Varias instituciones asociadas están trabajando con los agricultores para fortalecer la capacidad local de innovación, como un medio para el aumento de la producción y el manejo integral de la papa en los Andes. Grupos en Ecuador, Perú y Bolivia han usado el enfoque de las Escuelas de Campo de Agricultores como el punto de partida para enfrentar una serie de retos, de los cuales los más importantes son las brechas en el conocimiento y la devastadora enfermedad del tizón tardío.
Aunque la papa ha sido un cultivo de pan llevar en los Andes durante milenios, la actual presión poblacional ha llevado a una intensificación agrícola causante, a su vez, de desequilibrio ecológico y degradación del suelo. Las tecnologías con uso intensivo de químicos han hecho posible el incremento de la producción de papa en muchas zonas, pero a un costo muy alto para la salud del ecosistema y también para la de los agricultores expuestos a sustancias tóxicas. Las modernas fuerzas del mercado han contribuido a reducir drásticamente las variedades de papa y la tendencia actual es de monocultivo y períodos de barbecho más cortos. En muchas zonas, la labranza mecanizada ha contribuido a la erosión física y a la compactación del suelo. La necesidad de gran cantidad de insumos y las fluctuaciones de los precios del mercado han producido una disminución significativa en la rentabilidad de este cultivo.
Los efectos del desequilibrio ecológico son muy evidentes en el caso del tizón tardío o ‘rancha’ (Phitophtora infestans), una enfermedad particularmente destructiva causada por un hongo. El tizón tardío contribuyó a la hambruna irlandesa por falta de papas en la década de 1840, cuando el patógeno llegó a Irlanda desde su centro de origen, en México. Desde la década de 1980, cepas resistentes a los fungicidas han llegado a América del Sur por migración de los patógenos. El manejo del tizón tardío ofrece retos muy particulares, por diferentes razones: el alto riesgo de pérdida del cultivo, la naturaleza invisible del patógeno, la falta de enemigos naturales, y las pocas tácticas efectivas de manejo. Como resultado, en muchas partes de los Andes es, ahora, difícil cultivar papas sin aplicar regularmente fungicidas.
Mientras tanto, las políticas de «modernización» y los ajustes estructurales han destruido los servicios clásicos de extensión e investigación agrícola en los Andes. El apoyo financiero a las instituciones públicas relevantes ha sido severamente reducido debido a la privatización total, como en el caso del Instituto Nacional de Investigación en Bolivia, o a una privatización parcial, como en Ecuador. Esto ha transformado el papel de los investigadores y del personal de extensión y ha dado mayor responsabilidad a las comunidades rurales. Además de ser un enorme reto para las instituciones, el mejoramiento de la agricultura actual demandará enfoques que respondan y se adecuen mejor a las condiciones agro ecológicas y socioeconómicas locales.
Respondiendo al colapso
El Centro Internacional de la Papa (CIP), la Facilidad Global de Manejo Integrado de Plagas de la FAO, y un grupo diverso de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales están trabajando con comunidades andinas en Ecuador, Perú y Bolivia, en respuesta a las necesidades urgentes de los productores de papa. Los socios del proyecto están luchando por incrementar el conocimiento de los agricultores acerca de los agroecosistemas y para reforzar la toma de decisión local y las capacidades de desarrollo tecnológico para lograr una agricultura más productiva y sostenible. Enfrentados a grandes problemas de plagas y abuso de plaguicidas, enfatizan en enfoques de manejo intensivo que requieren una buena comprensión de la biología y la ecología.
Desde inicios de la década de 1990, el CIP comenzó a trabajar en estrecha colaboración con las comunidades y con otros socios para reforzar el Manejo Integrado de Plagas (MIP) en los cultivos de papa. Los convenios de colaboración han brindado diversos beneficios. Las comunidades obtuvieron un nuevo acceso a la información y a los recursos institucionales, las agencias de desarrollo rural recibieron más apoyo técnico y las organizaciones de investigación encontraron los medios para vincular sus intereses, relativamente estrechos, y las necesidades más amplias de las comunidades.
A través de una gama de modelos participativos de extensión e investigación los socios están incrementando esta experiencia, en particular la metodología de las ECAs desarrollada por la FAO en Asia, los Comités de Investigación Agrícola Local (CIALes) desarrollados por el CIAT, y la extensión de Agricultor a Agricultor desarrollada por Vecinos Mundiales y otros en Centroamérica.
Escuelas de Campo de Agricultores
De 1993 a 1996, el Centro Internacional de la Papa y CARE colaboraron en el Manejo Integrado de Plagas en los Andes peruanos, trabajando con «unidades pilotos» comunales para validar e implementar una serie de tácticas de manejo para las plagas de insectos. Buscando mecanismos sostenibles de capacitación e investigación participativas, CIP y CARE comenzaron en 1997 a ensayar el modelo de las ECAs. El personal de las sedes del CIP en Perú, Bolivia y Ecuador, con experiencia en métodos participativos, comenzó a trabajar con contrapartes nacionales para adaptar el enfoque de las ECAs a las diferentes condiciones de la agricultura de la papa en los Andes. El énfasis agronómico inicial estuvo en el manejo de las enfermedades, pero ahora incluye el manejo general de plagas y de la fertilidad del suelo.
La Facilidad Global de Manejo Integrado de Plagas condujo un entrenamiento intensivo de tres meses para capacitadores de ECAs, para un grupo de 35 extensionistas de los tres países, quienes han servido como personal calificado para desarrollar otras iniciativas nacionales.
El funcionamiento descentralizado del CIP ha permitido una evolución semi-independiente de sus esfuerzos nacionales. Mientras que cada país promociona temas técnicos similares -como, por ejemplo, agroecología, MIP y, en particular, manejo del tizón tardío- las modalidades y los procesos cambian, dependiendo de las necesidades e intereses locales.
Ecuador: extensión comunal y reducción de plaguicidas
Como respuesta a la reestructuración gubernamental, el CIP y el Instituto Nacional para la Investigación Agropecuaria (INIAP) ecuatoriano, colaboran con un gran número de ONGs, en particular el Centro Julián Quito, el Instituto Internacional para la Reconstrucción Rural (IIRR) y Vecinos Mundiales, y con municipios locales, para establecer sistemas de extensión comunal. La metodología de las ECAs refuerza los enfoques de extensión que antes se centraban en los modos de transferencia tecnológica para el cambio. Los primeros trabajos se concentraron en mejorar destrezas de facilitación y en el aprendizaje independiente de los agricultores a través de técnicas de auto descubrimientos. Ahora, los socios enfatizan la capacitación de agricultores promotores y el establecimiento de vínculos con la extensión de «agricultor a agricultor»
Hacia fines del año 2000, se habrían completado 15 cursos de las ECAs, con el objeto de ayudar a que los agricultores subsanen brechas en sus conocimientos para poder comprender mejor la agroecología general y lograr un manejo más integrado de la producción; por ejemplo, con menos insumos externos. Los facilitadores de las escuelas de campo han compartido ciertos conocimientos endógenos, tales como un sistema de labranza limitada conocido como ‘wachu rozado’ y han introducido nuevas tecnologías, como por ejemplo, el uso de variedades resistentes al tizón tardío y trampas para insectos.
Al igual que en la experiencia asiática, donde se organizaron ECAs para el manejo integrado de plagas de arroz, las escuelas de campo ecuatorianas han organizado visitas a los campos de los diversos grupos participantes en los cursos, y jornadas de campo para intercambiar ideas y sensibilizar al público. Los graduados de las ECAs han expresado su interés en las actividades de seguimiento, por lo que han creado vínculos con los CIALes existentes y han establecido sus propios grupos de desarrollo participativo de tecnología.
Bolivia: sistema de apoyo a la toma de decisión y manejo de variedades resistentes
La Fundación Boliviana para la Investigación y Promoción de Productos Andinos (PROINPA), ha trabajado con los agricultores, para desarrollar y ensayar sistemas simples de apoyo a la toma de decisiones para el manejo de funguicidas, con variedades resistentes y susceptibles. Se consideró altamente conveniente el uso del sistema de apoyo a la toma de decisión. Se adaptó el enfoque de las ECAs, para enseñar a los agricultores algo sobre diagnosis, procesos de enfermedades y la puesta en marcha del sistema de apoyo de toma de decisión. En la mayoría de las ECAs, las parcelas de aprendizaje contrastaron el uso del sistema de apoyo a la toma de decisión con las prácticas agrícolas usuales, ensayando con tres variedades resistentes y una susceptible. Una ONG colaboradora, ASAR, añadió el cambio de fertilizante inorgánico a estiércol e introdujo prácticas de espaciar más los cultivos, para ver los efectos en el desarrollo de la enfermedad.
Los agricultores participantes también han conducido ensayos avanzados de clones resistentes al tizón tardío, donde evaluaron las variedades en el momento del florecimiento, durante la cosecha y después de cocinar el producto. Se condujeron ECAs en comunidades productoras de semillas, situadas en altitudes extremas, con la finalidad de generar flujos de semillas desde las zonas de mayor altitud, donde las plagas tienden a ser menos problemáticas, hasta zonas más bajas. Como resultado, un grupo está sembrando semilla básica de tres variedades resistentes destinada a los consumidores de semilla de las zonas más bajas.
Perú: Construcción de capacidades y selección de variedades
Desde 1997, CARE y CIP vienen trabajado con grupos de agricultores en Cajamarca, usando el enfoque de las ECAs, para reforzar los conocimientos de los agricultores sobre el manejo de cultivos y facilitarles el acceso a las variedades y líneas genéticas de papas resistentes al tizón tardío. El trabajo inicial, concentrado en el manejo de enfermedades, ha evolucionado hacia un manejo más amplio de plagas y cultivos.
La primera campaña comprendió un programa de capacitación de una temporada agrícola con cuatro comunidades, e incluyó experimentos participativos para probar las variedades y las líneas genéticas con regímenes distintos de fungicidas. El currículum se concentró en procesos, diagnóstico y manejo de las enfermedades. En los experimentos de campo, los rendimientos de las variedades moderadamente resistentes variaron según el tratamiento del fungicida, mientras que las variedades resistentes rindieron bien, aun a niveles bajos de fungicidas. En la segunda temporada, participaron otras ocho comunidades. Los participantes continúan probando los clones en sus propios campos y CARE provee créditos para permitir una producción a mayor escala de las variedades más promisorias identificadas en los primeros años de las ECAs. Otras instituciones lanzaron tres líneas genéticas, basándose en parte en los resultados obtenidos por los grupos de ECAs. Las evaluaciones cualitativas muestran que los agricultores han incrementado sus conocimientos generales sobre el Manejo Integrado de Plagas, en particular con relación al tizón tardío.
Actualmente, los socios están facilitando 13 ECAs en Cajamarca, con otros seis grupos conducidos por nuevas organizaciones asociadas. El currículum básico ahora incluye ecología y manejo de insectos y cada grupo de Escuela de Campo de Agricultores está conduciendo múltiples experimentos. Un problema generalizado es la tendencia a diseñar experimentos demasiado complejos. En las próximas temporadas agrícolas, se ajustará los experimentos a los intereses particulares de las comunidades.
Lecciones y retos
La introducción de las ECAs en los Andes requirió algo más que sólo volver a redactar los manuales de extensión. El personal local de extensión, que estaba de acuerdo con los beneficios del «aprendizaje basado en el descubrimiento», tomó muy en serio el rediseñar sus actividades para crear una nueva guía de extensión (ver Pumisacho y Sherwood, 2000). Con relación al enfoque técnico para el Manejo Integrado de Plagas (MIP), los extensionistas por lo general propician el enfoque menos académico de las ECAs asiáticas, que se centra en los siguientes principios: producir un cultivo sano, conservar a los enemigos naturales, observar el cultivo regularmente, y ayudar a los agricultores a que se conviertan en expertos.
El tizón tardío en los Andes es un reto especial para las ECAs y para el manejo integrado de enfermedades, y en particular, para la reducción de plaguicidas. La agresiva epidemiología de la enfermedad deja pocas alternativas a los agricultores respecto a los fungicidas. Por eso, la Escuela de Campo de Agricultores ha tenido que enfatizar no solamente en la construcción de capacidades, sino también en el desarrollo tecnológico para ayudar a que los agricultores mejoren el manejo de la enfermedad y la productividad agrícola total.
Los agricultores y las organizaciones socias han solicitado capacitación en otros componentes de los sistemas agrícolas andinos, manejo de pastos y cultivos de invernadero, y requieren de nuevas estructuras institucionales, desarrollo curricular, calificación en MIP y continuo desarrollo de tecnología. Es más, las comunidades en cada país han solicitado ECAs en MIP para los jóvenes. Por eso, se necesita «capacitación de capacitadores» en aspectos técnicos del MIP y en la metodología de las ECAs.
Se ha reconocido que el enfoque de las ECAs constituye una plataforma altamente flexible que reúne a agricultores, trabajadores de extensión e investigadores con miras a mejorar la producción de papa. Tanto la expansión como el sostenimiento de este tipo de trabajo, en un momento donde hay menos apoyo gubernamental para el desarrollo agrícola, demandarán mayor liderazgo de la comunidad. Los socios examinarán el enfoque de «agricultor a agricultor» que ha tenido tanto éxito en Centroamérica y en otros lugares. Recientemente se han aprobado proyectos en el ámbito nacional para ampliar las ECAs en Ecuador y en Perú. Se espera que éstas y otras iniciativas similares en Bolivia incrementen la capacidad de las comunidades para catalizar el mejoramiento agrícola en la región.
Stephen Sherwood
Centro Internacional de la Papa (CIP)
Apartado Postal 17 – 21 – 1977, Quito, Ecuador.
Teléfono: +(593)-2-690-362; Fax: +(593) 2-692-604
E-mail: sherwood@cip.org.ec
Referencias
– Pumisacho, M. y S. Sherwood (coordinadores). 2000. Learning tools for facilitators: Integrated crop management of potato (en español). INIAP/CIP/IIRR/FAO. 188 pp. (Se puede obtener a través de la Oficina regional de IIRR para Latinoamérica, Quito, Ecuador. Fax: +(593) 2-443-763; E-mail: daniel@iirr.ecuanex.net.ec).