En Zimbabwe, la evaluación fue llevada a cabo como una comparación entre dos tecnologías: manejo integrado de plagas (MIP) / producción integrada con manejo de plagas (PIMP), y cultivos genéticamente modificados. El ejercicio comprendió
seis etapas:
Paso 1: Introducción del programa, discusiones de grupo sobre sistemas agrícolas (fuerzas de la comunidad y evaluación de activos relacionados con la producción de cultivos y con actividades pecuarias).
Paso 2: Primer grupo: información compartida sobre cultivos genéticamente modificados y maíz Bt. Segundo grupo:
información compartida sobre MIP/PIMP.
Paso 3: Respuesta de los agricultores, preguntas y aclaraciones sobre las tecnologías.
Paso 4: Evaluación de la tecnología (maíz Bt y MIP/PIMP) en el marco conceptual de Medios de Vida Sostenibles.
Paso 5: Evaluación global por los agricultores.
Paso 6: Retroalimentación para el enfoque y el proceso de comunicación.
Una característica interesante de esta metodología fue el uso de dibujos para explicar, a los agricultores que no tenían educación en biología, lo que es la ingeniería genética. Estametodología ayudó a que los agricultores obtuvieran información especializada en el tema y que formularan preguntas como por ejemplo: “¿Por qué el gen Bt se expresa en el tallo y en las hojas pero no en la mazorca?”, “¿Pasan los genes Bt a la progenie?”, “¿Qué otros insectos mueren, además del perforador de tallos?” Los agricultores también discutieron otros aspectos, tales como los requerimientos de fertilidad, la resistencia de los gorgojos, impactos en el medio ambiente, etc. Otra pregunta que se formuló fue: “¿Qué efectos tendría en la estructura del suelo, y en los cultivos que van a crecer allí después?” Los agricultores también expresaron su preocupación por el incremento de la resistencia en las plagas. Además, quisieron saber algo sobre la parte económica relacionada con el precio de las semillas Bt y cuánto era el ahorro en plaguicidas.
Otras categorías importantes fueron la salud, la religión y las relaciones de poder. Los agricultores quisieron saber si la toxina que mata a los perforadores del tallo de maíz también, a la larga, los podría afectar al comer los tallos y las mazorcas, o al comer la carne de los animales alimentados con tallos de maíz Bt. Un sentimiento de impotencia ante el sector de las empresas semilleras y de agronegocios, fue mencionado con frecuencia. Un agricultor dijo: “Si un agricultor ve una variedad que mata a todos los insectos, la querrá porque no comprende los otros factores”. A eso, otro replicó: “Las compañías comerciales no dan todo el panorama, por ejemplo con Dieldrin; dicen lo bueno que es, pero no dicen nada de los efectos para la salud de los humanos o cómo usarlo con seguridad”.
“Nos pueden dar las semillas, o las compañías nos las pueden vender a bajo precio durante un tiempo, pero después retiran el subsidio y habremos perdido todas las variedades que generalmente usamos”.
Otro agricultor puso en el tapete el asunto de los mecanismos de control para evitar la contaminación de sus variedades: “Hemos hablado con nuestros vecinos para tratar de reducir la contaminación, manteniendo las variedades de maíz separadas unas de otras, pero sin normas establecidas no podemos tomar ninguna decisión como comunidad, para excluir variedades”. Otro agricultor dijo: “Aún con leyes contra una variedad, la gente puede querer cultivarla. Cualquier ley debería ser monitoreada para hacerla cumplir, porque si no es así, es inútil tenerla”.
Este ejercicio muestra, una vez más, que si se da la oportunidad a los agricultores, ellos demuestran estar perfectamente capacitados para discutir temas técnicos relacionados con la ingeniería genética y decidir cuáles son sus opciones.
Jessamijn Miedema, Wolfswaard, Aan de Rijn 12, 6712 PB Wageningen, Holanda. E-mail: jessamijnm@hotmail.com