En esta granja de 1,7 hectáreas, el objetivo principal es la producción de alimentos sanos, el rescate, multiplicación y aprendizaje sobre el consumo de alimentos olvidados como son el sagú (Canna indica L.), cúrcuma, papa aérea, quinua, chachafruto (Erythrina edulis T.), entre otros. La protección de la biodiversidad y la sensibilización en escuelas y, en general, a todos los visitantes (ecoturismo) es otro de nuestros objetivos.
El agua, como fuente de vida, es un recurso cuidadosamente protegido. A pesar de contar con el suministro de agua potable del acueducto municipal, somos conscientes de la importancia de racionalizarla, darle un buen manejo y por esta razón:
– cosechamos el agua de lluvia
– utilizamos sanitarios secos
– reciclamos el agua potable
– conservamos, reforestamos y protegemos las microcuencas con los niños y la comunidad.
En el Albergue Azul, las agua de lluvia de las diferentes dependencias son recolectadas, utilizando materiales propios de la región, como la guadua (Guadua spp.), con la cual se hacen canales que recogen el agua de los techos para finalmente ser almacenada en tanques de circulación permanente, evitando de esta forma su contaminación por estancamiento. Estas aguas son utilizadas para el riego de los cultivos, en el proceso del café, lavado de ropa y, cuando es necesario, para el consumo humano.
Lavado de café con agua de lluvia
Foto: Autora
En las épocas de verano, especialmente cuando sucede el fenómeno de El Niño, que se caracteriza por una sequía intensa, el consumo mensual de agua suministrada por el acueducto municipal está aproximadamente entre 20 a 25 metros cúbicos. Gracias a la ‘cosecha de agua’ en las épocas de lluvias normales, dicho consumo no es mayor a cinco metros cúbicos, lo que representa un ahorro mensual cercano al 70%.
Contamos con dos tipos de sanitarios secos: sanitario con desviación de orina (modelo sueco) y sanitario a compost o ‘letrina gato’. Estos sanitarios son alternativas para ahorrar el agua, no contaminar el agua potable, ni las aguas subterráneas y las microcuencas, y funcionan como una fuente de abono (la humanaza) que después de ser debidamente procesada y potencializada, se utiliza como fertilizante para las plantas ornamentales.
Participación de la comunidad en la propuesta
Con los niños y la comunidad en general, hacemos un trabajo de toma de conciencia sobre la importancia del cuidado del agua y de su buen uso. Igualmente, realizamos actividades de limpieza, arborización y la protección de las microcuencas de la vereda con cercas amarillas (sinónimo de áreas protegidas).
En camino a una actividad de reforestación con la comunidad
Foto: Autora
Hace unos 30 años atrás, la vereda (sección administrativa de un municipio o parroquia) no contaba con el servicio de agua potable. Para ese entonces, una de las microcuencas, la más cercana al asentamiento de pobladores, se encontraba protegida y estaba canalizada directamente a un tanque de reserva que estaba localizado en donde está situado hoy el Albergue Azul. Este era un lugar de encuentro de las familias que venían a recoger el agua para su uso cotidiano y de las mujeres que se turnaban para las diferentes actividades, como el baño de los niños y el lavado de la ropa. Actualmente, hemos recuperado esta tradición y un factor fundamental para ello ha sido la cosecha de agua de lluvia, que permite que el tanque funcione como un lavadero para uso de las familias.
Las acciones para la protección y buen uso del agua son tarea de todos, no importa el lugar donde estemos y la actividad a la que nos dediquemos. El agua es vida.
Cecilia Rivas Aristizábal
B.T.S Hortícola