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Unos 800 millones de personas desarrollan estrategias de agricultura urbana a nivel mundial, como fuente de suministro en los sistemas alimentarios urbanos de los países subdesarrollados y una «válvula de seguridad alimentaria» decisiva para los hogares urbanos pobres (Mougeot, 2000).

Al cultivar sus propios alimentos, las ciudades reducen sus déficit alimentarios y obtienen una importante cantidad de frutas, hortalizas y productos de origen animal (huevos, lácteos, carne). Se estima que estas formas de producción proporcionan aproximadamente el 15% de los alimentos consumidos en las zonas urbanas del mundo, y es probable que este porcentaje se duplique en las próximas décadas. Las ciudades con sectores agrícolas urbanos más avanzados, han pasado a autoabastecerse de alimentos frescos y algunas incluso exportan excedentes al extranjero. Este tipo de agricultura constituye una fuente de ingresos para los hogares. Sin embargo, la gran mayoría de los agricultores urbanos son pobres y cultivan alimentos básicamente para su propia subsistencia y en pequeñas parcelas que por lo general no son de su propiedad. En África, estos sistemas productivos han mejorado el estado nutricional de las familias, medido por el consumo de calorías y proteínas, la calidad de la comida o las tasas de crecimiento de los niños. (Mougeot, 2000; Red Águila).

Para el caso uruguayo, cabe preguntarse si la agricultura urbana podrá ser, junto con otras políticas sociales, una alternativa para alcanzar la seguridad alimentaria y una contribución hacia la sostenibilidad social, económica y ecológica. Se presenta a continuación un breve análisis de la contribución de experiencias del área metropolitana de Montevideo en el logro de esos objetivos.

La superficie de Montevideo es de 528,7 km2, de los cuales el 36,4% están urbanizados y el 63,6% corresponde a suelo rural, con unas 35.000 hectáreas potencialmente agrícolas (Scarlatto, 2001). Además, en el espacio urbano existen muchos barrios con áreas públicas libres o abandonadas y viviendas que cuentan con potenciales superficies para el desarrollo de huertas familiares. Luego del abandono de esta práctica, la agricultura urbana vuelve a la escena en Uruguay como un fenómeno de creciente magnitud y múltiples dimensiones. La grave crisis económica que estalló entre julio y agosto de 2002 aparece como la primera causa del fenómeno.

Huerta en Paso de la Arena, Montevideo / Foto: autora

Al lado de la agricultura urbana nace el Programa de Producción de Alimentos y Organización Comunitaria (PPAOC), un programa de extensión de la Universidad de la República creado a partir de las múltiples demandas de vecinos que solicitaban colaboración a la Facultad de Agronomía para la realización de huertas para autoconsumo. Hacia fines de 2002 y principios de 2003 se elaboró un programa a largo plazo en el que participan cinco servicios universitarios: las facultades de Agronomía, Ciencias Sociales, Psicología y Veterinaria, y la Escuela de Nutrición y Dietética.

Actualmente el PPAOC lleva adelante acciones para cumplir con sus objetivos: contribuir en la conformación de redes que apunten a la autogestión de los vecinos para la búsqueda de solución a sus problemas, principalmente los relacionados a la alimentación de sus familias, la capacitación en tecnología de producción de alimentos y la articulación de las tres funciones universitarias: enseñanza, investigación y extensión.

Al mismo tiempo que la Universidad recibía solicitudes de los vecinos, lo mismo sucedía en la Unidad de Montevideo Rural, de la Intendencia Municipal de Montevideo. Esto llevó a que la comuna creara un Programa de Agricultura Urbana. Ambos programas institucionales, aunque con objetivos diferentes, buscan articular sus acciones en los barrios donde desarrollan sus actividades.

¿Qué papel pueden cumplir las huertas urbanas en la búsqueda de la sostenibilidad?

Encuentro de agricultores urbanos / Foto: autora

En octubre de 2003 se realizó el Primer Encuentro de Agricultores Urbanos en Montevideo, en el que se reunieron unas 150 personas de la capital, Canelones y Lavalleja. En el encuentro se buscó elaborar un diagnóstico de la situación. Intentando determinar qué aporta la agricultura urbana a la sostenibilidad, los vecinos definieron los elementos que se exponen a continuación.

Elementos que aporta la agricultura urbana a la sostenibilidad socioeconómica:

Cambios en la alimentación
permite la obtención de alimentos sanos, frescos y confiables; mantener algunas hortalizas en la dieta que no se podían consumir por su costo, e incorporar nuevas;
mejora la calidad de vida.
Incorporación de valores y conocimientos: fortalecimiento del capital social
promueve la solidaridad, la honestidad, la conciencia comunitaria y combate el individualismo;
facilita el aprendizaje creativo;
permite rescatar conocimientos, cultura popular y técnicas del pasado;
fomenta la integración familiar y teje vínculos comunitarios;
propicia la educación y los aprendizajes múltiples;
implica un cambio cultural que se diferencia de la sociedad de consumo;
permite aprovechar el tiempo ocioso, dignificándolo;
aporta a la mejora de la autoestima, a sentirse útiles y potencia la capacidad de hacer con otros.
Mejora en el desempeño económico de las familias
reduce el gasto en alimentación;
permite el trueque de alimentos con otros vecinos o pequeños comerciantes;
permite ingresos complementarios a través de la venta de excedentes.

Elementos que aporta a la sostenibilidad ecológica:

se reduce la basura y se la recicla para su compostaje;
permite la protección del medio ambiente;
se revaloriza la fertilidad del suelo a través de las enmiendas orgánicas y el uso de lombrices;
se producen alimentos sin la incorporación de agrotóxicos;
al incorporar productos de origen animal (cría de gallinas, conejos, caracoles), se genera el reciclado de excedentes de la huerta para los animales, y del estiércol de los animales para la huerta, logrando sistemas agroecológicos.

Cuadro 1.
Emprendimientos, personas y familias
Fuente: Primer Censo de Emprendimientos Productivos y Agricultores Urbanos vinculados al PPAOC y PAU-IMMM, 2005

Número de emprendimientos    120
Número de entrevistados     223
Número de trabajadores en las huertas     342
Número de beneficiarios directos     673
Número de familias involucradas     186

En febrero y marzo de 2004 se realizó el Primer Censo de Agricultores Urbanos y de Emprendimientos Productivos vinculados a los Programas de la Universidad de la República (PPAOC) y de Agricultura Urbana de la Intendencia Municipal de Montevideo (PAU-IMMM). Con este estudio se buscó profundizar en el conocimiento de la realidad productiva y social de los agricultores urbanos para poder definir acciones de extensión, desarrollar trabajos de investigación o diseñar políticas municipales al respecto. Las cifras generales producto de este Censo se presentan en el cuadro 1.

En cuanto al tipo de emprendimiento, la distribución mostró que el 75% de las huertas son de tipo familiar, el 19% comunitarias y el 6% institucionales o educativas.

El censo muestra que quienes trabajan en las huertas son mayoritariamente hombres (57%), cuyas edades más frecuentes están comprendidas entre 30 y 50 años (51,6%). No obstante las cifras, sabemos que en los emprendimientos familiares, las huertas son una actividad de todos, donde cada uno participa en la medida de sus posibilidades. Recordemos la palabra de los vecinos: «La huerta fomenta la integración familiar».

Podemos decir que el perfil más frecuente de las personas que participan de ambos programas institucionales es el siguiente: vecinos adultos de origen mayoritariamente urbano (76%), con antecedentes familiares o no en el cultivo de la tierra (52 y 48%, respectivamente) que han perdido su empleo en los últimos tres años debido a la agudización de la crisis; presentan buenos niveles de alfabetización, y, por sobre todo, son personas que se oponen a soluciones asistencialistas y han decidido buscar alternativas a la seguridad alimentaria de sus familias a través de la producción de alimentos. Para ello cuentan con dos importantes recursos: sus propias manos y la organización junto a otros a través de redes y grupos de «huerteros».
Gráfico 1.
Porcentaje de emprendimientos por estrato de superficie
Fuente: Primer Censo de Emprendimientos Productivos y Agricultores Urbanos vinculados al PPAOC y PAU-IMMM, 2005
grafico 1

La fecha más frecuente de comienzo de la experiencia productiva fue a partir del 2002, ya que el 45% de la huertas manifestaron surgir en este año y el 36% son posteriores al mismo. Esto permite asociar la emergencia de las huertas familiares con la agudización de la crisis económica y los graves problemas de seguridad alimentaria que se hicieron tan visibles en el Uruguay del invierno de 2002.

En el momento de realización del censo, el 67% de los vecinos tenía algún tipo de ocupación remunerada (empleos formales, subocupaciones, trabajos zafrales, etc.) La situación más frecuente muestra vecinos sin empleo que comenzaron esta actividad con mucho tiempo disponible. Hoy, algunos han mejorado su situación laboral, pero no han dejado de cultivar sus huertas. El censo mostraba que el 48% de los vecinos dedican unas diez horas de labor semanal a la huerta, y sólo un 7% dedica más de 40 horas.

Del análisis de la información del censo, se presenta a continuación una descripción de los posibles aportes de estos sistemas de autoconsumo a la sostenibilidad socio económica y ecológica.

Sostenibilidad socioeconómica
En lo correspondiente a la alimentación familiar, se indica que una huerta de 60 m2 es capaz de suministrar las hortalizas frescas necesarias para una familia de dos adultos y tres niños. Podemos entonces tomar ese parámetro como indicador de sostenibilidad del sistema. Las cifras de tamaño de los emprendimientos censados se presentan en el gráfico 1.

 

Cuadro 2.
Aporte de los productos de la huerta a la alimentación familiar, en porcentaje de emprendimientos
Fuente: Primer Censo de Emprendimientos Productivos y Agricultores Urbanos vinculados al PPAOC y PAU-IMMM, 2005
Aporte de los productos de la huerta
a la alimentación familiar
Porcentaje de emprendimientos
Hasta 25% 27%
De 25 a 50% 38%
Más del 50% 35%

Casi el 60% de los emprendimientos tiene escalas inferiores a lo que la bibliografía internacional señala como área de autoconsumo suficiente. Estos valores están asociados con el problema del acceso a la tierra, ya que sólo el 40% de los emprendimientos son propietarios de la tierra, un 32% de la misma es ocupada y un 23% es cedida.

Otro posible indicador de sostenibilidad está en el análisis de lo que aportan los productos de la huerta (en volumen) a la alimentación familiar (ver cuadro 2). El 35% de los vecinos manifiesta que la huerta les aporta más del 50% de sus alimentos diarios, lo cual es de gran relevancia. En cuanto al destino de lo producido, el autoconsumo resulta el principal, ya que el 62% de los emprendimientos así lo define.

Cuadro 3.
Razones que motivan a los vecinos a la realización de las huertas
Fuente: Primer Censo de Emprendimientos Productivos y Agricultores Urbanos vinculados al PPAOC y PAU-IMMM, 2005
Razones
Porcentaje de vecinos
Gratificación y crecimiento personal 28%
Sustento económico 46,6%
Proyecto alternativo 12,9%
Aprovechamiento de recursos 6,9%
Integración social 10,9%

Los móviles que motivan a los vecinos a realizar una huerta familiar o comunitaria se presentan en el cuadro 3. De este cuadro se desprende que la búsqueda de la sostenibilidad mediante el desarrollo de emprendimientos productivos de alimentos, que contribuyan a la seguridad alimentaria de las familias, es una motivación explícita y conciente de buena parte de los vecinos participantes.

Sostenibilidad ecológica

Cuadro 4.
Caracterización tecnológica de la producción en las huertas: porcentaje de huertas que desarrollan prácticas agroecológicas
Fuente: Primer Censo de Emprendimientos Productivos y Agricultores Urbanos vinculados al PPAOC y PAU-IMMM, 2005
Caracterización
Porcentaje de emprendimientos
Cultiva más de 12 especies por huerta 67%
Usa semilla propia o casera 73%
Usa biofertilizantes 90%
Usa métodos de control de enfermedades
y plagas alternativos a los agrotóxicos
12,5%

El sistema de producción se caracteriza por los siguientes indicadores: número de cultivos (como indicador de biodiversidad), origen de la semilla (propia, de los programas universitario o municipal, o de otro origen), utilización y manejo de abonos orgánicos (elaborados en la huerta o provenientes de la Intendencia de Montevideo) y si se aplican o no medidas de control alternativo de manejo fitosanitario (preparados de origen vegetal; ver cuadro 4).

Estos parámetros representan buenos indicadores de sostenibilidad ecológica de los sistemas de producción. La adopción de la alternativa agroecológica ha sido satisfactoria, no solamente para minimizar el uso de recursos externos, sino también por una creciente conciencia de los vecinos de generar una mejor alimentación para sus familias, con alimentos sanos y libres de tóxicos.

El 43% de las huertas han incorporado pequeños animales, tales como aves, conejos, cabras y cerdos a sus sistemas. Esta estrategia ha permitido mejorar los niveles de proteína en la dieta familiar, reciclar residuos y hacer la propuesta más sostenible ecológicamente. Ha traído, a su vez, algunas dificultades en el cuidado de la seguridad de los animales.

Lecciones aprendidas

Queda mucho por investigar en torno de la sostenibilidad de estos sistemas productivos. Estudios más detallados y con elaboración participativa de indicadores son el próximo desafío. No obstante, podemos extraer algunos aprendizajes:
  • Estos sistemas productivos contribuyen al desarrollo sostenible de las familias que llevan adelante la experiencia.
  • Sus efectos pueden aportar en la mejora y conservación del medio ambiente de algunos barrios y espacios del área metropolitana de Montevideo.
  • Es posible desarrollar estrategias hacia los agricultores urbanos que contribuyan a la búsqueda de la sostenibilidad, implementando políticas públicas al respecto.
  • Las huertas urbanas, de autoconsumo o de venta de excedentes, pueden convertirse en unidades económicas basadas fundamentalmente en el trabajo y no en el aporte de insumos externos; son sostenibles en un modelo económico solidario, privilegiando relaciones más integradoras de la sociedad.
  • El capital social generado en esta experiencia representa un valor en sí mismo en la búsqueda de la sostenibilidad de familias de escasos recursos económicos.

Humberto Martínez

Humberto en la puerta de su huerta
Foto: autora

Humberto Martínez comenzó a fines del año 2002 cultivando la huerta familiar en un terreno de 480 m2, cercano a su casa en el barrio de Colón. Se trataba de una superficie enmalezada con cañas y arbustos espinosos que hizo muy trabajoso el comienzo. Humberto está jubilado y vive con su esposa y dos hijos, de 24 y 21 años, que colaboran con las tareas cuando pueden. «Hoy la huerta es parte de mi vida, allí ocupo unas dos horas diarias produciendo casi la totalidad de hortalizas que consumimos. Hemos preparado en familia salsas y mermeladas para casi todo el año. Puedo compartir las cosechas con los vecinos y familiares más necesitados. Cuando un vecino se acerca y comparto con él alguna hortaliza, le cuento lo fácil que es cultivarla y le doy plantines o semillas; luego visito su huerta y los invito a participar en la Red del Centro Comunal donde nos reunimos los huerteros todas las semanas. He conocido mucha gente, vecinos y universitarios, intercambiado experiencias con otros; he entrado a la Universidad, aprendido muchas cosas, hechos que me reconfortan permanentemente. Creo que la huerta hizo mi vida mucho mas útil para mí, mi familia y mi entorno».

 

Beatriz Bellenda
Programa de Producción de Alimentos y Organización Comunitaria
Unidad de Sistemas Ambientales, Facultad de Agronomía, Universidad de la República
Correo electrónico: bbellenda@fagro.edu.uy

Referencias

  • FAO. 1999. Special report. World Food Programme Crop and Food Supply Assessment Mission of Azerbaijan. Undernourishment around the world. Depth of hunger: how hungry are the hungry?
  • Mougeot, Luc J. A. 2000. Resumen 1 de 10. IFPRI (International Food Policy Resarch Institute). Lograr la seguridad alimentaria y nutricional urbana en el mundo en desarrollo. El significado oculto de la agricultura urbana. Washington DC, EEUU.
  • PPAOC y PAU. 2005. Primer censo de los emprendimientos productivos y agricultores urbanos vinculados al PPAOC y PAU. Facultad de Agronomía, Universidad de la República. Montevideo, Uruguay.
  • Red Águila: Red Latinoamericana de Investigación en Agricultura Urbana, Lima, Perú: www.ipes.org/aguila
  • Scarlatto, G. et al. 2001. Gestión participativa del área rural de Montevideo. Evaluación y profundización de una experiencia innovadora. Resumen. Serie Investigaciones No. 138, (CIEDUR) – Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo, Uruguay.

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