junio 2000, Volumen 15, Número 4 - 3
Semillas para la agrobiodiversidad (número doble)

Manejo de la biodiversidad en sistemas extensivos

SANTIAGO J. SARANDÓN | Página
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En la actualidad, ya no se discute la importancia de la conservación de la biodiversidad. Sin embargo no siempre es comprendida su interrelación con la agricultura. Sobre todo en sistemas extensivos de zonas templadas donde la diversidad biológica (DB) puede ser valorada como una fuente de genes para la agricultura, pero no hay conciencia sobre el impacto que algunos sistemas agrícolas ejercen sobre la DB.

En estos sistemas extensivos, los patrones corrientes de agricultura, basados en el uso de un limitado numero de especies y variedades están disminuyendo la DB, lo que puede socavar la producción agrícola sustentable en el largo plazo (UNEP, 1997). Esto se ve agravado por la vertiginosa incorporación de tecnologías en los últimos años las que, incluso bajo un barniz ecológico, pueden también tener severas consecuencias para la conservación de la biodiversidad y, por lo tanto, para la misma sustentabilidad de la agricultura.

Conservación y uso de la biodiversidad en la agricultura: ¿Una Paradoja?

¿Cuál es la relación entre la conservación y uso de la biodiversidad y la tecnología asociada a los pequeños y a los grandes productores de sistemas extensivos? La conservación de la biodiversidad in situ por agricultores «marginales» y su uso por agricultores de mayores recursos en sistemas extensivos constituye lo que he llamado, la «paradoja de la biodiversidad «.

Por un lado, se reconoce la conservación in situ como esencial y la conservación ex situ (bancos de germoplasma) como un complemento (UNEP/CBD, 1994). Pero ¿Quiénes conservan la biodiversidad in situ? En general estos son pequeños agricultores, más bien marginales y escasos en recursos bióticos y económicos. A través de ciertas formas de cultivo, muchas de ellas tradicionales, heredadas o rescatadas de sus antecesores, mantienen viva y en coevolución permanente la diversidad. La convención sobre DB reconoce «la importancia de respetar, preservar y mantener los conocimientos, innovaciones y prácticas de las comunidades locales… para la conservación y uso sostenible de la DB». Es decir la biodiversidad cultural es esencial para preservar la DB.

A través del uso de policultivos, o cultivos asociados, agroforestería, conocimiento de razas locales, etc, desarrollan sistemas productivos de alta diversidad biológica, conscientes del importante rol ecológico que esta cumple en el sistema (Altieri, 1993). Estos sistemas altamente diversificados son entonces fuentes de genes, que constituyen junto con las plantas silvestres, un reservorio de diversidad biológica.

Esta DB es considerada patrimonio de la humanidad y, por lo tanto, de acceso libre y gratuito. Estos genes pueden y son entonces utilizados por las grandes empresas para su uso y explotación comercial. Mediante modernas técnicas englobadas en el término biotecnología, como cultivo in vitro y la ingeniería genética, se desarrollan los «super cultivos», volcados al mercado como plantas transgénicas con resistencia a herbicidas (sojas o maíces) o a diferentes plagas (maíces Bt). Las empresas de semillas y de agroquímicos se fusionan y venden el paquete tecnológico. Pero ahora con genes patentados y de uso restringido para aquella parte de «la humanidad» que pueda pagar por ellos.

Estas empresas, en general multinacionales, buscan difundir estos «super cultivos» a la mayor cantidad posible de agricultores. En sistemas extensivos esto puede significar un mercado potencial de unos 5 millones de has cultivadas con una sola especie, como ocurre en Argentina. Además estas grandes superficies están, por lo general, en una misma región, por lo que su biodiversidad se reduce drásticamente. La presión de selección que ejercen estas grandes superficies genéticamente uniformes determina una alta fragilidad ecológica en estos sistemas y un aumento de la susceptibilidad a nuevas plagas y enfermedades. Esto requiere nuevos genes que, paradójicamente, han sido conservados por aquellos agricultores que no han podido acceder a esta «moderna» tecnología.

La paradoja surge al considerar que pueden existir dos mundos agrícolas separados pero interdependientes. Un mundo de agricultores «marginales», pobres y con poco acceso a los «avances» de las modernas tecnologías agrícolas que conserva la biodiversidad de manera gratuita y otro mundo, de productores con más recursos económicos y en grandes extensiones que utilizan la biodiversidad como fuente de genes para hacer monocultivos uniformes. La «insustentabilidad» de esta situación resulta evidente.
Otros impactos de las tecnologías modernas sobre la biodiversidad de los sistemas extensivos

Existen otros efectos indirectos de la disminución de la biodiversidad. Un ejemplo de ello es el causado en Argentina por la difusión de la soja RR, resistente al herbicida total glifosato, que ha provocado un control de la vegetación espontánea, aún la que no compite con el cultivo, que crece en los bordes de las parcelas de cultivo y/o bajo los alambrados. Esta innecesaria disminución de la diversidad ha sido señalada como causante de un aumento en la importancia de plagas insectiles en algunos cultivos al disminuir los sitios de refugio y/o alimentación de predatores o enemigos naturales de ciertas plagas. La particularidad de estas sojas RR impide emplearlas en cultivos asociados, ya que sólo ellas son resistentes al glifosato y no los cultivos que eventualmente puedan acompañarlas. A su vez, la tendencia al monocultivo de estos cultivares «exitosos» genera una oferta uniforme (en oportunidad y calidad) al suelo que disminuye la biodiversidad de la fauna del mismo. Esto tiene importantes consecuencias sobre las diferentes funciones que cumplen estos organismos en el ciclo de nutrientes y descomposición de la materia orgánica.

Por esta razón, estas tecnologías, publicitadas incluso como ecológicamente avanzadas, tienen consecuencias negativas para la conservación de la biodiversidad, uno de lo principales recursos para la agricultura, por lo que no pueden ser consideradas sustentables.
Aumentando la diversidad de los sistemas extensivos

¿Es posible mejorar el manejo de estos sistemas, respetando sus características, incrementando la biodiversidad para hacerlos más sustentables en el tiempo?

Existen en la literatura buenos ejemplos sobre la aplicación de diferentes estrategias de manejo de la biodiversidad, para lograr una agricultura de bajos insumos o más sustentable. Sin embargo, en general, están destinados o han sido aplicados para agricultores «marginales», con pequeña superficie, y con escasa disponibilidad de terreno y recursos. Ejemplos de ellos son los policultivos de varias especies (maíz, frijol, zapallo), o los sistemas diversificados de árboles, agroforestería, huertas, animales alrededor de la vivienda. Estos sistemas han demostrado ser o tender hacia la sustentabilidad, como los sistemas de jardines multiestratos alrededor de la vivienda en zonas tropicales (Torquebiau, 1992). Sin embargo, para sistemas extensivos la bibliografía o documentación sobre estrategias para aumentar la biodiversidad es escasa. ¿Es posible hacer un manejo más racional de los agroecosistemas que contemple el problema de la biodiversidad en estos sistemas?

Para ello se requiere una diversificación temporal y espacial. La temporal, volviendo a los sistemas de rotaciones que, aunque conocidos desde hace tiempo, han sido olvidados por el «éxito» de los sistemas altamente tecnificados que han solucionado (hasta ahora) problemas de enfermedades, plagas y falta de fertilidad, con el agregado de agroquímicos.

Por el otro lado la diversificación espacial tiene todavía varias áreas para desarrollar, entre ellas el manejo de las malezas. La vegetación espontánea, además del efecto de competencia cumple otros roles en el sistema. Entre estos captar el exceso de nutrientes solubles en el sistema (que no puede ser tomado por los cultivos en etapas tempranas de su desarrollo) que de otra forma se lixiviaría y generaría una pérdida del sistema y un potencial problema de contaminación de las napas de agua. Además, esta vegetación puede cumplir una función de albergue de fauna benéfica. Por lo tanto, sólo cuando el efecto de competencia supere a los otros efectos, deberá pensarse en alternativas de control.

La asociación de cultivos puede ser otra alternativa. A pesar de que, en sistemas extensivos, la mecanización restringe muchas veces las posibilidades de asociaciones de cultivos, las bases ecológicas que explican el mejor comportamiento de sistemas más diversos sobre los monocultivos no deben ser desechadas.

La incorporación de biodiversidad a un agroecosistema puede lograrse incrementando la variabilidad genética del cultivo, a través de siembra de variedades de una misma especie, o por mezcla de especies, disposiciones espaciales discontinuas, o rotaciones tanto de especies como de sistemas.

Existen en la bibliografía casos documentados donde la mezcla de variedades de la misma especie ha dado resultados interesantes, en producción o en calidad. Un ejemplo de ellos es la mezcla de cultivares de trigo (Sarandón y Sarandón, 1996), que mostró un mejor comportamiento en producción y calidad (proteínas) que los cultivos puros, especialmente en condiciones de bajo uso de insumos (fertilizantes). Desde el punto de vista de las enfermedades las mezclas de cultivares han demostrado ser exitosas en muchos casos.

Hay que tener en cuenta que, en general, en estas experiencias exitosas se han utilizado cultivares comerciales obtenidos a través de criterios clásicos de selección, que privilegian la capacidad productiva en monocultivos y no su comportamiento en mezclas. Existe por lo tanto un potencial seleccionando materiales con buena aptitud combinatoria para su uso en mezclas. Esta tecnología sin embargo, no es fácilmente replicable y es sitio dependiente, por lo que deberán comprenderse los principios básicos ecológicos para desarrollar combinaciones de cultivos que puedan hacer un uso más eficiente de los recursos teniendo en cuenta las características locales.

Los principios agroecológicos, obtenidos o rescatados tal vez de situaciones muy diferentes a las de los agricultores de zonas templadas y planas, son válidos para cualquier situación. Para su desarrollo se debe lograr una mayor comprensión del impacto de la baja diversidad sobre los sistemas extensivos y de los sistemas extensivos sobre la diversidad y un mejor entendimiento de los principios agroecológicos básicos. Esto permitirá desarrollar investigaciones que tengan en cuenta que la biodiversidad es una manera de hacer agricultura y no sólo una fuente de genes. Esto es posible. Sólo hay que comenzar a andar en el camino correcto.

Santiago J.Sarandón
Programa Agroecología, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales,
Universidad Nacional de La Plata, CC 31, 1900, La Plata, ARGENTINA
E-mail: sarandon@ceres.agro.unlp.edu.ar

Bibliografía:
Altieri MA (1993) El rol ecológico de la biodiversidad en agroecosistemas. Agroecología y desarrollo 4:2-11.
Sarandón SJ y R Sarandón (1996) Aplicación del enfoque agroecológico en sistemas extensivos de producción. Agroecología y Desarrollo 10: 34 a 38.
Torquebiau (1992) Are tropical agroforestry home gardens sustainable? Agriculture, Ecosystems and Environment, 41: 189-207.
UNEP (1997)The Biodiversity Agenda. Decisions from the third Meeting of the Conference of the Parties to the Convention on Biological Diversity. Second Edition, Buenos Aires, Argentina, 4-15 Nov, 1996. 116 pp.
UNEP/CBD (1994) Convention on Biological Diversity. Text and Annexes.Geneva, Switzerland: 34 pp.

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