El señor Manickavasagam ha estado interesado en la agricultura orgánica durante varios años. En 2005, con la ayuda de Kudumban, una ONG local, trató de seguir el método del Sistema de Intensificación del cultivo del Arroz (SIA). En octubre de 2005 hizo el trasplante, y prestó especial atención al espaciamiento entre los plantones. Añadió cuatro toneladas de estiércol de establo a su parcela de 0,78 acres (1 acre igual a 4.047 metros cuadrados) y, 15 días después del trasplante, 150 kg de azolla o helecho de agua. También fumigó con panchakavya y amirtha karaisal, dos insumos orgánicos tradicionalmente utilizados en esta región, preparados con orina de vaca fermentada, manteca clarificada y cuajada de leche. Estos insumos proporcionaron mayor vigor y resistencia al cultivo, demostrando así su valor. Esto se apreció con claridad luego de las fuertes lluvias e inundaciones de diciembre de 2005. Además, todas las personas del pueblo presenciaron con curiosidad y sorpresa cómo todas las parcelas contiguas fueron severamente afectadas por el saltamontes del arroz, mientras que dicha plaga casi no estaba presente en la parcela SIA.
El señor Manickavasagam decidió documentar las diferencias entre su parcela y las de sus vecinos, con la ayuda de los agricultores que participaban en los cursos de capacitación de Kudumbam. La primera observación tuvo que ver con el espaciamiento dejado entre los plantones sembrados a distancias de solo 10 x 15 cm entre uno y otro, por lo que no había suficiente espacio entre las filas cuando el cultivo, manejado convencionalmente, tenía el mayor número de retoños o época de máximo ahijamiento. Más aún, la libre aplicación de urea favorecía un crecimiento exuberante de la vegetación. Esto no solo propiciaba la incidencia del saltamontes del arroz, sino que también contribuía al encamado de las plantas luego de las fuertes lluvias. Preocupados por el ataque del saltamonte y siguiendo los consejos de un comerciante de plaguicidas, los vecinos del señor Manickavasagam fumigaron sus plantas con un piretroide sintético, sin lograr resultados.
Los espaciados anchos en el SIA contribuyen al manejo de plagas y a obtener cultivos saludables / Foto: Autores
También había claras diferencias entre las poblaciones de los enemigos naturales del saltamonte marrón del arroz y otras plagas observadas en la parcela SIA y en las fincas convencionales. Mientras que en la primera se encontraron arañas, chinches, escarabajos y avispas, las fincas convencionales estaban desprovistas de enemigos naturales. El espaciamiento más amplio adoptado durante el trasplante (22,5 cm x 22,5 cm) y el consecuente movimiento libre de aire entre las filas y montículos, aun luego de la máxima etapa de ahijamiento, unidos a la presencia de enemigos naturales, ayudaron a las plantas a resistir la invasión y multiplicación del saltamonte marrón del arroz. Más aún, la utilización de insumos orgánicos tales como azolla o helecho de agua, panchakavya y amirtha karaisal, mostró con evidencia que la planta podía ofrecer una mayor resistencia.
Todos los agricultores del poblado se sorprendieron por la extraordinaria tolerancia de las plantas de arroz SIA, mientras que todo el arroz convencional que crecía alrededor de ellas sucumbía a la plaga. Mientras los agricultores convencionales no pudieron cosechar un solo grano de arroz, el agricultor orgánico, a pesar de que sus parcelas fueron inundadas por las lluvias, cosechó el equivalente a 3.000 kg por hectárea. Esto llevó a que los agricultores de Poigainallur del Norte se sintieran plenamente conscientes de las ventajas del SIA y de la agricultura orgánica para enfrentar un ataque severo de plagas o condiciones climáticas adversas. Durante la temporada 2006-2007, en forma espontánea, más de 20 agricultores convencionales decidieron intentar un nuevo enfoque.
K. Rajukkannu, P. Ramadass y J. Jecitha