Estas ideas fueron parte de una serie de actividades para el manejo de la cuenca impulsadas por la comunidad, enfocadas en el manejo del agua, la conservación del suelo, el desarrollo agrícola y, finalmente, el empoderamiento de las personas.
Al inicio del proyecto se realizaron ejercicios participativos para ayudar a las personas a comprender que el agua no es necesariamente escasa, sino que no es explotada y está mal manejada. En la siguiente etapa se probaron varias intervenciones técnicas.
Trabajos para la conservación del suelo como la construcción de barreras de contención en las granjas y la formación de canales mejoraron las condiciones del suelo y el régimen del agua. Más de 100 hectáreas de tierras en barbecho se convirtieron en campos de arroz. Un canal amplio con forma de luna creciente ayudó a recuperar alrededor de 50 hectáreas de erial arenoso que estaban abandonadas. Se construyeron represas de enrocado para disminuir el nivel de escorrentía. Ya en el primer año, las lluvias del monzón llenaron los reservorios y el flujo de agua se detuvo en los campos cultivados con barreras de contención. Un arroyo que solía vaciarse después del monzón se volvió gradualmente en un arroyo permanente.
Para detener la erosión del suelo y propiciar que el agua de lluvia permanezca en el área, SGVS comenzó a trabajar en 65 hectáreas de bosques, en colaboración con el Departamento Forestal local.
Esto involucró a los miembros de la comunidad en actividades como relleno de cárcavas, construcción de zanjas escalonadas y construcción de barreras en los contornos de las áreas boscosas. También construyeron una microrrepresa de enrocado aguas arriba de la nala Bajamara. Además, una alcantarilla para posibilitar el almacenamiento de agua, contribuyendo aprevenir que se inunde la carretera de enlace. Finalmente, se trabajó en renovar el estanque que yacía muerto en el pueblo, transformándolo en una fuente agua para el ganado y la piscicultura.
El impacto de estas actividades se vio durante el primer año del programa. El nivel de las aguas subterráneas ha subido cada vez se almacena más. Esto ha motivado a los agricultores a sacar el agua para beberla y para usarla en el riego. Ha habido un cambio considerable en la intensidad del cultivo en la región. Durante los primeros tres años, el área neta sembrada llegó a ser del 50% del área total de tierras. El patrón de cultivos en el pueblo también cambió. Además de los cultivos alimenticios, los agricultores comenzaron a producir vegetales. Simultáneamente, el rendimiento de los cultivos también aumentó, aunque no se hizo ningún esfuerzo especial para lograrlo.
Hasrat ArjjumendConsultor, Bhopal, India
Correo-e: prc_hasrat@sify.com
Una versión completa de este artículo fue publicada en LEISA India, vol. 5, no.2 (junio 2003)