octubre 2001, Volumen 17, Número 2
¿Globalizarse o localizarse?

Los agricultores regresan a las economías locales

LEISA | Página 5-6
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El comercio internacional crece rápidamente. Productos que se comercializan internacionalmente se encuentran todos lados, como evidencia de la “globalización”. La Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los gobiernos nacionales imponen la liberalización del comercio y el retiro de las barreras comerciales, con la enorme convicción de que este es el mejor camino para la prosperidad.

A los agricultores se les promete grandes beneficios provenientes del libre comercio, si es que se especializan en aquellos productos que pueden competir venatajosamente en el mercado global. En línea con esta forma de pensar, la agricultura de exportación, la tecnología de la Revolución Verde y la biotecnología son promovidas globalmente (Banco Mundial, 2001; IFAD, 2001), como los instrumentos para incrementar la producción agrícola, aliviar la pobreza y erradicar el hambre.

El impacto negativo del libre comercio

Sin embargo, un análisis del impacto del comercio libre muestra que los pequeños agricultores no pueden competir en el mercado global. La declinación de los precios y el aumento de los costos debido las políticas nacionales de precios, importaciones baratas y una gran cantidad de otras razones, obligan a los agricultores a vender por debajo del costo de producción y depredar su base de recursos naturales. Esto afecta a las mujeres agricultoras desproporcionadamente, constituyendo una amenaza para la seguridad alimentaria de sus familias. En algunos países la producción de los cultivos más importantes, por millones de familias de agricultores, como por ejemplo: trigo en Brasil y semillas oleaginosas en India, ha llegado a un estancamiento trayendo consigo desempleo a gran escala. Muchos pequeños agricultores se han visto envueltos en deudas o en producción bajo contrato, convirtiéndose así en trabajadores mal pagados en tierras degradadas. Debido a la desintegración del espíritu colectivo y al sentimiento de haber perdido el control, los agricultores de la India al no ver ven ninguna salida recurren con frecuencia al suicidio. Es obvio que los que más se benefician con la liberalización del comercio son los grandes agricultores que producen para exportar, los agronegocios, y, en especial, las compañías transnacionales (CT).

Un estudio reciente del Banco Mundial, llevado a cabo por Lundberg y Squire, determinó que en realidad el libre comercio conduce a un aumento de las ganancias del 60% de altos ingresos, pero tiene el efecto contrario en el otro 40% de la población, los más pobres. Desde 1990, el número de pobres está aumentando nuevamente. Actualmente, 1,2 billones de personas tienen que sobrevivir con menos de 1 dólar USA al día (IFAD, 2001). El 75% de ellos vive en áreas rurales, e incluye poblaciones indígenas, pequeños agricultores, mujeres y niños que nunca tuvieron la oportunidad de ser parte, o han quedado fuera, del modelo de desarrollo global.

La globalización del comercio y de la tecnología es parte de un proceso más amplio de la globalización cultural. Debido al incremento general del comercio internacional, de los viajes y de la comunicación de masas, la cultura del consumidor occidental simbolizada por la Coca Cola y la cadena Mac Donald, se propaga rápidamente. Esto contribuye a la pérdida de la cultura tradicional, valores y conocimientos, a la desintegración de las comunidades, a la desaparición de la solidaridad recíproca, y a la degradación del medio ambiente.

El movimiento anti-globalización

Como reacción a estos procesos, está creciendo y manifestandose con gran fuerza un movimiento contra la globalización. Una expresión de ello fue La Caravana de la Gente que viajó a través de Asia suroriental en noviembre del año 2000, haciendo campaña en pro de la seguridad alimentaria, la reforma agraria y por una agricultura libre de tóxicos y de biotecnología. La nota de advertencia lanzada por IFOAM sobre el hecho de que la contaminación genética se está propagando rápidamente en los Estados Unidos, muestra cuán importantes son esas protestas para sensibilizar a los ciudadanos.

Del 25 al 30 de enero de este año, el Foro Social Mundial tuvo su primera reunión global en Puerto Alegre, Brasil, para discutir los problemas causados por la globalización. Entre ellos se encuentran el dominio de los intereses económicos sobre los sociales, la cada vez mayor desigualdad, la falta de derechos humanos y respeto por la naturaleza, y la influencia cada vez mayor y la falta de control democrático de las compañías transnacionales y de las instituciones internacionales, tales como la Organización Mundial del Comercio (OMC). Pero, el mayor clamor que se escuchó en este Foro fue por una agricultura “diferente”. Se demandaba una agricultura que produjera los alimentos que requeridos local y nacionalmente, a escala humana, en tierras devueltas a los agricultores. También se demandaron precios de garantía y su control por los agricultores y por las naciones, y no para las Compañías Transnacionales. La alternativa es una agricultura ecológicamente sólida que produzca alimentos seguros para los seres humanos y no dañinos para los animales.

Esta alternativa que emerge frente a la globalización, se conoce cada vez más como “localización” (Hines, 2000); un enfoque alternativo de desarrollo que da prioridad al desarrollo endógeno – basado en conceptos y recursos locales- sin excluir el desarrollo exógeno, basado en soluciones externas.

Entendiendo lo que es globalización y localización

Es importante que los núcleos de agricultores se den cuenta y comprendan las tendencias actuales de desarrollo, y cómo son y serán afectados en el futuro por la globalización. Necesitan saber qué oportunidades tienen en el mercado mundial, cómo se van a beneficiar de la localización y qué opciones tienen para elegir. Al reforzar las organizaciones de agricultores para que analicen su situación, se está ayudando a los agricultores a que diseñen sus estrategias para navegar por un mundo que se globaliza rápidamente.

Para esto, puede ser muy útil tener un marco referencial analítico. El marco usado por economistas neoliberales no puede explicar suficientemente las economías locales, porque examina principalmente los aspectos financieros. Por el contrario, Pretty (1998) y Bebbington (1999), reconocen cinco diferentes activos de capital, fundamentales para el desarrollo económico y el bienestar local:

Capital natural – los bienes y servicios de la naturaleza.
Capital social – la cohesión de la gente y de la sociedad.
Capital humano – el status y las capacidades de los individuos.
Capital físico – la infraestructura local y el stock de la producción.
Capital financiero – reservas de dinero.

Para entender estos conceptos tan abstractos, uno debe considerar la economía local como un balde o cubo que la comunidad quiere mantener lleno, pero, el cubo tiene agujeros. Cada vez que alguien compra algo externo a la economía local, el dinero sale del cubo. Cuando se extraen los recursos naturales o se contaminan, la reserva natural disminuye. Para equilibrar esto, el dinero debe ingresar por las ventas de materia prima, productos o servicios al exterior, o del trabajo migratorio, pensiones, subvenciones o subsidios de afuera. En una economía abierta, de mercado, se maximiza el flujo de dinero haciendo uso de ventajas comparativas, y por lo tanto, se incrementa la prosperidad. Pero, la prosperidad también se puede incrementar reduciendo la salida del dinero y otros recursos, “tapando los agujeros”, evitando la degradación de la base de recursos naturales y, de una manera selectiva, consiguiendo rentas adicionales de afuera, como por ejemplo, de mercados de nicho en vez de mercados al por mayor (ver Recuadro).

Cinco principios para incrementar las economías locales
Adaptado de Pretty, 1998.

A. Hacer el mejor uso posible de los recursos naturales
1. Cerrar los agujeros usando recursos renovables locales, en vez de los que provienen de afuera:
• Agricultura Orgánica o Agricultura Ecológica
• Sistemas de alimentos locales y comercialización directa.
• Campañas para estimular la compra de productos locales.
• Generación de energía renovable.

2. Reciclaje de recursos financieros dentro del sistema, al comprar bienes y servicios locales:
• Moneda local y sistemas de trueque
• Mutuales y otros arreglos micro-financieros.
• Bancos comunales.

3. Dar valor agregado a la producción local antes que comercializarla fuera:
• Procesamiento y fabricación locales
• Etiquetado y acreditación para alimentos y maderas
• Comercialización directa, agricultura apoyada por consumidores
• Turismo eco-cultural.

4. Vincular a la gente con las instituciones para promover la confianza, crear nuevos vínculos y establecer más intercambio:
• Redes para las compras locales.
• Gobiernos democráticos y participativos para el planeamiento comunal.
• Refuerzo de las instituciones locales, grupos de agricultores y cooperativas comunales.

B. Intercambio con otras economías
5. Hacer uso de las oportunidades externas para atraer recursos de afuera, especialmente dinero, conocimientos, habilidades y nuevas tecnologías:
• Venta de productos de calidad después de agregarles valor, por ejemplo, productos orgánicos o forestales certificados.
• Programas de intercambio de agricultor a agricultor.
• Programas rurales de radio, internet y otro tipo de comunicaciones.
• Subsidios gubernamentales y no gubernamentales para el desarrollo rural

Recreando economías locales

Es importante observar que las economías locales no son una estrategia para crear comunidades autárquicas sólo auto-suficientes, pero totalmente desconectadas del resto del mundo. Más bien, antes que nada, se debe hacer el mejor uso posible de los recursos disponibles (los cuatro primeros principios), y luego vincularse y comercializar con otras economías. Al hacer un mejor uso de los recursos naturales y sociales disponibles, la agricultura orgánica y la agroecología ayudan a la economía local de varias maneras. Esto se realiza minimizando el uso de insumos externos, usando y regenerando los recursos internos (nutrientes, agua, recursos genéticos, conocimientos, habilidades) de manera efectiva o combinando ambas formas..

Las economías locales fomentan un espíritu comunal másprofundo y la auto confianza, aseguran un mejor entorno y proporcionan más empleos sostenibles (Pretty, 1998). Cuando hay pocos recursos naturales y financieros, los agricultores no pueden darse el lujo de usar esos recursos de manera ineficiente y degradante del medio, como se hace en la agricultura de Revolución Verde. En los lugares donde los agricultores no pueden competir en el mercado sin agotar su base de recursos y cultura, una alternativa
viable para protegerlos y evitar que sean ‘drenados’ por la urbe, es una economía local autónoma. El desarrollo endógeno de las economías locales no es de ninguna manera un atraso; es una manera creativa de vivir, llena de conocimientos, como se demuestra en principio, en muchas “agri-culturas” tradicionales.

En este número de la revista LEISA se presentan varios casos de desarrollo endógeno de economías locales. Después de darse cuenta que sus activos naturales, sociales, humanos, físicos y financieros se estaban esfumando a causa de la globalización, los agricultores decidieron regresar a un desarrollo endógeno basado en la comunidad. Ahora están recreando sus economías locales mediante el fomento de su cultura indígena, valores, instituciones, conocimientos, semillas, medicina, monedas locales y agricultura tradicional y orgánica o agroecológica. Estos agricultores producen principalmente para el auto abastecimiento, pero obtienen algo de rentas de la ventas de los excedentes en los mercados regionales y del turismo eco-cultural.

También para agricultura de mercado

Los agricultores de mercado en situación de estrés económico siguen estrategias similares. En Holanda y otros países de Europa, el producir económicamente en agricultura se está convirtiendo en una importante alternativa para el modelo dominante de la agricultura especializada, a gran escala, propiciada por el Gobierno. Básicamente, es una manera de enfrentar la disminución de los precios, el aumento de costos y la obligación de ejercer una agricultura de una manera que sea ecológicamente más sólida movilizando, usando, desarrollando y reproduciendo recursos internos combinados con una eficiencia técnica de alto nivel. La agricultura de bajos insumos internos que desarrollan los agricultores económicos genera más rentas y empleo, y tiende a ser más sostenible. Para obtener rentas adicionales, los agricultores económicos se diversifican con nuevas actividades tales como el manejo subsidiado del paisaje, agricultura orgánica, productos locales, ventas directas, turismo y actividades fuera de las fincas.

Las economías locales y la agricultura producida económicamente en el Sur y en el Norte caminan en la “perspectiva de subsistencia” que, según Mies y Bennholdt-Thomsen (1999), es el “empoderamiento basado en la fuerza de la propia gente y en la cooperación entre ella y la naturaleza. Más que una acumulación sinfín de riqueza, el propósito de la perspectiva de subsistencia es la felicidad, la calidad de la vida y la dignidad humana.” ¿No es esto, en realidad, desarrollo sostenible?

¿Es posible el desarrollo sostenible auto confiable?

Pero, al final, si la gente escapa o no del pensamiento del comercio libre y toma, ella misma propio desarrollo, puede ser una cuestión de aprendizaje y valores basados en la comunidad. El cambio en el sistema económico, político e institucional, será una batalla más dura y larga, pero tiene que ser enfrentada. Las organizaciones de pequeños agricultores y las ONGs, por ejemplo, están tratando de incrementar la influencia de los pequeños agricultores en el establecimientos de las prioridades para la investigación agraria. ¡Esas pequeñas iniciativas nos dan esperanzas!

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