diciembre 2003, Volumen 19, Número 3
Acceso y control sobre los recursos

MST en Brasil: más que acceso a la tierra

CIRO EDUARDO CORRÊA | Página 14-15
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Brasil es un continente en sí mismo y tiene abundantes recursos naturales. La riqueza potencial contenida en su agua, tierra, biodiversidad, litoral, diversidad climática y recursos minerales es muy grande. Tiene una de las cuencas más grandes del mundo y su gente procede de diferentes ambientes étnicos y culturales. Es un país rico y fértil.

Sin embargo, los brasileños viven en condiciones comparables a los más necesitados del mundo. Los ingresos están altamente concentrados. El estrato más rico, que es un 10% de la población, representa el 48% de los ingresos anuales, y el 20% más pobre sólo representa un 2% de estos ingresos. Hoy, 23 millones de brasileños viven debajo de la línea de pobreza y 52 millones no tienen una alimentación suficiente.

Análisis

La degradación social y ambiental generalizada en todo Brasil se origina en la forma en que se ha desarrollado la agricultura en el país. La agricultura ha estado siempre subordinada a la lógica del comercio exterior, generando sus ganancias en la explotación natural de los recursos y de la mano de obra de los pobres. Desde la época de la colonización europea, sus principales prioridades han sido la extracción de recursos, y posteriormente la gran producción agrícola para la exportación al mercado europeo.

Durante los últimos años, este patrón se ha sostenido por la incorporación de adelantos tecnológicos. La «modernización de la agricultura» ha permitido a Brasil mantener su actual estrategia de exportación, basada en patrones extensivos de tenencia de la tierra o latifundios, producción de mercancía orientada a la exportación, y relaciones laborales infrahumanas. Actualmente, el uno por ciento de las familias rurales posee el 47 % de las tierras del campo, mientras que más de 12 millones de personas viven en la indigencia, sin tierra. Al mismo tiempo, en los grandes estados del país, 166 millones de hectáreas cultivables permanecen en desuso. Los pequeños agricultores conforman el 80% de la población rural, sin embargo poseen menos del 18% de las tierras cultivables disponibles.

Una demostración del derecho a la tenencia de la tierra: Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra (Movimento dos Trabalhadores Sem Terra – MST)

Una drástica reducción de la demanda de mano de obra campesina ha intensificado la pobreza. En los últimos diez años se han eliminado más de cinco millones de puestos de trabajo sólo por la mecanización en las plantaciones de azúcar. En 1984, cientos de miles de hectáreas de tierras agrícolas se perdieron a través de la creación de la represa de Itaipú, siendo ésta la más grande del mundo. En las plantaciones de algodón y café un 65 por ciento de la fuerza laboral no tiene documentos legales de trabajo y trabaja de 14 a 16 horas diarias por US$ 2,00. Por este motivo hay un constante éxodo del campo a las ya sobrepobladas ciudades. En los últimos 30 años, 20 millones de personas han dejado las áreas rurales por las ciudades. En 1903, cuando en Brasil la población total llegaba a los 17,4 millones, el 80% de ésta vivía en las áreas rurales. Cien años después, Brasil tiene una población de 175 millones y el 80 por ciento vive en áreas urbanas sobrepobladas. Los alimentos de primera necesidad son escasos, y a pesar que los negocios agrícolas de Brasil garantizan un excedente favorable de exportaciones, todavía importa productos básicos tales como frijoles, arroz y trigo. En 1990, Brasil importó alimentos básicos por un valor de un billón de dólares. Hoy, sus importaciones ascienden a los diez billones de dólares.

Una reforma agraria resulta fundamental para la transformación social, económica y política de Brasil, y también para cumplir con la urgente necesidad de una redistribución extensiva y a gran escala de las tierras. La geografía política y económica del país necesita cambiar y otorgar a la tierra una verdadera función social.

Organizando a los desposeídos

La lucha por la tenencia de la tierra ha dominado la historia de Brasil. El movimiento de resistencia de los canudos y la guerra de Contestado a finales del siglo diecinueve, y las Ligas Campesinas y el movimiento MASTER de agricultores sin tierra de los años 1950 y 1960, son ejemplos típicos de las acciones tomadas por los trabajadores rurales para acceder y mejorar sus condiciones de trabajo y vida. El Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra (MST, Movimento dos Trabalhadores Rurais sem Terra) es parte de esta tradición.

El MST es una de las 35 organizaciones comunales que luchan para lograr que se considere la reforma agraria en la agenda política. El MST se estableció en 1984 y está activo en 23 de los 27 estados de Brasil; más de 1.5 millones de personas están involucradas en él. Este movimiento ha logrado proporcionar acceso a la tenencia de la tierra a unas 300.000 familias que ahora viven en 1.600 asentamientos. Otros 80.000 demandantes viven todavía en campamentos mientras negocian la legalidad de sus demandas. El proceso de ocupación de tierras y la lucha por asegurar la tenencia de sus derechos es un proceso complejo, peligroso, y a veces violento. El MST apoya a grupos en la ocupación de tierras y en sus esfuerzos de negociar y formalizar su propiedad legal. Luego del reconocimiento de las demandas, el MST trabaja con los nuevos pobladores para establecer comunidades en las que el desarrollo se realiza a través de una reforma agroecológica y social.

Las actividades más amplias de MST incluyen aspectos de vida comunitaria como la educación, salud, identidad cultural, educación ambiental, tiempo libre, deportes y puestos de trabajo. El MST, como organización, intenta introducir a los hombres y mujeres a una forma de vida más justa, fraternal e igualitaria. A través de los años ha desarrollado sus propios métodos y medios para ayudar a las personas a organizar su lucha y mientras que ganar la tenencia de las tierras es importante, sus objetivos más amplios son iniciar un proceso de reforma agraria que no sólo reorganizará la tenencia de la tierra, sino que también contribuirá a mayores transformaciones de la sociedad en su conjunto.

Cuidando a la naturaleza

La lucha del MST por la reforma agraria es, en efecto, una lucha por preservar la vida y la naturaleza. El MST siempre ha intentado aumentar la conciencia de los trabajadores sin tierras sobre la importancia del papel que cumplen en preservar la naturaleza. En general, las áreas elegidas para la reforma agraria tienden a ser áreas que han sido devastadas y degradadas por un manejo estatal inapropiado y explotador. En los asentamientos del MST, el mayor reto ha sido el regenerar el medio ambiente y asegurar que haya suficiente educación ambiental para fomentar prácticas sostenibles. Se invierte un esfuerzo considerable en elaborar medios para sensibilizar y educar a las familias sobre la necesidad de promover la reforestación, elaborar almácigos y viveros de árboles nativos y exóticos, preservar las orillas de los ríos y manantiales, establecer corredores ecológicos, trabajar hacia el manejo colectivo de bosques y desarrollar patrones de asentamientos que propicien la conservación del suelo y el agua.

Al aumentar la conciencia de la importancia de la agroecología, el MST también ha introducido nuevos patrones de producción y consumo en sus propios asentamientos. Se cultivan alimentos saludables, libres de pesticidas y químicos; se fomenta una amplia diversidad de vida vegetal y variedades animales que se adaptan mejor a las condiciones locales de cultivo y crianza. Además, el MST está involucrado en el fortalecimiento de la economía local asegurando que los pobladores no se vuelvan dependientes de un solo producto, y en el establecimiento de vínculos con mercados regionales más amplios donde existan otras fuentes potenciales de ingresos.

Actividades

Desde 1997, el MST ha acumulado mucha experiencia en agroecología y manejo forestal. Muchos asentamientos producen y comercializan arroz orgánico, soya, maní, mandioca o yuca, maíz, nuez de acajú o marañón (Anacardium occidentale), café, plátanos, duraznos, pollos y cerdos.

Junto con otros movimientos sociales en la Vía Internacional Campesina, el MST está involucrado en la Campaña de Semillas como una herencia de las naciones al servicio de la humanidad. El objetivo de esta campaña es confrontar el proceso global de privatización de la biodiversidad, con el cual unas pocas transnacionales importantes están haciéndose cargo de la vida y convirtiendo a la naturaleza en una mercancía. El MST está llevando a cabo actividades para recuperar variedades de semillas locales, centrándose en el maíz, arroz y frijoles, cultivos que son básicos para asegurar, en sus asentamientos, la alimentación de las personas y la crianza de animales. En la municipalidad de São Miguel do Oeste, en el estado sureño de Santa Catarina, por ejemplo, se han recuperado 48 variedades de maíz y además se están cultivando 18 variedades de maíz y 5 de frijoles. Durante la última cosecha se recolectaron 80 toneladas métricas de semillas. Esto fue suficiente para asegurar el abastecimiento para las familias locales y proporcionar un excedente para una distribución futura.

Durante muchos años, el MST ha estado desarrollando la producción agroecológica de semillas de hortalizas a través de la empresa BIONATUR y actualmente son los únicos abastecedores en el Brasil que producen y distribuyen tales semillas. BIONATUR surgió de la necesidad de confrontar el monopolio que las multinacionales habían establecido sobre el mercado de semillas. Se estableció primero en Rio Grande do Sul, un estado al sur del país, y luego se expandió a otras regiones del Brasil. BIONATUR trabaja exclusivamente con variedades de hortalizas, pero no las híbridas. El resultado de estas actividades ha sido ampliar la distribución regional de semillas, pero ahora las variedades distribuidas por BIONATUR están siendo cultivadas lo más cerca posible de las regiones en las cuales fueron obtenidas. En 2002, BIONATUR produjo y comercializó siete toneladas de semillas de 32 variedades diferentes. Para el año 2008, espera comercializar 15 toneladas de semillas de 56 variedades diferentes.

Otra actividad importante ha sido el manejo de la biodiversidad en los asentamientos de Pontal do Paranapanema, al sudeste del estado de São Paulo. Aquí el MST hizo posible el flujo de genes entre tres áreas de bosques nativos clasificados como Bosque Interior Atlántico. Estos bosques cubren 33.000 hectáreas, 400 hectáreas y 300 hectáreas, respectivamente y son el hogar de muchos pequeños agricultores. El proyecto consistió en la siembra de especies exóticas y nativas en las áreas pertenecientes a los asentamientos de los agricultores, de modo de incentivar el intercambio genético entre las diversas especies de animales y plantas en las tres áreas forestales. Con el transcurso del tiempo se ha formado un corredor migratorio de especies animales (en particular aves e insectos) facilitándose así la transmisión de material genético de los árboles nativos que conforman los ecosistemas. Desde un punto de vista social, estas islas de biodiversidad –que también contienen huertos agroforestales de uso múltiple– respaldarán el mejoramiento y diversificación de las actividades agrícolas en las adjudicaciones rurales localizadas entre los sectores forestales.

En la misma región, Ribeirão Bonito, unas 123 familias se han involucrado en el proyecto conocido como Abraço Verde (El Abrazo Verde). El principal objetivo de este proyecto es sembrar un cinturón de árboles nativos y exóticos entre el bosque y las áreas usadas por los agricultores para el cultivo y la ganadería, buscando así detener la degradación. Desde un punto de vista social y económico, la explotación sostenible del Abraço Verde ha proporcionado una nueva fuente de ingreso para estas comunidades rurales, y ha ayudado a reducir la existencia de conflictos relacionados con el acceso a la fauna y la flora.

Retos

El MST enfrenta muchos retos. Una de las principales dificultades es que la reforma agraria todavía es vista como un modo de compensar a los desposeídos y aliviar las tensiones sociales, antes que una política que reestructure la tenencia de la tierra. Por lo tanto, el MST ha adoptado una agenda amplia con la cual se compromete a procurar la aprobación de políticas públicas que reflejen no sólo una preocupación por el valor de los espacios rurales y la preservación de los paisajes, sino que también garantice el bienestar y los derechos a la tierra a aquellos que viven en el campo.

Ciro Eduardo Corrêa.
Producción, Cooperación y Medio Ambiente,
Movimento dos Trabalhadores Rurais sem Terra – MST, SCS,
Quadra 6 Bloco A – Edificio City Bank, 194 – 3,
Brasilia/DF CEP: 70.300-500, Brasil
E-mail: mstdf@terra.com.br
www.mst.org.br

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