junio 2008, Volumen 24, Número 1
Agricultura sostenible y comercio justo

Plataforma de comercio justo: productores bolivianos hacen lobby para el cambio

JEAN-SÉBASTIEN LÉVESQUE Y CHRISTINA KEYS | Página 12-14
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En ciudad El Alto, ubicada en una zona de extensión urbana cercana de La Paz, capital de Bolivia, se encuentra la fábrica de chocolates El Ceibo. A través del ruido ensordecedor y el tráfico caótico no puede pasar desapercibido el olor a chocolate.

El Ceibo ha estado sembrando, procesando y exportando granos de cacao boliviano durante los últimos treinta años. Como explica Vicente Fernández, uno de sus directores, El Ceibo es una “cooperativa de cooperativas”, formada por mil familias repartidas a través de los bosques del Beni, una región tropical al norte del país. Actualmente agrupa a 40 cooperativas de diferentes tamaños. Los miembros de cada cooperativa forman la base de las operaciones de El Ceibo: los agricultores proporcionan el material crudo que consiste en granos de cacao ecológico, mientras sus hijos e hijas trabajan en las fábricas, en las oficinas de extensión propias de El Ceibo y en las oficinas administrativas. Cada cooperativa administra los recursos locales y produce y cosecha el cacao, mientras que El Ceibo, como unidad de producción, trabaja procesando el cacao y ocupándose de su comercialización.

Según Vicente Fernández, vistas desde el aire las plantaciones de cacao no se diferencian de la selva virgen. Los árboles de cacao crecen a la sombra de especies que protegen a las plantas del sol y de las fuertes lluvias. Esta técnica también protege el hábitat silvestre y garantiza un uso más sostenible de los recursos del suelo. La siembra, la eliminación de mala hierba y la cosecha se hacen a mano, sin el uso de tractores u otros aparatos mecánicos. Después de la cosecha, entre marzo y setiembre, los granos de cacao son llevados a la fábrica en El Alto, donde se les descascara, tuesta y muele en un proceso similar al utilizado para el café.

La capacidad de producción alcanza las mil toneladas métricas de cacao ecológico por año; los productos procesados incluyen cocoa en polvo y barras de chocolate, entre otros productos importantes. Aproximadamente el 70 por ciento del producto final es exportado, y el 30 por ciento es vendido en el mercado nacional. La producción ha sido certificada como ecológica, así como también por la Asociación de Organizaciones de Comercio Justo (FLO – International). La fábrica El Ceibo está considerada como un claro ejemplo de cómo las asociaciones de pequeños agricultores manejan los problemas asociados a estas certificaciones. Sin embargo, todavía deben enfrentar muchos desafíos, incluyendo la competencia de empresas locales, y los costos asociados al comercio justo y las certificaciones ecológicas. Más importante aún, El Ceibo tiene interés en crear respaldo político nacional para un comercio más equitativo.

Haciendo lobby para las regulaciones a nivel nacional
El Ceibo ha sido uno de los miembros fundadores de la Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia (AOPEB). Los agricultores de El Ceibo están ahora certificados como orgánicos a través de Bolicert, una agencia nacional creada bajo el patrocinio de AOPEB. Pero AOPEB hace más que solo promover los procesos de certificación que benefician a los pequeños agricultores y que son accesibles económicamente. Junto a una coalición de industrias y cooperativas, ha presionado activamente para obtener una ley que proteja a los consumidores del fraude y que permita a los agricultores de Bolivia tener un mejor acceso a los mercados internacionales para productos ecológicos. Como resultado, el gobierno nacional ha promulgado una ley que regula la agricultura ecológica estableciendo un estándar ecológico nacional. El Ceibo cree que los productores ecológicos se beneficiarán directamente de estos estándares nacionales, ya que hasta ahora nada ha impedido que cualquiera etiquete productos no ecológicos como si lo fueran, causando mucha confusión en el mercado nacional en expansión. La ley está en proceso de implementarse, y las agencias de certificación, tales como Bolicert, están siendo evaluadas por el gobierno para que acaten los nuevos estándares.

Vicente Fernández y Andrés Choque Bernabé, miembros del directorio de El Ceibo. Ambos desempeñaron un papel clave en el establecimiento de la Plataforma de comercio justo / Foto: Jean-Sébastien Lévesque

Igualmente, desde 1995, las cooperativas El Ceibo son certificadas como Comercio Justo por FLO – International, siguiendo los estándares que lo regulan en todo el mundo. En este momento, El Ceibo es el único productor de cacao reconocido por FLO en Bolivia. Este certificado de Comercio Justo le permite buscar un precio más justo y estable para sus productos en el mercado internacional. Al observar el éxito obtenido en términos de la regulación de productos ecológicos, El Ceibo está ahora interesada en seguir un proceso similar, involucrando activamente a las autoridades locales y nacionales. Este proceso está dando recién sus primeros pasos, y, muy alto en los Andes, el camino está plagado por dificultades.

El Comercio Justo y la Plataforma “Economía Solidaria”
El Ceibo es un miembro activo de la Plataforma de Comercio Justo, una iniciativa nacional que agrupa a 18 asociaciones de productores y presiona al gobierno para que cumpla con las necesidades de los pequeños productores. La Plataforma fue fundada en marzo de 2007, siguiendo la iniciativa de la Red Nacional para Comercialización Comunal (RENACC) de Bolivia. El mayor objetivo de la Plataforma es crear mecanismos para un diálogo a nivel nacional relacionado específicamente con las políticas del comercio justo. La iniciativa incluye a participantes tan importantes como la Unión Nacional de Arte Popular y la Confederación Nacional de Cooperativas Productoras de Quinua. Se estima que la Plataforma representa a unos 80.000 productores.

La Plataforma es importante para lo que El Ceibo tiene interés de hacer, ahora mismo, en términos de apoyo legal en beneficio de sus miembros. El Ceibo presta su prestigio y experiencia a la causa de la Plataforma, algo en lo cual otros miembros ven una actitud desprendida y responsable hacia la comunidad. Según RENACC, la mayoría de productores de Bolivia enfrenta muchas dificultades en el comercio e intercambio de sus productos. Más del 60 por ciento de los productores agrícolas son tan pequeños que no están siquiera registrados por el gobierno. Están, por lo tanto, marginados, dejados fuera de cualquier iniciativa pública. La Plataforma busca involucrarlos y fortalecer sus capacidades de mercado, y asimismo lograr que el gobierno pueda crear un marco básico que ofrezca oportunidades a estos pequeños productores y eventualmente reducir su pobreza.

Después del éxito del lobby para obtener una ley de productos ecológicos, la Plataforma está presionando al gobierno nacional para que adopte políticas que puedan ayudar a los productores a obtener acceso al mercado justo. Se piensa que el gobierno podría ayudar a los productores a conseguir una certificación de Mercado Justo, y al mismo tiempo ayudarlos a desarrollar el conocimiento necesario para acceder a mercados a los cuales no pueden llegar de otra manera. Concretamente, la Plataforma quisiera ver la creación de un viceministerio de Comercio Justo y “Economía Solidaria”.

Entre otras, una de las razones por la que los productores bolivianos tienen dificultad para acceder a los mercados se debe al comercio ilegal a través de sus fronteras: los pequeños productores simplemente no pueden competir con los productos más baratos de Perú y Brasil. Todos los miembros de la Plataforma están de acuerdo en que Bolivia tiene una gran capacidad de producción agrícola, pero lo que le falta es una serie de iniciativas gubernamentales para fortalecer la capacidad de los pequeños productores. Estos productores continúan dependiendo de las ONGs, las cuales por definición no pueden remplazar la escala e importancia de un plan nacional.

Cocoa ecológica, uno de los muchos productos de El Ceibo, se exporta a muchos países y es consumida cada vez más en Bolivia / Foto: Jean-Sébastien Lévesque

La Plataforma es todavía muy nueva, y ha sido difícil para sus miembros desarrollar un mensaje coherente con el cual hacer un lobby efectivo. Todavía deben transformar sus objetivos generales respecto al comercio justo por propuestas precisas y aplicables con las cuales presentarse al gobierno. Sin embargo, esto no quiere decir que estén inactivos. La Plataforma ha organizado talleres sobre comercio justo y economía solidaria con el Ministerio de la Producción y Microempresas. Al mismo tiempo, la Plataforma se ha convertido en un miembro activo de otras iniciativas sudamericanas con quienes intercambian conocimientos sobre comercio justo. Algunos representantes de la Plataforma han participado como delegados en foros regionales para la articulación de las expectativas latinoamericanas en comercio justo, intercambiando experiencias y aprendiendo del trabajo realizado en Brasil, Ecuador o México (países que tienen agencias gubernamentales dedicadas al comercio justo). Se espera que el actual gobierno boliviano, teóricamente más inclinado hacia las iniciativas comunitarias, esté más abierto a escuchar y satisfacer las demandas de la Plataforma.

Una tendencia global y un mercado local en crecimiento
El apoyo y la experiencia de El Ceibo, con su tradición de solidaridad y deseo de transferir información y desarrollar conocimientos con otros, podría demostrar ser la llave para el éxito de la Plataforma. Además ha ganado experiencia desde su participación en el proceso que llevó a la ley de estándares ecológicos nacionales. Sin embargo está enfrentando toda una gama de dificultades que nacen de la naturaleza de la certificación de Comercio Justo, y pasando dificultades, a causa de sus éxitos, con lo que parece ser la reacción de los productores convencionales de cacao.

Uno de los temas más importantes que enfrenta El Ceibo es lograr que el mensaje del comercio justo sea comprensible para los productores. La compañía, de acuerdo con sus cooperativas, desarrolló planes precisos para invertir sus premios del comercio justo (200 USD por tonelada métrica de cacao orgánico), gastándolos en una serie total de iniciativas sociales, educativas y de salud en pequeñas comunidades. Sin embargo, esta inversión está muchas veces en contra de las expectativas de los minifundistas. Estos agricultores tienen reflejos de una economía de supervivencia y quieren dinero en efectivo a cambio del arduo trabajo realizado por sus familias. Vicente Fernández admite que esto es un gran desafío, y nos brinda una anécdota sobre un agricultor que respondió “¿qué es eso?” a una delegación de FLO que le preguntaba si se había beneficiado con el premio. Por lo tanto se necesita hacer mucho esfuerzo para informar a los productores sobre el comercio justo.

Las expectativas de subsidios inmediatos para los agricultores en vez de inversiones comunales sirven a los propósitos de los competidores de la industria convencional. Recientemente, El Ceibo perdió a algunos de sus miembros-productores a manos de los competidores, quienes les ofrecieron sumas de dinero a cambio de sus productos certificados y sus conocimientos, malogrando así los planes de producción y desarrollo de El Ceibo. De acuerdo a sus directores, la competencia ha tratado de desacreditar El Ceibo a los ojos de los agricultores, tratando de dividir al grupo mientras se aprovechaban de los mecanismos de control de alta calidad desarrollados, los cuales son ahora muy valorados por la industria.

Es por lo tanto remarcable que a pesar del costoso proceso de certificación, el difícil manejo de las plagas y las enfermedades, y los métodos de torcer el brazo de la competencia, El Ceibo continúe produciendo y exportando cacao, y que el futuro se vea promisorio. El panorama se ve incluso más brillante por el continuo desarrollo del mercado nacional. Durante los últimos años, AOPEB ha abierto una cadena de tiendas de alimentos ecológicos llamadas Super Ecológico, ubicadas en las principales ciudades y capitales regionales de Bolivia, para satisfacer la demanda local y para ayudar a educar a los consumidores sobre los productos ecológicos y de mercado equitativo. En esos Super Ecológicos únicamente se ofrecen los productos de los miembros de AOPEB como productos ecológicos garantizados, mientras que algunas otras cadenas, tales como Irupana, ofrecen también producto ecológico certificado simplemente como natural. Esto, y la falta de planes inmediatos de El Ceibo para la expansión de su comercio exterior, prueba que las certificaciones ecológicas y de mercado equitativo no son solamente tendencias para los consumidores del mundo desarrollado; ellas también están proporcionando alternativas sostenibles y atractivas para los consumidores y pequeños agricultores en los países en vías de desarrollo. Un mayor compromiso de las autoridades bolivianas solo consolidará esta tendencia.

 

Jean-Sébastien Lévesque y Christina Keys

Jean-Sébastien Lévesque
Programa Uniterra
Centro para Estudios Internacionales y Cooperación (CECI)
Adolfo Mier, 521, Oruro, Bolivia.
Correo electrónico: jslevek@gmail.com

Christina Keys
Universidad de Guelph, Ontario, N1G 2W1, Canadá.
Correo electrónico: keyschristina@gmail.com

Referencias
– ICCO (Organización Internacional del Cacao), 2007. Informe Anual 2005/2006. Commonwealth House, 1-19 New Oxford Street. Londres, Reino Unido.

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