diciembre 2010, Volumen 26, Número 4
Interactuar para aprender, aprender para innovar

Medir la lluvia y observar los campos: aprendizaje agrometeorológico en Indonesia

YUNITA T. WINARTO, KEES STIGTER, ESTI ANANTASARI, HESTU PRAHARA Y KRISTYANTO | Página 15-17
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Explicando el proceso de evaporación y respiración / Foto: Yunita Winarto

Los agricultores en Indonesia son conocidos por ser buenos observadores de sus propios campos y hábitats. A sus formas de saber y al conjunto de los conocimientos locales se les denomina ilmu titèn (‘la manera de realizar observaciones cuidadosas y detalladas, con resultados memorables’). Pero, parece que ante los cambios del clima, los indicadores tradicionales (pranata mangsa) han dejado de ser los adecuados para decidir cuándo sembrar. La discusión sobre los indicadores fue un tema principal de discusión en la Escuela de Campo para el Clima (Climate Field School – CFS) en Guningkudul, cerca de Yogyakarta, y ahora, todos los agricultores que participaron saben que el cambio climático está influyendo en su vida cotidiana.

Aprendizaje agrometeorológico en Gunungkidul, Yogyakarta
En noviembre de 2008, un grupo de investigadores de antropología y otras disciplinas de la Universidad Gadjah Mada, en Yogyakarta, visitó Guningkudul como parte de su trabajo etnográfico de campo. El grupo, junto con un agrometeorólogo visitante, recomendó a los agricultores participantes de la Escuela de Campo para el Clima continuar con las observaciones para entender mejor los cambios que estaban experimentando en su entorno. Como los agricultores no tenían medios confiables para medir las precipitaciones, se compraron pluviómetros con escalas calibradas que se distribuyeron entre los agricultores. El grupo de investigación asesoró a los agricultores a definir dónde ubicar los pluviómetros, cómo instalarlos y usarlos para medir las precipitaciones y qué era lo que deberían observar en sus campos. También los investigadores ayudaron a los agricultores para el seguimiento de sus mediciones y observaciones.


Una agricultora observa los registros del pluviómetro
Foto: Yunita Winarto

La medición diaria de las precipitaciones y las observaciones de campo se iniciaron en noviembre de 2008 y siguieron hasta julio de 2009. Durante esos ocho meses hubo una continua reflexión y evaluación entre los agricultores y los investigadores. Ir al campo muchas veces durante la temporada de siembra es común entre los agricultores, pero ir todas las mañanas a una hora predeterminada y tomar nota de lo que se mide, además de observar, eran nuevos hábitos a los que debían acostumbrarse. La consistencia implicaba esfuerzos adicionales y una disciplina que al inicio no siempre se cumplía. Los agricultores tampoco se sentían muy felices de realizar observaciones sin compensación alguna por su tiempo y la gasolina para sus motocicletas. También, eso de llevar libretas y lapiceros al campo para anotar mientras observaban era una práctica nueva. Los investigadores se dieron cuenta de que no todos los participantes anotaban los datos inmediatamente después de registrar los datos del pluviómetro y observar los campos; confiaban en su memoria y escribían sus anotaciones en casa. Llenar las fichas de datos fue otra tarea que debieron aprender.

Para los investigadores, preparar las fichas para que los agricultores registren los datos de sus observaciones de una manera simple, fue un nuevo reto. Lo que debería observarse, así como el diseño de la hoja, cambió varias veces por la continua evaluación y comentarios críticos de los mismos agricultores.

Aprendizaje en ambas direcciones
Al estar haciendo trabajo de campo, los investigadores pudieron acompañar a los agricultores todos los días y hacer un seguimiento de cómo realizaban sus mediciones y observaciones. El diálogo diario entre agricultores e investigadores fue directo e intenso. Ambas partes aprendieron mucho en el proceso y pronto notaron el entusiasmo de los agricultores cuando podían relacionar la caída de las lluvias con la cantidad de agua retenida en el pluviómetro. Además, podían observar directamente la relación entre los valores numéricos registrados en el pluviómetro con la humedad del suelo y el crecimiento de los cultivos. La clasificación de la lluvia con palabras de la taxonomía local se fue enriqueciendo gradualmente con la incorporación de valores numéricos, mientras que el enfoque cuantitativo de los investigadores se enriqueció gracias a las expresiones locales de las características de las lluvias y de sus impactos (Cuadro 1).


Cuadro 1. Clasificación de las características de la lluvia y de su impacto en el suelo

El aprendizaje de los agricultores y el nuestro no terminó con esto. Cuando ya había empezado la temporada seca de 2009, un fenómeno poco usual se produjo: comenzó a llover persistentemente hasta junio. Al no haber recibido información oficial de la presencia del fenómeno de La Niña en 2008/09, los agricultores no tenían estrategias apropiadas de supervivencia para afrontar esas condiciones. Varios cultivos, tales como el tabaco, chili y un grano recientemente introducido llamado koro, fueron dañados. La combinación de factores tales como condiciones climáticas inesperadas, información precisa de las precipitaciones y sus impactos directos sobre los cultivos y los campos, y las referencias del saber tradicional de los agricultores, dieron como resultado una experiencia de aprendizaje valioso para las dos partes. Como los agricultores mismos han señalado, con lo aprendido tienen ahora mayor capacidad de anticiparse a condiciones climáticas similares, siempre y cuando puedan contar con información oficial en forma de un pronóstico del tiempo confiable.

Agrometeorología y manejo del agua, más que mediciones
Durante las visitas del agrometeorólogo se explicaron y debatieron los gráficos de distribución de las precipitaciones, registrados en los puntos de observación, y su relación con la información del agrometeorológica recogida por los agricultores.

Las inundaciones durante las épocas de fuerte lluvia y la escasez de agua durante las largas sequías, fueron identificadas como situaciones que hacen muy vulnerables a estos agricultores, ya que cultivan en ecosistemas áridos y condiciones de secano donde no son comunes los sistemas de drenaje ni de almacenamiento de agua en los campos.

Desafortunadamente, la sugerencia de los investigadores para construir colectivamente sistemas de drenaje y estanques de almacenamiento durante la época de fuertes lluvias no ha sido emprendida hasta el momento. La construcción de sistemas de drenaje y estanques requiere de una organización social de mayor nivel que abarcaría grandes áreas de campos cruzando las fronteras administrativas. Sin apoyo de las autoridades locales, los agricultores se sienten desamparados.

Aprendizaje agrometeorológico en Indramayu, Java Occidental
Tomando como base sus experiencias en Gunungkidul, Yogyakarta, los investigadores se dirigieron a los agricultores de Indramayu, Java Occidental, en marzo de 2009, donde la primera Escuela de Campo para el Clima había sido introducida en 2003. Acordaron desarrollar un programa colaborativo de tres años de duración, que incluyera la medición por los agricultores de las precipitaciones –utilizando pluviómetros cilíndricos construidos localmente– y observaciones del agroecosistema, seguidas de un taller en una Escuela de Campo para el Clima. Desafortunadamente, debido a problemas socioculturales más complicados que los de Gunungkidul y a la falta de financiación, la investigación colaborativa duró solo cuatro meses. Sin embargo, ese corto periodo que fue simultáneo a la sequía que retrasó la época de siembra, fue para los agricultores una gran oportunidad de aprendizaje. Los agricultores aplicaron estrategias de emergencia tales como el uso de semilleros secos en vez de semilleros húmedos, la selección de variedades de arroz con etapas de crecimiento más adecuadas y la construcción de estanques de agua subterránea; todas estas estrategias fueron beneficiosas.

Limitaciones del aprendizaje colaborativo
Mantener la colaboración de los agricultores para realizar observaciones detalladas durante un periodo relativamente largo, que involucra a un gran número de ellos en un contexto de aprendizaje, no es simple. Los siguientes son algunos de los factores limitantes que surgieron en ambos lugares:

– para los agricultores, los programas de este tipo son ‘proyectos’. En consecuencia, nuestras actividades para la introducción de nuevas formas de aprendizaje también fueron percibidas como un ‘proyecto’, lo que implica por lo general financiación a una escala considerable
– algunos campesinos habían sido capacitados en diversas escuelas de campo para agricultores. En Indramayu, habían desarrollado también experimentos a través de lo que llamaban ‘Ciencia Agrícola’. Sin embargo, el utilizar en cierta medida los procedimientos estandarizados y sistematizados en las mediciones, observaciones y toma de datos con el objetivo de obtener información suficientemente confiable para su propio beneficio, así como para las necesidades de otros, no fue una preocupación importante para los dirigentes de estos agricultores y las autoridades locales
– el caso de Indramayu revela que los problemas comienzan cuando las autoridades locales y los agricultores líderes tienen ideas, perspectivas e intereses que difieren de los objetivos de los investigadores y de la responsabilidad que implica producir información, comprenderla y utilizarla en los servicios agrometeorológicos. Los agricultores se sintieron confundidos no solo por los cambios climáticos, sino también por las diferencias en los enfoques propuestos
– las normas y valores, establecidos jerárquicamente por la cultura local, pueden impedir las negociaciones entre los investigadores y los agricultores. En la cultura javanesa, como en el caso de Guningdikul, mantener relaciones armoniosas y demostrar solidaridad con los miembros de la comunidad es altamente valorado, a pesar de los desacuerdos y discrepancias existentes. La falta de buenas relaciones personales entre los líderes de ambas partes puede afectar negativamente la toma de decisiones, aún si la mayoría de los agricultores tiene una posición diferente.

Yunita T. Winarto, Kees Stigter, Esti Anantasari, Hestu Prahara y Kristyanto

Yunita T. Winarto
Facultad de Ciencias Sociales y Políticas, Universidad de Indonesia, Kampus UI, Depok 16424, Indonesia.
Correo-e: yunita.winarto@gmail.com

Kees Stigter
Agromet Vision, Poncogati, Block Taman, RT8/RW11, Kec. Curadami, Bondowoso 68251 (or P.O. Box 16, 68208 Bondowoso), Indonesia.
Correo-e: cjstigter@usa.net

Esti Anantasari, Hestu Prahara y Kristyanto
Estudiantes de posgrado y asistentes de investigación del Profesor Winarto en el programa API sobre cambio climático (misma dirección).
Correo-e: eanantasari@gmail.com;
now4tomorrow@gmail.com;
kris_rasahati@yahoo.com

Referencias
– Stigter, C.J., Zheng Dawei, Onyewotu, L.O.Z., Mei Xurong. (2005). Using traditional methods and indigenous technologies for coping with climate variability. Climate Change 70:255- 271.
– Stigter, Kees. (2008). Coping with climate risks in agriculture needs farmer oriented research and extension policies. Scientia Agricola (Piracicaba, Brasil), Vol. 65 (edición especial). pp. 108-115. Disponible en: http://www.scielo.br/pdf/sa/v65nspe/a16v65nsp.pdf
– Stigter, Kees, Yunita T. Winarto y Tanya Stathers. (2009). Rainfall measurements by farmers in their fields. INSAM, bajo “Accounts of operational agrometeorology” del 2 de noviembre. http://www.agrometeorology.org/topics/accounts-of-operational-agrometeorology/rainfall-measurement-byfarmers-in-their-fields.
– Winarto, Yunita T., Kees Stigter, Esti Anantasari y Siti Nur Hidayah. (2008). Climate field schools in Indonesia: improving “response farming” to climate change. LEISA Magazine 24(4):16-18.

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