abril 2011, Volumen 27, Número 1
Una nueva generación de agricultores: la juventud campesina

Los jóvenes quechuas lamas y la agricultura sostenible

RIDER PANDURO MELÉNDEZ | Página 14-17
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La región de San Martín, ubicada en la Amazonía alta del Perú, según las informaciones censales tenía 161.763 habitantes en 1961; en 1986 alcanzó la cifra de 705.799, y actualmente su población es de 800.000 habitantes aproximadamente. En 50 años la población casi se cuadriplicó debido a una gran migración procedente de las zonas de sierra andina, lo que ha producido un proceso de deforestación de grandes proporciones.

Comunidad quechua de Pucallpa y centro poblado de San Miguel de Río Mayo

La población nativa es un 10% de la población total y está compuesta por los awajún o aguarunas, los quechuas lamas y los shaui o chayahuitas. Estos pueblos tienen un conocimiento profundo sobre su ambiente y el cuidado de la naturaleza (Rengifo y otros, 2008: 38).

La gente joven constituye el 28% de los habitantes de la región, de este porcentaje el 39% es población rural que está directamente vinculada a la agricultura, y es en el marco de esta realidad regional que la juventud nativa quechua lama, con la vitalidad y dinámica que les caracteriza y la sabiduría que les transmiten sus mayores, mantiene y recrea su cultura ancestral, lo que hace sostenible su agricultura y con ella una gran diversidad de cultivos nativos. La dinámica actual de los jóvenes quechuas busca el restablecimiento y recreación de su cultura y agricultura en los nuevos escenarios.

La población juvenil de la comunidad de Pucallpa
Pucallpa, en la cuenca media del río Mayo, a tan solo 30 km de la ciudad de Tarapoto, capital de la región, es una pequeña comunidad –característica de la amazonía alta– que cuenta con 15 viviendas, habitada por 20 familias del grupo étnico los tapullimas de la familia lingüística quechua lamas, de modo que su idioma matriz es el quechua, pero también se expresan en español para relacionarse con otras poblaciones.

En la comunidad viven 95 personas, de las cuales el 67% son jóvenes. El 44% de estos jóvenes ha formado su familia y cada una de ellas tiene, en promedio, dos hijos. El 95% de los jóvenes varones ha culminado sus estudios oficiales de primaria, en cambio la mayoría de las mujeres jóvenes no ha llegado al tercer grado de educación primaria.


Gráfico 1. Porcentaje promedio de los componentes de los agroecosistemas familiares tradicionales en las comunidades

En la comunidad habitaban, antes de 1980, aproximadamente 30 personas en un espacio de 90 hectáreas, lo que significaba una densidad poblacional de tres hectáreas por habitante. Esta población creció considerablemente durante estas tres últimas décadas, hasta alcanzar una densidad de 0.9 hectáreas/habitante. La juventud de Pucallpa se trasladó a la zona que está al frente de la comunidad de Pucallpa, y ha adquirido terrenos en las partes medias y altas de San Miguel del río Mayo, en la margen derecha del río.

Toda la agricultura que ellos practican es de roza, tumba o corte del bosque y quema, con dos épocas marcadas de siembras y cosechas, divididas en campañas chica y grande dependiendo de la intensidad de las lluvias, pero existen cultivos que se siembran y cosechan todo el año. Toda esta agricultura es de secano y en suelos de ladera. Practican la agricultura de rotación que permite la regeneración de los bosques naturales. El área de bosque en rotación, incluyendo las chacras, es de ocho a 18 hectáreas. Este tipo de agricultura era saludable en contextos donde las familias tenían más de 20 hectáreas de terreno, lo que permitía la regeneración suficiente de los bosques luego de dejar la parcela en descanso, pero con el incremento de la población dedicada a la agricultura esta estrategia pone en riesgo la existencia de especies forestales maderables valiosas, así como la de otras especies no maderables como son las especies medicinales, los árboles frutales silvestres y los cultivos nativos, como son las raíces del dale-dale, la sachapapa (Discorea trifida), la ricacha (Arracacia xanthorhiza Bancroft), etc.

25 años de ‘aportes’ externos
Los jóvenes de esta comunidad han nacido y se han formado en el boom de los cultivos comerciales de maíz amarillo duro y algodones nativos, que se dio entre 1980 y 2000, pero ahora viven del boom del café y el cacao. Estos jóvenes, generalmente se trasladan de las zonas bajas hacia las zonas altas y medias, pues estas últimas son aptas para cultivar cacao y café, siendo la razón por la cual cada vez en las zonas de ocupación antigua se produce menos. Al abrir nuevas áreas para los cultivos comerciales se continúa con la deforestación de la selva alta.

Es cierto que el cacao y el café son cultivos estables y generan ingresos económicos significativos a las familias campesinas; sin embargo, al sembrarse de modo denso y en extensiones grandes y con pocas variedades –solo dos o tres variedades de café y cacao, con una o dos especies permanentes como sombra– estos cultivos desplazan la diversidad biológica nativa de cultivos y especies forestales, frutales y medicinales, generando la disminución de mano de obra necesaria para el cuidado de esta diversidad.


*USD 1 equivale a 2,78 nuevos soles (moneda nacional del Perú).

Además, estos dos cultivos comerciales son muy contaminantes durante el proceso de poscosecha. Los ingresos en dinero que estos cultivos generan para los productores son causa de su dependencia de productos industriales para su alimentación, los que además deterioran el ambiente por los envases de plástico, vidrio, metal y otros residuos inorgánicos con los que se expenden. En promedio, cada una de estas jóvenes familias campesinas tiene actualmente de 10 a 20 hectáreas, un área de cultivo que para una familia de la selva alta amazónica con dos o tres hijos es relativamente poca. En estas áreas, cada familia tiene instaladas de una a tres hectáreas para cultivar café, y en proceso de instalación un poco menos de una hectárea (0,75 en promedio) para el cacao. Cada año las familias abren una o dos hectáreas para cultivos anuales y semipermanentes como maíz, frijol, algodón, hortalizas, raíces y plátanos. Como se aprecia en el cuadro 1, los principales cultivos para la venta les generan ingresos anuales, pero es importante señalar que también obtienen ingresos provenientes de la venta de otros cultivos y de animales menores, así como por su empleo como mano de obra.

El joven campesino, Vidauro Sinarahua Sangama, agente municipal de la comunidad de Pucallpa, Lamas, en una visita a un campesino sabio de la Región, manifiesta: Quiero felicitar al señor Pedro Mas Yoplac, que nos está dando el ejemplo cultivando la tierra. Creo que si cada uno con su familia nos ponemos de acuerdo, podemos comenzar a conservar nuestros bosques y aguas, porque nuestras aguas fluyen de nuestros bosques. Nunca más deforestar, sino más bien reforestar y seguir diversificando nuestras chacras, seguir aumentando y cuidando nuestras semillas. Yo desde aquí invoco a los compañeros campesinos a cambiar de actitud, ya no destruir, sino conservar para las nuevas generaciones, y seguir este lindo ejemplo del señor Pedro, que todos los días siembra una semilla nueva. Llevemos a nuestras comunidades estas experiencias y empecemos a sembrar nuestras plantas medicinales, nuestras plantas forestales, frutales y a nuestros animales silvestres que tenemos, ya no destruirles. Me voy contento a promover y a incentivar a nuestros wawkis (hermanos).

Es en este contexto que se realizan los proyectos para recuperar la ecología y el bienestar de las familias campesinas, cuyo proceso se desarrolla en tres fases:

• en la primera fase, comprendida en el periodo entre 1991 a 1993, los padres de los que ahora son los jóvenes de la comunidad de Pucallpa –que entonces tenían entre ocho a 13 años de edad– participaron en un proyecto de desarrollo rural integral de la subcuenca del Bajo Mayo, con comunidades nativas y no nativas. Un componente de este proyecto era la agroforestería. La forestería no ha sido plenamente asumida por algunos campesinos, pero los que lograron sembrar y cuidar los árboles han obtenido ingresos por la venta de árboles como madera. Las actividades se desarrollaron, principalmente, con recursos materiales y conocimientos externos

• en la segunda fase, comprendida entre el periodo de 1998 al 2000, se continuó con la participación de los padres de estos jóvenes –cuya edad está entre 18 a 30 años– y ya algunos de ellos han asumido cargos en la organización comunal, de modo que ahora participan en las decisiones que se toman con relación a los proyectos. Este proyecto ha posibilitado la ampliación de la siembra de especies forestales tanto en cantidad como en diversidad de especies, algunas de ellas en peligro de extinción. La recuperación de los saberes asociados a la conservación de cultivos nativos y la recuperación de las diversas semillas, han sido otros logros del proyecto

• en la tercera fase (2009) participaron todos los jóvenes, con el acompañamiento de sus padres y abuelos. La propuesta consistió en el Fomento de Iniciativas de Afirmación Cultural (FIACs), que están relacionadas a los diversos oficios que practican las comunidades y familias campesinas nativas y no nativas, pero que se caracterizan por estar íntimamente relacionadas a la conservación y uso sostenido de la biodiversidad. Lo interesante es que estas iniciativas surgen de los propios intereses de la población campesina y con la decidida participación de todos los jóvenes de la comunidad. A partir de ellas se continúa la siembra de especies forestales y frutales para incrementar la diversidad y el número de árboles y que ayuden a la regeneración de los bosques familiares.

Dinámica actual de los jóvenes quechuas
Los quechuas lamas son parte de poblaciones con una cultura itinerante y que, hoy en día, con la vitalidad de sus jóvenes, continúa su dinámica en estos paisajes de ladera. Los jóvenes nativos de Pucallpa están recuperando los espacios de regeneración de sus medios de vida y de su cultura.

El uso vertical de los pisos ecológicos
Actualmente ocupan tres zonas agroecológicas, lo que les permite diseminar, vigorizar e incrementar la diversidad agrosilvícola nativa y no nativa:

• la zona baja o zona cálida, cercana al río Mayo, donde está ubicada la comunidad, es un lugar de vida antiguo y el espacio que más presión ha sufrido, con el consecuente deterioro de sus suelos. En esta zona se cultivan variedades de plantas, algunas porque son propias de estos lugares y otras por adaptarse a una zona con pocas precipitaciones pluviales, como lo son el frijol, plátano, algodón de color, los frutales y el maíz

• la zona media, ubicada a dos horas del centro poblado de San Miguel, en la margen derecha del río Mayo, es la zona más fértil que tiene esta población juvenil de Pucallpa, ya que cuenta con suelos arcillosos –rojos y negros– poco presionados. Aquí los rendimientos son mayores y se cultivan, además de las variedades de la zona baja, otras variedades de frijoles nativos, y también los plátanos comunes que permiten hasta 20 años de cosecha. Esta zona produce además variedades de maní, arroz de secano, hortalizas y verduras, raíces y tube rosas y gran diversidad de maíz. Es la zona productora de cacao

• la zona alta, a más de 800 m.s.n.m., donde el clima es templado y las precipitaciones superan los 1.000 mm/año. Los suelos son arenosos y de colores negro y amarillo, con tendencia a la acidificación. Aquí ya no producen los cultivos de las zonas más bajas, pero se cultivan muy bien las raíces y tuberosas. Este es el espacio del café.

Rasgos culturales que hacen sostenible su agricultura
La red de caminos, denominada ‘los caminos de las semillas’, vincula a los bosques, chacras, comunidades, familias, ríos y minas de estas tres zonas agroecológicas y también de muchas otras a las que tienen acceso las jóvenes familias campesinas quechuas lamas, gracias al parentesco ampliado que han formado. Esto evidencia la intensidad de las relaciones familiares –comunales e intercomunales– que constituyen la organización tradicional en sus diferentes niveles, algo que posibilita el intercambio y, con ello, el sostenimiento de las diversas semillas y del saber relacionado a ellas, base de la sostenibilidad agrosilvopastoril nativa.

La participación y el fortalecimiento de la organización de la población juvenil de Pucallpa se sustenta en sus festividades y rituales tradicionales, en el desarrollo de sus asambleas comunales, en sus trabajos comunales y en el desarrollo de la reciprocidad a través de mingas y choba-chobas (ver: R. Panduro en LEISA 19-4, abril 2004, contratapa). En estas actividades interviene toda la familia ampliada y son lideradas por los jóvenes.

Estas jóvenes familias de campesinos quechuas lamas continúan con parcelas agrícolas relativamente pequeñas, en comparación con las extensas parcelas abiertas en el bosque por las familias de inmigrantes. Lo importante es que en las parcelas de las familias jóvenes siempre hay diversidad de especies silvícolas, nativas y no nativas, así como gran variedad de cultivos.

Las dificultades y algunas alternativas
Es importante manifestar que los saberes nativos se mantienen, pero de modo disperso. El agroecosistema y la biodiversidad están en proceso de deterioro. Los jóvenes están muy distraídos con los cultivos comerciales, pues tienen que afrontar gastos para la educación escolar de sus hijos, la vestimenta y la salud. La promoción de los cultivos comerciales contribuye a disgregar las formas de participación comunal ancestral. Sin embargo, la dinámica emprendida por los jóvenes de la comunidad de Pucallpa es importante porque promueve la transmisión de los saberes sobre el uso intensivo de la tierra, compatible con la conservación de la naturaleza en el contexto actual de presión demográfica y crisis climática. El buen uso de la tierra es algo que se puede lograr facilitando el cambio de la agricultura itinerante de roza, tumba y quema por una más estable de tipo huerto.

La recuperación de las especies, el conocimiento de su conservación y la promoción de la chacra-huerto como tecnología de ‘hallazgo’ campesino en los nuevos contextos de presión demográfica, facilitará la dinámica de este proceso que se sustenta en su modo de transmisión ‘cara a cara’ de los saberes y mensajes, que sigue siendo lo más aceptado y adecuado para mantener los aspectos centrales de vida de los quechuas lamas. En este modo prima el diálogo y la conversación, con la fuerza que tiene la palabra. La escritura y los medios instrumentales modernos son menos usados.

Rider Panduro Meléndez
Jr. Leoncio Prado N°750, San Martín-Perú
Correo-e: riderpm@hotmail.com
chobachoba@terra.com.pe

Referencias
– Rengifo, G. y otros. (2008). Sembrar para comer: Experiencias institucionales de acompañamiento a comunidades indígenas kechua-lamas. Waman Wasi/PRATEC. 55 págs. Lima, Perú.
– Diplomado en: “Biodiversidad y Saberes Interculturales”. Documento s/f. Propuesta: PDRS/GTZ. 2010.

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