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Queridos lectores de LEISA, soy el afortunado ganador del sorteo entre los suscriptores de Perú de nuestra revista. Primero desearía expresarles mi gran sorpresa al saber que gane el viaje a Cuba tan anhelado, que me sirvió de mucho, especialmente para mis estudios (curso el programa profesional de ingeniería agronómica en la Universidad Católica de Santa María, en Arequipa). En Cuba me guió Fernando Funes Monzote con la colaboración de su padre, Fernando Funes Aguilar, ambos reconocidos agroecólogos, y de Carlos Arteaga.

La primera visita fue a la Unión Básica de Producción Cooperativa (UBPC) administrada por Miguel Salcines, de 10,4 hectáreas.

La Sra. América Alarcón en su puesto de venta de sus propios productos
Foto: autor

Ahí se producen alimentos agroecológicamente (tomates, habichuelas, caña de azúcar y moringa). El manejo del área de siembra fue una de las cosas que más me llamó la atención: de una hectárea se siembra tan solo el 65%, dejando adecuados márgenes y espacios para el tránsito. Todo producto que por apariencia no se destina a la venta directa, pasa al área de agroindustria. Un arduo trabajo de la UPBC es la producción de micorrizas, las cuales se inoculan principalmente en el cultivo de brachiaria. Otro aspecto importante es el mejoramiento de las propiedades físico-químicas del agua de riego mediante el uso de magnetizadores en las tuberías. También usan el manejo integrado de plagas (MIP) y emplean soluciones a base de fermentados de plantas repelentes de insectos. Reproducen controladores biológicos como coccinelidos, crisopas, trichogramma, etc. Todas las técnicas y experiencias empleadas son sorprendentes, considerando que esta UBPC está dentro de la ciudad, rodeada de edificaciones.

Recibe visitas, tanto de estudiantes como de profesionales de Cuba y del extranjero. En la segunda visita conocí diversos puestos de venta de alimentos, mercadillos y mercados dentro del Vedado, una zona de La Habana. En cada uno de ellos observé diferentes productos y niveles de precios. Las UBPC abastecen a los pequeños y medianos mercados, que es donde la mayoría de personas compra sus alimentos. La tercera visita fue a la Estación Experimental Indio Hatuey, en Matanzas (a unos 250 km de La Habana), que tiene 300 hectáreas bajo manejo agroecológico. Aquí es donde Fernando Funes Monzote trabaja como investigador. El área experimental la dedican a la investigación y producción de hortalizas con una gran área para policultivos en franjas. Actualmente realizan investigaciones con moringa (Moringa oleifera). Algo característico es que en cada cama de cultivo usan marigold (Tagetes erecta), planta repelente de algunos insectos.

A Indio Hatuey llegan estudiantes de pre y posgrado de todas partes del mundo. De ahí pasé a la finca de Omar Gonzales, productor de frutales y hortalizas y criador de porcinos de manera sostenible, quien además realiza trabajo de investigación sobre la moringa. Omar aplica a sus terrenos humus de lombriz que él mismo produce. La cuarta visita fue al Patio Integral de media hectárea que conduce América Alarcón. Aquí se cultivan camas debido a las fuertes lluvias que se presentan en otoño e invierno. El riego es por microaspersión. América se dedica principalmente a la producción de olerizas, plantas aromáticas y algunas frutas. En cada cantero hace rotación de cultivos con el fin de que las raíces aprovechen al máximo los nutrientes en diferentes profundidades del sustrato y ella misma vende sus productos al público en el Patio Integral, antes abandonado y en escombros, y hoy adecuado para la producción orgánica de alimentos.

La última visita fue al organopónico INRE 1 (administrado por Roberto Pérez, de 0,18 hectáreas, produce hortalizas de hoja con un promedio de 600 a 800 lb/cama) y a la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF), donde el coordinador de proyectos agroecológicos, Fernando Funes Aguilar, me llevó a conocer una experiencia de permacultura en el medio urbano, conducida por Justo Torres. Allí se utiliza una técnica de cultivo para espacios reducidos: agricultura ‘en niveles’, en la que se emplean diferentes tipos de recipientes como soporte del sustrato (llantas usadas, tinas, etc.) y donde misma ’cama‘ puede albergar hasta cuatro niveles: en el inferior se produce calabaza (la que llega hasta el piso); en el segundo, hortalizas (al nivel de la cama); en el tercero, limones, y en un nivel superior, habichuelas. En las mismas tinas de cultivo se elabora compost, por lo que sus exudados pasan directamente al sistema radicular de la planta.

Todo esto en un área aproximada de tres metros cuadrados. Es increíble que todo esto se produzca en el techo de la casa. Además del beneficio económico por la venta de los productos, hay otros, como el que las plantas hacen sombra, lo que baja entre 6° y 8°C la temperatura del techo, algo muy grato para el calor sofocante del verano en Cuba. Pero también hay una complicación: el techo tiene que soportar mucho peso y exceso de humedad, por lo que se deben colocar las camas en lugares estratégicos de la estructura que soporta la casa e impermeabilizar el techo.

Pude ver todo esto en las cinco visitas que realice durante mi corta estadía en Cuba: interesantes experiencias de agricultura urbana agroecológica, de cooperativas de producción, de instituciones que fomentan y se dedican a una producción agropecuaria sostenible y de productores que toman la iniciativa de hacer investigaciones por su cuenta y que luego comparten sus experiencias. Deseo agradecer a quien indirectamente hizo que pudiera ganar el sorteo de este viaje, Jorge Salinas Olivares, profesor en la Universidad Católica de Santa María; él nos motivó a suscribirnos a LEISA. También agradezco a Teresa Gianella, Teobaldo Pinzás y a Cecilia Jurado, responsables de LEISA, por su orientación. En especial, a Fernando Funes Monzote, Fernando Funes Aguilar, Carlos Arteaga, y a sus familias, por su acogida y por brindarme su tiempo para las visitas. También a los productores e investigadores que compartieron sus experiencias conmigo. Por último, a mis padres, familia y amigos, que velaron por mí desde Arequipa.

Diego Samanez
Correo electrónico: die_go_sam@hotmail.com

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