junio 2007, Volumen 23, Número 1
Cómo se organizan los agricultores

Una nueva visión en el sureste de Marlborough

DOUG AVERY | Página 30-33
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En general, Nueva Zelanda es un país percibido como exuberantemente verde, cubierto de arbustos, praderas y hermosas montañas nevadas. Estas imágenes son reales, pero también existen grandes áreas que son muy áridas. Marlborough del Este, en el norte de la Isla del Sur, es una de estas áreas de praderas áridas, protegida de las lluvias –que predominantemente vienen del oeste cruzando el mar de Tasmania– por una cadena montañosa conocida como los Alpes del Sur. La cría de ovejas se inició aquí hace 165 años, cuando los primeros colonos europeos aprovecharon las posibilidades que ofrecían las extensas praderas para el pastoreo. Nuestra familia comenzó a trabajar en el distrito hace 87 años, cuando mi abuelo compró una finca. Ahora, mi esposa, mi hijo mayor y yo trabajamos una granja de 1.100 hectáreas con ovejas para carne y lana, y vacunos para la producción de leche y carne.

Operamos con un promedio de lluvia anual de 520 milímetros, pero en 1997 nos afectó una sequía excepcional. Desgraciadamente para nosotros –y para la tierra– ésta se prolongó hasta 2004. La sequía no fue continua durante esos siete años, pero nunca pudimos recobrar nuestro ritmo. Fue una situación crítica para todos los agricultores de la zona y para sobrevivir tuvimos que explotar, inevitablemente, nuestro capital natural. La tierra pagó un precio muy caro por nuestra supervivencia. Las laderas áridas que dan hacia el norte estaban muy degradadas por el sobrepastoreo de las ovejas y los incendios naturales ocasionales.

Cambios necesarios
La prolongada sequía hizo que la mayoría de los agricultores de la zona actuaran de forma individual, mientras las familias agricultoras luchaban por mantener las fincas en funcionamiento. Muchos agricultores tuvieron que buscar trabajos fuera de sus fincas para poder sostener a sus familias y dedicar tiempo a sus propiedades en las tardes o los fines de semana. Todos luchaban de manera aislada, y mucha ayuda voluntaria, que siempre había estado disponible, ya no podía encontrarse. Las organizaciones comunales que dependían de esta ayuda se vieron muy afectadas. Muchas de las estructuras sociales de la región dejaron de contar con apoyo, justo cuando más se necesitaba.

Luego de tres años de sequía, llegamos a un punto en el que se volvió fundamental revaluar todos nuestros sistemas agrícolas si realmente queríamos sobrevivir. Un grupo de agricultores locales se unió para analizar tecnologías alternativas de producción y a la vez tratar de detener la intensa erosión laminar del suelo causada por la prolongada sequía. Como agricultores, sabíamos que teníamos un problema y queríamos asumirlo responsablemente, pero necesitábamos ayuda para encontrar una solución.

En 1998, en un seminario dictado por un botánico de la Universidad de Lincoln aprendí sobre la posibilidad de alimentar a los ovinos y vacunos directamente con alfalfa fresca (Medicago sativa). Esto fue de gran interés porque ya teníamos alrededor de 80 hectáreas de alfalfa pero, hasta entonces, la mayor parte había sido ensilada para alimentar a los animales durante el invierno. Puesto que este cultivo era el único componente de nuestro sistema agrícola tradicional que estaba funcionando en las difíciles condiciones en que nos encontrábamos, inmediatamente comenzamos a plantar un área mucho más grande de esta maravillosa planta de raíces profundas. Obtuvimos muy buenos resultados con este nuevo sistema para producir forraje y alimentar al ganado. Animados por estos resultados, el grupo de agricultores decidió hacer algunas pruebas con una especie nativa de forraje del género Atriplex (ver una experiencia similar en la Patagonia argentina, en LEISA 22-4, p. 34).

Ovejas con sus corderos pastando alfalfa en la finca del autor en Grassmere / Foto: autor

Siguiendo algunas sugerencias para solicitar ayuda, contactamos al Landcare Trust de Nueva Zelanda (ver recuadro). Su personal se sentó con nosotros y nos preguntó cómo podían ayudarnos. Esta fue una experiencia nueva para nosotros: aquí en Nueva Zelanda la tendencia había sido solucionar los problemas por medio de la legislación. Desgraciadamente, muchos de estos “arreglos” han sido realizados por personas que no tienen virtualmente ningún conocimiento sobre los problemas tratados, y aún menos información sobre las soluciones prácticas. Fue así que, con el valioso apoyo de la organización Landcare Trust, nuestro grupo de agricultores emprendió la creación de un proyecto científico para explorar y demostrar posibles soluciones a los problemas experimentados.

Nuestro grupo
Nuestra organización, el Grupo de Conservación de Suelos Starborough-Flaxbourne, está integrada por agricultores y sus familias, aunque la mayor parte de la acción es realizada por los varones. El comité central está compuesto por ocho personas, pero alrededor de 60 agricultores más de la zona han manifestado su interés y asisten a los días de campo cuando los tenemos. El área cubierta por nosotros es de alrededor de 100.000 hectáreas, pero desde el inicio decidimos trabajar sólo con aquellos agricultores que quisieran hacerlo, y es así como algunos agricultores de la zona siguen trabajando con sus métodos convencionales.

Nuestra misión es mucho más importante que solamente buscar una amplia gama de opciones para el manejo sostenible de la tierra donde está situado el distrito de Marlborough y para regiones similares con condiciones climáticas adversas en la costa este de Nueva Zelanda. Se trata de ser influyentes en el logro de cambios en nuestra manera de pensar y de cambiar viejas actitudes, de preservar nuestros recursos naturales y guiar nuestros sistemas agrícolas hacia la sostenibilidad a largo plazo; así que no es solamente cosa de sentarnos a esperar que llueva. Estamos aprendiendo a vivir en mayor armonía con las condiciones naturales que nos rodean.

Los elementos clave de nuestro grupo de agricultores son:
• Comunicación: se ha establecido una comunidad de intereses. La comunicación de experiencias y conocimientos entre los miembros se da a través de reuniones que son organizadas cuando tenemos cosas que discutir. El grupo también ha organizado varios talleres prácticos y días de campo en la región de Marlborough, diseñados para presentar informes del progreso alcanzado en las actividades emprendidas que son parte del proyecto, así como para retar a los agricultores locales a pensar de manera diferente sobre sus prácticas de manejo agrícola. Se ha publicado un boletín que es entregado de manera regular a los miembros del grupo y a otras personas interesadas. Además, algunas de las actividades del grupo y sus resultados han recibido atención en los medios locales de comunicación.
• La preocupación y el aislamiento son remplazados por visión y confianza. Se está volviendo cada día más claro que la sostenibilidad es, por sobre todas las cosas, una actitud: la sostenibilidad no es seguir haciendo lo mismo de siempre con algunas concesiones, sino una ruta nueva. “La visión sin acción no es más que un sueño. La acción sin visión no es más que una actividad. La visión y la acción unidas pueden cambiar el mundo”.
• Hacemos nuestros los problemas experimentados y sus soluciones. Algunas personas de fuera, especialmente seleccionadas, están contribuyendo a la educación de los integrantes del grupo por medio de orientación en nuestro trabajo experimental, publicaciones y como colaboradores-consultores durante los días de campo.

Una de las áreas naturales cercadas en la finca del autor es observada por agricultores en uno de sus días de campo / Foto: autor

El Landcare Trust nos ayuda con la administración y las dinámicas de grupo. Facilita el intercambio de conocimientos y experiencias con aplicaciones prácticas conforme al avance de nuestro aprendizaje y experimentación. Cumple un papel importante al comprometer en las acciones a los diversos integrantes del grupo y al alentar a todos a participar, mientras que nos mantiene centrados en los temas inmediatos que nos ocupan.

Acción
Nuestras actividades de investigación y desarrollo están financiadas parcialmente por la Fundación para la Agricultura Sostenible (una organización gubernamental de Nueva Zelanda), el Concejo Distrital de Marlborough y el Centro de Investigaciones de Marlborough. Los agricultores participantes contribuyen con el 50 por ciento de los costos. Parte de estos fondos son utilizados para contratar consultores con formación científica en suelos, plantas de tierras áridas, sistemas agrícolas, procesos sociales y cambios en el paisaje y en el clima. Después de que nuestro grupo se reunió y debatió qué áreas de nuestro proceso de producción queríamos mejorar o comprender mejor, fuimos nosotros los que decidimos a qué especialistas emplear.

Uno de los consultores ha estudiado nuestros suelos y ahora tenemos una mejor idea de los retos que enfrentamos al trabajar estos suelos difíciles cargados de sodio. Un climatólogo está estudiando los efectos del cambio climático en la región, mientras que otro consultor estudia los paisajes, contribuyendo significativamente a nuestro conocimiento sobre ecología y sus sistemas básicos. Un especialista en ciencias sociales ha realizado una investigación sobre las actitudes de los agricultores, centrándose en la dimensión humana de la adaptación.

Las lluvias de primavera hacen que esta temporada sea para nosotros la más fiable como época de crecimiento. La mayor parte de nuestra producción debería darse en este momento de cada año y su importancia ha sido resaltada por el experto en sistemas agrícolas que contratamos. Como resultado, ahora tenemos pocas ovejas en nuestra propiedad durante la temporada seca del año, cuando el dinero ya ha sido ganado, creando de esta manera un sistema mucho más sostenible.

Tenemos dos fincas modelo, seleccionadas para ser representativas de los temas relacionados a la agricultura local de tierras áridas, donde se está experimentando con varios procesos y se llevan a cabo pruebas con grandes cantidades de vegetación de tierras áridas. La idea en la que se basa esta propuesta de investigación y desarrollo es que son los mismos agricultores locales quienes tienen la mayoría de las respuestas, y que el objetivo final debe ser alcanzar soluciones prácticas.

El movimiento Landcare (Cuidado de la tierra)

Este movimiento es visto como un proceso revolucionario en el manejo de la tierra, con vecinos que trabajan juntos para mejorar terrenos privados y públicos. Se forman grupos pequeños para solucionar problemas: erosión del suelo, zonas pantanosas o riberas degradadas, o la pérdida de la biodiversidad. Estos grupos son voluntarios y dependen en gran medida de sus propios recursos económicos. Aprenden el uno del otro y algunas veces recurren a recursos y servicios gubernamentales y no gubernamentales. Esta propuesta se originó en Australia a mediados de la década de 1980. Landcare es a la vez una estrategia de desarrollo y un movimiento social liderado por agricultores. Como estrategia de desarrollo, Landcare difunde entre los agricultores de pocos recursos, y de manera rápida y económica, tecnologías agrícolas, prácticas de agroforestería y otros sistemas mejorados de manejo de los recursos naturales. Como movimiento social, involucra a grupos de personas preocupadas por la degradación de la tierra e interesadas en trabajar juntas para mejorar la calidad de la tierra a largo plazo. El movimiento Landcare se ha extendido internacionalmente y se han establecido redes regionales en Sudáfrica, Kenia, Uganda, Alemania, Islandia, Tanzania y otros lugares.

Los tres principios fundamentales de Landcare son: tecnologías apropiadas, grupos comunales locales eficaces, y asociaciones con gobiernos y ONGs. Los grupos de Landcare responden a cuestiones que ellos consideran de importancia local y solucionan los problemas a su manera. En otras palabras, Landcare depende de comunidades automotivadas que responden a temas de la comunidad más que a temas que hayan sido impuestos por una agencia externa. Tales enfoques de las organizaciones de base tienen más posibilidad de ocasionar un cambio permanente y positivo. Los grupos de Landcare tienen apoyo de los gobiernos e involucran a redes para asegurar que las ideas e iniciativas sean compartidas y difundidas.

La Fundación Landcare de Nueva Zelanda es una organización no gubernamental que facilita las iniciativas para el manejo sostenible de la tierra y de la biodiversidad de las comunidades rurales. La Fundación recibe fondos del Ministerio del Medio Ambiente y de un patrocinador corporativo, Transpower New Zealand, y cuenta con un equipo de coordinadores y personal de apoyo. Los coordinadores regionales trabajan con grupos por todo el país, tal como el Grupo de Conservación del Suelo Starborough-Flaxbourne, proporcionando apoyo e información para ayudarlos a manejar sus tierras de una manera más sostenible.

Además, estamos cercando áreas de vegetación natural y plantando especies de árboles nativos. En algunas de las colinas secas hemos plantado tanto Atriplex halimus como Atriplex nummularia. Ambas especies han crecido muy bien y luego de nueve meses están listas para el pastoreo, siendo la Atriplex halimus la que prefieren nuestras ovejas. Las matas saladas (nombre local para las plantas del género Atriplex) han creado condiciones microclimáticas nuevas, incluyendo efectos de sombra que ahora permiten a otras plantas recobrar su lugar en estas tierras empobrecidas.

Nuestro futuro
Después de los tres primeros años de actividades grupales, está por verse qué sucederá en adelante. Dependerá en gran medida de cómo nos trate el clima, y cuán exitosas resulten ser nuestras varias adaptaciones. Pero también estamos embarcándonos en empresas totalmente nuevas. Este otoño, por ejemplo, abriremos un camino a través de nuestras fincas y la naturaleza que las rodea. El recorrido llevará a los caminantes, a través de barrancos con muchos árboles y arbustos nativos donde abundan las aves, a la cima de un cerro con vista al estrecho de Cook, vistas maravillosas de los viñedos que están creciendo rápidamente y de las fincas de esa zona. Hay muchas otras iniciativas nuevas en los alrededores del distrito. Progresivamente, estamos viendo muchos cambios y nuevas maneras de pensar. Una sensación de confianza, completamente nueva, está emergiendo y apuntando hacia la sostenibilidad a largo plazo: una meta encantadora.

Doug Avery
Grupo de Conservación de Suelos Starborough-Flaxbourne de Grassmere Marlborough, Nueva Zelanda.
Correo electrónico: dgavery@paradise.net.nz

Nota del editor
Para una experiencia de uso de Atriplex en América Latina, ver: Bünzli, A. B., 2007. Introducción de arbustos forrajeros en la comunidad mapuche Gramajo, LEISA revista de agroecología, vol. 22, no. 4, marzo de 2007, p. 34.

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