marzo 2008, Volumen 23, Número 4
Manejo ecológico de plagas

Desarrollo de un proceso de educación e innovación participativa para la adopción del manejo agroecológico de plagas por los agricultores

LUIS L. VÁZQUEZ MORENO | Página 11-13
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Durante los últimos años se ha promovido el desarrollo de prácticas agroecológicas para el manejo de plagas, principalmente aquellas que tienen un enfoque de manejo integral del sistema de producción o finca (Vázquez, 2004), las que contribuyen a la conservación y manejo de la biodiversidad (Altieri y Nichols, 2007) y las que favorecen el control biológico; además de lograr la participación de los agricultores como actores relevantes durante el proceso de generación y validación de las tecnologías, en la etapa de adopción y en su perfeccionamiento (Vázquez y otros, 2005), todo lo cual contribuye a que estas sean contextuales y sostenibles.

Encuentro de agricultores en una finca cafetalera para validar las experiencias de un agricultor en manejo de hormigas depredadoras / Foto: Autor

En particular, sobre la lucha contra las plagas agrícolas en Cuba, a principios de la década de 1960 los plaguicidas de síntesis química se aplicaban de forma calendarizada, es decir, con una frecuencia determinada (generalmente semanal), tal y como ocurre aún en otros países de la región. Pero luego de la creación del servicio estatal de sanidad vegetal en los años 1973-1974 se comenzaron a desarrollar alternativas a estos productos, iniciadas con los sistemas de diagnóstico y señalización de plagas, luego el manejo integrado de plagas y posteriormente la lucha biológica (Vázquez, 2006).

Desde luego, a medida que se desarrolló el manejo integrado de plagas (MIP) y en coincidencia con los cambios ocurridos en la agricultura cubana como consecuencia del Período Especial (1996 en adelante), los programas de manejo de plagas se enriquecieron con prácticas agronómicas, principalmente a causa de innovaciones realizadas por los propios agricultores (Vázquez, 2007), lo que ha contribuido a que en la mayoría de los sistemas de producción de pequeña y mediana escala ya no se emplee el MIP, sino el manejo agroecológico de plagas (MAP), como es en el caso de la agricultura urbana (Vázquez y otros, 2005).

De gran influencia para el desarrollo del MAP en Cuba ha sido el proceso de conversión de la agricultura, al transitar del monocultivo a la especialización intensiva (de los años 1960 a los 1980) y finalmente a la diversificación (años 1990), lo que contribuye a que los campos sean de menores dimensiones, exista una mayor diversidad de cultivos por sistema de producción y un incremento de los métodos sostenibles para el manejo de los cultivos, lo que influye de manera notable sobre la ocurrencia de plagas y sus enemigos naturales.


Precisamente, una contribución importante a la consolidación del modelo agroecológico ha sido la realización de un proceso nacional de educación e innovación participativa, iniciado en el año 2003, que se ha estructurado en ciclos de seis a diez meses, cada uno de los cuales se realiza en cuatro etapas:
• Curso-taller nacional. Con la participación de profesionales agrónomos de todo el país, los que se encargan de conducir el proceso en sus respectivas provincias y que se han formado como facilitadores.
• Curso-taller provincial. Participan profesionales y técnicos agrónomos de los municipios, las estaciones territoriales, universidades y otras entidades de la provincia.
• Curso-taller territorial. Se convoca a los técnicos de base o extensionistas, que son los que trabajan directamente con los agricultores.
• Encuentro de agricultores. Se realiza a nivel de Consejo Popular o zonas y se convocan a todos los agricultores. Han participado más de 2.500 agricultores en la mayoría de las provincias y en algunas hasta 4.500.

De esta forma el proceso abarca los diferentes niveles de trabajo de los técnicos, hasta llegar a los agricultores en todas las provincias del país, por lo que se trata de un programa nacional de gran alcance, que requiere coordinación, apoyo y esfuerzos de los técnicos facilitadores. El proceso y su enfoque metodológico

El marco metodológico de este programa es la participación, el valor colectivo agregado y el aprendizaje en la práctica, sobre la base de que la agroecología no se aprende por los métodos clásicos de capacitación, sino mediante procesos de educación diseñados para los propósitos que se persiguen y según las características biofísicas y socioeconómicas donde se desarrollan. La educación en este programa se concibe como un proceso en el que interactúan diferentes factores, entre ellos las tradiciones, los conocimientos de las personas, las experiencias, el diálogo: en el que los técnicos y los agricultores son integrantes, es decir, no están separados en las diferentes actividades y cada uno aporta y recibe. El proceso combina la educación agroecológica con la innovación (figura 1), modelo que se ha consolidado y que ha contribuido a que los técnicos y agricultores adquieran una cultura agroecológica que les permita entender los principios de muchas de las prácticas que ellos realizan habitualmente en sus fincas, además de contribuir a perfeccionar, validar y adoptar diversos programas de manejo agroecológico de plagas. Se han promovido procesos simples de investigaciónacción que contemplan el diagnóstico participativo, la planificación, las coordinaciones y gestiones locales y el seguimiento del proceso por los mismos actores. Las actividades prácticas se realizan en las propias fincas y son evaluadas por agricultores y técnicos en forma conjunta,para luego ser validadas en los encuentros de agricultores y finalmente en los talleres. Los cursos-talleres se estructuran en diferentes bloques temáticos, donde se han estudiado, enriquecido y validado diversos aspectos del manejo agroecológico de plagas, como son el manejo del hábitat, las prácticas agronómicas (culturales y otras) y el control biológico. La etapa con agricultores se realiza mediante cuatro encuentros de aproximadamente cuatro horas cada uno, donde no se ofrecen conferencias por los métodos tradicionales (unidireccionales), por lo que estos encuentros se han convertido en importantes vías para el intercambio horizontal. Los ejercicios en equipo, video-clases y clases prácticas de campo, constituyen el método principal utilizado en estos encuentros.

Resultados
Los agricultores del país han logrado validar y adoptar programas de manejo agroecológico de plagas de insectos de importancia, que consideran las relaciones tróficas en el sistema de producción (finca), el cultivo, las plagas y sus enemigos naturales, lo cual ha contribuido a la adopción de prácticas que favorecen la conservación y el aprovechamiento de la biodiversidad, como componente importante del manejo de plagas, lo que se considera como uno de sus principales impactos. Igualmente, el hecho de que los participantes no se limitaran solamente a aprender y actualizarse, sino que tuvieran que generar metodologías de apoyo y validar programas de manejo agroecológico de plagas, enriqueció el proceso de aprendizaje, ya que entendieron la utilidad de estos métodos para aumentar su empoderamiento, que es vital para el desarrollo de la agricultura sostenible. Ello entra en contraste con el viejo modelo de generar la tecnología en los centros científicos y luego capacitar a los técnicos para que se las transmitan a los agricultores. Otra gran enseñanza de este proceso es el hecho de que no es posible lograr el manejo agroecológico de plagas únicamente en los centros científicos, sino que debe hacerse con las experiencias de los técnicos y la tradición y experimentación de los agricultores, mediante métodos que favorezcan el valor colectivo agregado y la adaptación al contexto.

Diversos son los técnicos que han expresado las ventajas de este proceso, quienes han expresado que este proceso ha aumentado la adopción del control biológico por los agricultores. También consideran que la metodología participativa y el hecho de que la educación se vincule a la innovación ofrecen mejores posibilidades para el trabajo con los agricultores y les permiten seleccionar a los innovadores, quienes colaboran en el trabajo con el resto de agricultores. Hemos recibido expresiones directas de muchísimos agricultores, como Pedro Ramos, que es caficultor en Principales plagas manejadas
– Gusanos de las cucurbitáceas (Diaphania spp.)
– Primavera de la yuca (Erinnyis ello)
– Cogollero del tabaco (Heliothis virescens)
– Polilla de la col (Plutella xylostella)
– Tetuán del boniato o camote (Cylas formicarius)
– Mosca blanca (Bemisia tabaci)
– Palomilla del maíz (Spodoptera frugiperda)
– Pulgones en hortalizas y viandas
– Chinche del aguacate (Pseudacysta perseae)
– Escolitidos en pinos (Ips spp.)
– Broca del café (Hypothenemus hampei)
– Minador del café (Leucoptera coffeella)
– Bibijagua (Atta insularis)

Fomento, Sancti Espíritus, quien expresa que él conocía la utilidad de las hormigas como insectos controladores de plagas, pero que ahora entiende más su papel en la finca, habiendo aprendido a manejarlas mediante el fomento de reservorios y su traslado hacia los lugares en el mejor momento para la lucha contra diversas plagas, no solo en el café, sino en otros cultivos. Uno de los agricultores que más nos ha llamado la atención por la rapidez con que ha entendido el MAP es Jorge Luis Martínez, pequeño agricultor dueño de la Finca “La Esperanza” en Artemisa, quien nos ha expresado lo siguiente: “Yo era un agricultor que solo me preocupaba por los campos de cultivos y por controlar las plagas, y nunca terminaba, siempre estaba complicado con estos problemas, sin embargo, desde que he diversificado mi finca y cuido a los entomófagos, casi no tengo que preocuparme por los insectos que dañan a mis cultivos”. Existen muchísimas reflexiones y anécdotas de agricultores con respecto a sus experiencias en prácticas agroecológicas:  muchos las conocían porque las aprendieron de sus padres y abuelos, pero no sabían su utilidad y ventajas para la prevención de plagas. Lo más interesante de este proceso es la cantidad de agricultores que consideraban que todos los “bichitos” eran malos y los mataban, y ahora conocen cuáles son los benéficos o entomófagos y cómo cuidarlos. Desde luego, un factor que ha favorecido este programa es el hecho de que los agricultores tienen mayormente el sexto grado de enseñanza; la nueva generación posee nivel de secundaria básica y muchos de ellos son técnicos o ingenieros agrónomos; además de que tienen diversas oportunidades para su actualización técnica y el intercambio con otros agricultores.

 

Luis L. Vázquez Moreno
Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal (INISAV).
Ciudad de La Habana, Cuba.
Correo electrónico: lvazquez@inisav.cu

Referencias
– Altieri, M. A. y C. Nichols, 2007. Biodiversidad y manejo de plagas en agroecosistemas. Icaria. Barcelona, España. (Perspectivas agroecológicas N° 2.).
– Vázquez, L. L., 2004. El manejo agroecólogico de la finca. Una estrategia para la prevención y disminución de afectaciones por plagas agrarias. ACTAF. La Habana, Cuba.
– Vázquez, L. L., 2006. La lucha contra las plagas agrícolas en Cuba. De las aplicaciones de plaguicidas químicos por calendario al manejo agroecológico de plagas. Fitosanidad, 10(3): 221-241.
– Vázquez, L. L., 2007. Adopción de prácticas agroecológicas para el manejo de plagas por los agricultores cubanos. Agricultura orgánica, 13(2): 37-40.
– Vázquez, L. L., E. Fernández, J. Lauzardo, T. García, J. Alfonso y R. Ramírez, 2005. Manejo agroecológico de plagas en fincas de la agricultura urbana. CIDISAV. La Habana, Cuba.

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