Mi nombre es Patricio Sánchez y pertenezco a la organización Canasta Comunitaria de Riobamba, que es parte de la Red Nacional Tierra y Canasta en Ecuador. Canasta Comunitaria es una organización urbana de consumidores en la que se relaciona el campo y la ciudad a través de una alianza fraterna; es decir, como organización urbana nos conectamos con productores agroecológicos del campo para comprar productos. Esa compra es en términos de economía solidaria, con un precio justo y también con una relación de amigos, de familiaridad y de fraternidad con los compañeros agricultores agroecológicos. En este sentido, nosotros visitamos sus granjas, ellos visitan nuestra organización de la Canasta Comunitaria, nos enteramos de cómo es su vida, compartimos y nos vamos sensibilizando en este primer enamoramiento, digamos, del campo y la ciudad.
De lo que hemos podido vivir y presenciar al convivir con la realidad de los compañeros en el campo, yo diría que sus vidas son hasta mejores que las que tenemos en la ciudad gracias a la producción agroecológica, porque tienen una diversidad de productos que pueden consumir y los tienen en la mesa en su día, cosa que no ocurre en las zonas urbanas donde uno está limitado en la variedad de productos; en cambio, en las huertas, en las chacras, en las fincas de los productores agroecológicos, su propia diversidad de cultivos hace que tengan de dónde escoger para autoabastecerse. Entonces, pienso: primero, tienen asegurada una alimentación de muy buena calidad y muy rica; segundo, hemos visto que los compañeros, gracias a su diversidad de cultivos, siempre tienen algún producto disponible, cosa que no sucede con los monocultivos que al dañarse te dejan sin nada; entonces, creo que viven mejor, mejor que nosotros que vivimos en la ciudad. La otra cuestión es que en la realidad del Ecuador la producción agroecológica ahora tiene una mayor demanda y eso es bueno para algunos productores porque tienen más ingresos; además, intentamos no ser elitistas y, aunque sabemos que los productos agroecológicos son más caros, tenemos también tratos populares para la gente pobre.
Nosotros como canastas no hemos buscado tanto que el compañero productor agroecológico tenga su certificación, para la canasta comunitaria lo que ha interesado es que haya una confianza y una sinceridad del compañero productor y, como canasta, a nosotros nos basta con que el compañero y productor agroecológico nos hable con sinceridad, así como nosotros practicamos esa sinceridad como consumidores y coproductores; y ahí, en ese espacio de confianza y fraternidad que nosotros llamamos de amistad, es que yo no puedo engañar a mi amigo ni como consumidor ni como coproductor. La canasta ha tomado ese principio de confianza como base, nuestros acuerdos son verbales porque sabemos que estos acuerdos de palabra implican una confianza de conocernos, esa confianza de que yo doy lo mejor que tengo a mi amigo o a mi familia; entonces, mi compañero productor nos está dando lo que mejor él puede hacer, está haciendo todo el esfuerzo humano posible para darnos eso y nosotros también tenemos que devolverle con mucho cariño todo ese esfuerzo. Con lo de la certificación, siempre nos han dicho: pero ustedes, ¿cómo saben que es agroecológico? ¿Están seguros? ¿Están confiados? ¿Es bueno? Si nosotros creemos en los compañeros, para nosotros eso es suficiente, así nos crean locos.