 USD diarios? Por el contrario, si gana 3 USD al día pero depende totalmente de un mercado externo para sus alimentos, nutrición o cuidados de salud, y no tiene un espacio para expresar sus puntos de vista y opiniones, ¿podría considerarse que esa mujer ha escapado de la pobreza?
Este es el análisis que me lleva a afirmar que las pequeñas agricultoras con las que trabajamos han escapado de la pobreza. En términos de producción y consumo de alimentos son agricultoras de pequeña escala con parcelas de un tamaño promedio de alrededor de dos acres (0,8 hectáreas). En esta parcela han adoptado sistemas biodiversos de agricultura y pueden producir todos los cereales, legumbres y semillas oleaginosas que necesitan para el consumo de todo un año. En la actualidad:
- el consumo per cápita de una familia promedio es de 500 gramos de cereal y 50 gramos de legumbres. Según el último censo económico de la India, estas familias comen 20% más cereales y 40% más legumbres que el resto de la población;
- en términos de dinero gastado, casi el 85% de estas familias gastan menos de 100 rupias (1,83 USD) por persona por mes en alimentos (comparados con las 400 rupias (7,34 USD) per cápita en los hogares rurales del estado de Andhra Pradesh), ya que la mayoría de ellas produce sus propios alimentos. De tal manera que, por cada hogar de cinco miembros, las familias DDS están ahorrando (¿ganando?) 1.500 rupias (27,53 USD). También venden casi 70% de las legumbres producidas en sus granjas y 60% del forraje, obteniendo un ingreso adicional;
- todas las comunidades DDS han establecido su propio Sistema Público de Distribución. Cultivan sorgo nutritivo que está cultural y agroecológicamente adaptado a las condiciones locales. A través de este sistema, no solo cuidan a las familias pequeñas y marginales de agricultores, sino también a las personas que no poseen tierras en sus comunidades. Hace algunos años, hicieron un mapeo de hambre de sus pueblos: descubrieron quiénes eran los menos afortunados entre sus habitantes e iniciaron cocinas comunitarias para ellos. De receptores de alimentos a proveedores de alimentos.
También podemos decir que la agricultura no depende de fertilizantes y plaguicidas caros. Utilizan estiércol de granja, biofertilizantes producidos en el hogar y otras formulaciones botánicas fabricadas al interior de la familia para cuidar las plantas y garantizar su crecimiento. Todas las semillas son propias, almacenadas año tras año. Como no gastan en semillas, fertilizantes y plaguicidas, ahorran un promedio de 2.000 rupias (36,70 USD) por acre (0,4 ha) por temporada. No utilizan fuentes externas de energía, no producen gases de efecto invernadero y mantienen un balance energético sano.
En términos de sus sistemas de salud, cada comunidad tiene su propio agente de salud, quien la mayoría de las veces es voluntario. Esta persona normalmente cura todas las enfermedades menores en su comunidad y cualquiera puede tener acceso a ella. No cobra por los servicios que ofrece. Prepara solo medicinas a base de hierbas.
Durante la última década, los agentes de salud DDS han ahorrado a su comunidad de 50 pueblos hasta 7.5 millones de rupias (137.652,60 USD) por año. Además, las comunidades han cultivado hierbas medicinales en 29 parcelas de tierras comunales, cada una de ellas con más de 50 especies de plantas, cada una de las cuales tiene una cualidad medicinal. Todos los miembros de la comunidad tienen acceso a estos terrenos y sus plantas para preparar sus propias fórmulas. No se cobra por ello.
En cuanto a las opciones de mercado, las comunidades DDS tienen su propio mercado, el “Mercado de las Desempleadas”, un mercado cooperativo liderado por un comité de 11 mujeres que toman todas las decisiones democráticamente, incluyendo aquellas sobre los precios que se pagan a los agricultores que les suministran productos. Cada miembro de este mercado tiene el privilegio de recibir 10% más que en los mercados externos por cada uno de los productos que vende al mercado. También recibe un descuento del 10% en cada compra que hace. ¡Cada año la cooperativa incluso distribuye dividendos!
Casi 80% de las mujeres DDS están dedicadas a algún tipo de “ecoempresa”, en cuyo centro están los animales que crían. Cada familia tiene una cabra o un búfalo, un buey y por lo menos media docena de pollos (o una combinación de todos estos). Sus ganancias por la venta de leche y carne promedian cerca de 2.500 rupias (45,88 USD) mensuales.
Además, el ganado es una importante fuente de abono. La mayoría de las familias producen biofertilizantes (un promedio de 1,5 toneladas por año, vendidas a casi 6 rupias, 0,10 USD, por kilo). El ganado produce casi 6 toneladas de estiércol de granja: un ahorro de hasta 1500 rupias, 27,53 USD, por año). Finalmente también podemos decir que, desde 1990, las comunidades DDS han sembrado más de un millón de árboles en alrededor de 35 ubicaciones, creando bosques vecinales (o “tierras para la comunidad”). Estos bosques tienen más de 80 especies de plantas cada uno, y de ellos las familias consiguen forraje, frutas, leña y madera).
Una alternativa válida
Estoy mencionando todos estos factores para subrayar el hecho de que DDS ha elegido ir más allá del clásico modelo de “generación de ingresos”, esforzándose por trabajar en armonía con las percepciones ecológicas de una comunidad.
Innovando en el almacenamiento de aguas pluviales
La respuesta, tanto de los gobiernos como de los científicos, a la escasez de agua y la recurrencia de sequías ha implicado la búsqueda de soluciones basadas en megaproyectos como las represas de alto costo. Pero existe una solución mucho más simple, eficaz y eficiente: la estrategia de “atrapar el agua donde cae”. En Rajkheta, un pueblo en el estado de Chhattisgarh, India, la organización no gubernamental Sarguja Gramin Vikas Sanstham (SGVS) ha estado probando diferentes ideas innovadoras a pequeña escala para mejorar los regímenes de aguas subterráneas y de esta manera mantener los modelos de vida de los pobladores locales. Estas ideas fueron parte de una serie de actividades para el manejo de la cuenca impulsadas por la comunidad, enfocadas en el manejo del agua, la conservación del suelo, el desarrollo agrícola y, finalmente, el empoderamiento de las personas.
Hasrat Arjjumend Consultor, Bhopal, India
Correo-e: prc_hasrat@sify.com
Una versión completa de este artículo fue publicada en LEISA India, vol. 5, no.2 (junio 2003).
Esto ha contribuido a que este distrito se convierta en un oasis agroecológico en la región, reconocido ahora como Patrimonio de Agrobiodiversidad por la Autoridad Nacional de Biodiversidad. En este proceso nuestro trabajo no solamente ha mejorado la seguridad alimentaria y nutricional de estas comunidades, sino que les ha permitido vivir con dignidad y honor, comprendiendo y confiando en el rol ecológico que están cumpliendo.
Mientras no puedo recordar ningún obstáculo mayor, hay varias razones detrás de nuestro éxito, empezando por el hecho de que DDS ha mantenido un perfil muy bajo desde el inicio. DDS siguió la agenda establecida por las mujeres y nunca intentó establecer su propia agenda.
Nunca intentó “representar” a las personas con quienes trabajaba. Las personas se representaron a sí mismas. Por lo tanto, las luchas fueron emprendidas por las comunidades y ganadas a base de su propio esfuerzo. Lo que pudo haber trabajado en contra de DDS fue que no se involucró con las secciones ricas y poderosas de las comunidades. Pero para cuando estos grupos se dieron cuenta de que la fuerza que las mujeres estaban adquiriendo podía trabajar en su contra, ya era demasiado tarde. Las mujeres se habían empoderado.
Para concluir quisiera decir que, sin metas mercantilizantes, nuestro trabajo ha demostrado que es posible aumentar el bienestar de las comunidades rurales y superar la pobreza. Como dice Nagamma, un adulto mayor, de 70 años, del pueblo de Tekur, el alivio de la pobreza en las áreas rurales “debe ser como un río. Otras organizaciones son como ríos en el monzón que irrumpen en el paisaje, fluyen con fuerza y desaparecen en algunas semanas. Nosotros fluimos llenos y en calma, llevando vida a todo nuestro alrededor”. ¿No debería ser esta la meta de una verdadera “economía ecológica”?
P.V. SatheeshDirector de la Sociedad de Desarrollo de Decán, Andhra Pradesh, India
Correo-e: satheeshperiyapatna@gmail.com