junio 2004, Volumen 20, Número 1
Especies vegetales subutilizadas

Las frutas nativas: de testimonios del hambre a exquisiteces en la mesa

GUILLERMO GAMARRA-ROJAS, ADRIANA GALVÂO FREIRE, JOÂO MACEDO MOREIRA Y PAULA ALMEIDA | Página 10-12
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Planalto de Borborema es una región del Estado de Paraíba, en el Nordeste brasileño.

La mayor parte de su población está constituida por agricultores familiares que dependen básicamente de la comercialización de su producción agropecuaria y de alguna actividad extractiva: leña, miel y frutas nativas. Crían vacunos, ovejas y cabras, y cultivan especies que son de crecimiento rápido, tales como legumbres, cereales y raíces. Sin embargo, la dieta diaria es generalmente deficiente en nutrientes esenciales, particularmente en aquellos que son proporcionados por las frutas y vegetales.

El altiplano de Borborema tiene tres subregiones ecológicas: Brejo, subregión que se encuentra a mayor altitud y es más bien húmeda; la subregión Cariri-Curimatau, de menor altitud y con un clima semiárido; y Agreste –la zona de transición entre el siempre verde Brejo y los matorrales de la árida Cariri-Curimatau- tiene un clima intermedio, más templado. No obstante, estas tres regiones se ven afectadas por largos períodos de sequía que ponen en riesgo la seguridad alimentaria de la población local. Al mismo tiempo, la dieta general tiende a ser deficiente en nutrientes esenciales, especialmente aquellos proporcionados por las frutas y otros vegetales.

Esta situación explica la importancia estratégica de las frutas nativas, tradicionalmente usadas por las familias campesinas. Estas frutas están bien adaptadas a las condiciones ambientales locales pero, hoy en día, la mayoría de ellas está subutilizada y el conocimiento local acerca de su uso y manejo está desapareciendo. También la investigación las ha ignorado y, en términos científicos, se sabe muy poco acerca de su calidad, productividad y comercialización.

Mientras tanto, en esta región de Paraíba hay un ambiente favorable a los procesos de movilización social que permiten revertir el actual cuadro de insostenibilidad. Se encuentra en curso un programa de desarrollo local que tiene como actores a las organizaciones de agricultores familiares, principalmente a los 16 sindicatos de trabajadores rurales reunidos en el «Polo Sindical de Borborema» cuya actuación es en asociación con ONGs de asesoramiento y servicios. El Programa viene propiciando acciones para la generación, adaptación y difusión de innovaciones técnicas y sociales, enfocadas a la conversión agroecológica de los sistemas de producción local, procurando que el afrontar los actuales problemas que viven las comunidades rurales, esté asociado a la progresiva formulación de un proyecto sustentable para la agricultura que se practica en la región.

En el período 2002-2003, en siete municipios del área de influencia del «Polo Sindical de Borborema», se llevó a cabo un estudio de las frutas nativas haciendo uso del favorable contexto social y organizacional, y teniendo como guía los enfoques participativos.

El plan de acción fue producto de un esfuerzo colectivo. Primero, el concepto de «frutas nativas» fue desarrollado en base al conocimiento de los agricultores locales. Se organizó un encuentro donde se discutieron varios temas, incluyendo las formas de incrementar el conocimiento y formular las demandas de investigación. Se formó un grupo de estudio integrado por agricultores, estudiantes, técnicos e investigadores, y luego se organizaron entrevistas semi-estructuradas y encuentros comunales con el fin de buscar, identificar, caracterizar y rescatar el conocimiento sobre frutas nativas presente en cada una de las sub-regiones.

Frutas nativas

Un árbol de umbo creciendo en las planicies del noreste de Brasil / Foto: Vinicius Lubambo

Definir qué es lo que constituye una fruta nativa resultó en un largo debate entre los agricultores, quienes llegaron a la conclusión de que habían tres categorías. Primero, las «frutas nativas del bosque» o «aquellas especies que son producidas por la propia naturaleza» fueron las identificadas como el concepto local más cercano al término técnico de frutas nativas silvestres. La segunda categoría «frutas nativas naturalizadas» son especies que han sido introducidas en la región y que ahora están adaptadas a las condiciones locales; tales especies son la Annona, Spondias y algunas variedades de banana y cítricos. La tercera categoría fue «frutas no nativas», a la cual pertenecen las especies y variedades que han sido introducidas recientemente en el área y que para su cultivo se requieren insumos externos. Las frutas no nativas pueden también ser el resultado de programas de mejoramiento basados en las especies locales, como las variedades enanas de nuez cajú o nuez de marañón (Anacardium occidentale) o el resultado de injertos u otras técnicas.

Los agricultores basan sus definiciones en los diferentes niveles de adaptabilidad y resiliencia a las condiciones locales. Las frutas nativas del bosque fueron consideradas como las más resilentes, y las no-nativas como las menos. Los agricultores se han dado cuenta que las frutas nativas del bosque tienen ventajas comparativas sobre las especies que han sido introducidas de fuera de la región, dado que estas últimas requieren mucha inversión antes que puedan producir un cultivo en ambientes marginales.
Valores tradicionales y nuevos impulsos

Los agricultores identificaron un total de 44 frutas nativas en tres regiones, de las cuales 29 tenían alta preferencia. Muchas de estas frutas se encuentran en las propiedades familiares y requieren poco cuidado. En la naturaleza cumplen un importante papel ecológico porque proporcionan cobijo y alimento a los animales silvestres. En algunas comunidades, varias especies se han tornado escasas, por ejemplo la ‘ubaia’ (Eugenia uvalha) y la ‘jatoba’ (Hymenaea courbaril). Esto se debe, en parte, al resultado de la deforestación en amplia escala que se produjo cuando se establecieron en el área grandes plantaciones de algodón y maguey (Agave americana) y por otro lado, porque son reemplazadas por otras frutas que comercialmente son más atractivas. Sin embargo, algunas frutas nativas como el ‘umbu’ (Spondia tuberosa) en Caruri-Curamatau y ‘cajá’ (Spondias mombin) en Agreste y Brejo, se desarrollan en áreas densamente pobladas. Este es el resultado de las preferencias locales y del uso de los árboles. Estos proporcioan sombra, madera, postes, cercos, leña, medicina, alimento para las abejas y los animales de la finca, y tienen un efecto positivo sobre el suelo. Sólo una de las especies identificadas por los agricultores (Myrciaria cauliflora) era considerada útil únicamente por sus frutos. Los agricultores prefieren plantas frutales con varios usos, asignándoles un considerable valor a las especies multi-propósito en las estrategias de la agricultura familiar.

Hay también frutales nativos que se cultivan y mantienen cuidadosamente en áreas protegidas, tales como las de los huertos caseros y las de las parcelas cercadas con nopal o tuna (Opuntia ficus-indica). Algunas especies frutales (Spondia mombin y Brasilipuntia bahiensis) son usadas como cercos vivos. De esta manera los frutales optimizan el uso del espacio, la mano de obra y otros recursos disponibles, tales como las aguas servidas del uso doméstico. Estas prácticas multi-funcionales y el aprecio por las plantas frutales han sido promocionados durante las sesiones de grupo y las visitas de intercambio, y son vitales para el mantenimiento de la biodiversidad local.

En áreas que experimentan escasez periódica de agua, las plantas que tienen frutos y otros matorrales son importantes en períodos de hambruna. Con excepción del ‘umbu’ estas frutas son sólo comidas en los períodos de mucha sequía o en tiempos de gran necesidad de alimentos. Sin embargo, los procesos colectivos de reconstrucción del conocimiento acerca de las frutas nativas ha llevado a un renovado interés en ellas. Una parte importante de este cambio de actitud, se debe a la planta de ‘umbu’. En Cariri-Carimatu, la deliciosa fruta ‘umbu’ es una fuente de alimento y, posiblemente, la única fruta capaz de generar ingresos significativos para las familias de la región. Reconociendo este potencial se han llevado a cabo una serie de eventos comunales y regionales, así como visitas de intercambio de conocimientos sobre la explotación, mejora en la producción de plántulas y conservación del ‘umbu’.

Uno de los resultados más importantes de este intercambio de conocimientos ha sido el desarrollo de nuevos usos para las frutas. Los agricultores han comenzado a pensar en recetas para la preparación de caramelos, gelatinas, jugos y pasteles de frutas usando algunas especies locales de cactus. En las regiones más húmedas han habido intentos para un mejor uso de las frutas que normalmente se comen crudas como el cajú o marañón y el ‘jenipapao’ (Genipa americana).

El estudio e intercambio de experiencias sobre el uso y manejo de las frutas, llevó a la recolección de semillas y a la producción y distribución de plántulas. Esto ha permitido la reproducción de especies frutales que, en algunas áreas, estaban próximas a su extinción.

Perspectivas de comercialización

Algunas frutas crecen espontáneamente y, después de recibir la autorización del propietario del terreno donde están creciendo, cualquiera puede recogerlas. Mientras las familias están involucradas en la recolección, los niños hacen gran parte de este trabajo. Sin embargo, las frutas de plantas cultivadas o silvestres para la venta solamente pueden ser cosechadas por el propietario.

Lo que se comercializa es sólo una poca cantidad de frutas de un limitado número de especies nativas. Las especies Spondia sp. y Myrciaria sp. tienen el más alto valor comercial, pero la venta de estas frutas es difícil porque son recolectadas en volúmenes pequeños y hay muy poca información del mercado. Generalmente, son los intermediarios los que recolectan la fruta de una comunidad y la venden en los mercados locales o regionales. Casi siempre, esto significa que las familias agricultoras obtienen pocos beneficios financieros de estas actividades. A pesar de ello, los agricultores están ahora comercializando sus productos directamente en las ferias agroecológicas; un proceso que añade valor a estas frutas.
Oportunidades

Los agricultores identifican los factores que restringen la manera en que las frutas locales son usadas actualmente. Ellos quieren mayor información sobre sus propiedades nutricionales y su calidad, su procesamiento y su manejo poscosecha, sí como mayor información sobre el mercado.

Por ejemplo, las frutas de las especies del género Spondias tienen un precio comercial relativamente alto, pero su participación en los mercados regional y nacional es aún muy pequeña. La composición química y las características del procesamiento de las frutas ya se conocen, pero es necesario adaptar este conocimiento a la lógica y exigencias de la agricultura familiar. En el grupo de las cactáceas, la Brasilopuntia bahiensis, muy común en Cariri-Carimatu tiene también un buen potencial de desarrollo. La planta es de amplia disponibilidad y crece bien en suelos degradados, tiene alto contenido de caroteno y buen sabor, pudiéndose conservar fresca por largo tiempo. No obstante, sus muchas espinas hacen difícil su cosecha. Actualmente, se está realizando un estudio sobre la composición de su caroteno. Hay mucho conocimiento sobre las especies relacionadas, lo que puede demostrar su utilidad; por ejemplo, sobre el nopal o tuna. Otras frutas, como la Psidium araca, se pueden beneficiar de las tecnologías ya desarrolladas para una planta del mismo género: la ‘guava’ (Psidium guajava).
Una experiencia valiosa

El conocimiento de las propiedades de las frutas, la promoción de las mejoras en su procesamiento, propagación y multiplicación, así como el desarrollo de estrategias de distribución de plántulas y para la comercialización de frutas nativas, son acciones plausibles para el incremento del uso eficiente de estas frutas que, en caso contrario, continuarán siendo subutilizadas o se perderán. La difusión de estos beneficios, tanto para la seguridad alimentaria como para la generación de ingresos para el agricultor, ampliaría el impacto de este tipo de proyectos allí, en los municipios donde se desarrolla la presente propuesta.

Ahora, este estudio regional de las frutas nativas ha sido ampliado a un área geográfica mayor. La recuperación del conocimiento local y su movilización a través del intercambio de experiencias son elementos importantes para reforzar la vitalidad y asegurar la sustentabilidad de la agricultura familiar de pequeña escala. La investigación científica, basada en las necesidades de la población local, cumple un importante papel en este proceso.

 

Guillermo Gamarra-Rojas, Adriana Galvâo Freire, Joâo Macedo Moreira y Paula Almeida

Guillermo Gamarra-Rojas. Consultor AS-PTA.
Correo electrónico: ggamarra@terra.com.br

Adriana Galvâo Freire, Joâo Macedo Moreira y Paula Almeida.
Consultores y Servicios para Proyectos en Agricultura Alternativa. AS-PTA.
Rodovia BR 104 km 06 s/n, Caixa Postal 33, Esperança, Paraíba, Brasil.
Correo electrónico: asptapb@aspta.org.br, www.aspta.org.br

Referencias
– Gamarra-Rojas, G. y C.F.L. Gamarra-Rojas, 2002. Conservaçâo e uso de frutíferas nativas de Pernambuco. En: Tabarelli, M. y J.M.C. da Silva. Diagnóstico da biodiversidade de Pernambuco. SECTMA-PE, Ed. Massangana. Recife, Brasil.

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