septiembre 1998, Volumen 14, Número 1
Desafiando la escasez de agua

Grupos de autoayuda en manejo de cuencas

ALOYSIUS P FERNANDEZ | Página
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El papel de MYRADA fue asegurar que el proceso de planificación y ejecución pudiera ayudar a que las personas adquieran las habilidades, confianza y pericia organizacional para controlar y manejar los recursos dentro de su cuenca, de tal manera que la productividad podría ser incrementada sosteniblemente y hacer posible que se deriven los beneficios de estas inversiones hacia los grupos vulnerables. Las iniciativas tomadas en Gulbarga se extendieron rápidamente a otros proyectos de cuenca de MYRADA. Recientemente, las experiencias de MYRADA han sido evaluadas. Este artículo discute lo que se ha aprendido acerca de la función y papel de los Grupos de Autoayuda de Manejo del Crédito-GAA (SHG, por sus siglas en inglés) como agrupaciones sociales básicas responsables del manejo de la cuenca.

A partir de las experiencias de MYRADA, quedó claro que la estrategia aceptada por muchas instituciones de investigación y de gobierno de que cada cuenca debe tener una asociación –el Sangha– no era viable. La configuración social del ‘Sangha’ no coincide necesariamente con la unidad geográfica de una cuenca. Aun en microcuencas, varios grupos surgen cuando las personas son libres para decidir por ellas mismas. Las asociaciones grandes se acomodan a diferentes grupos de interés, así como a configuraciones socialmente distintas como casta, familia, ocupación, estilo de vida u origen. Si deben permanecer juntos, estos grupos grandes necesitan la intervención de gente de fuera, como las ONG. Se encontró que los interventores gastaron más tiempo y energía manteniendo a los grupos grandes juntos que en ayudarlos realmente a adquirir las habilidades necesarias para manejar los recursos. Se hizo claro que la agrupación social básica, aun dentro de una microcuenca, debe ser un ‘grupo socialmente funcional’ o un grupo que no requiere intervención externa para permanecer juntos. Tales grupos serán generalmente pequeños, con menos de 20 miembros, tendrán intereses comunes y serán muy homogéneos en términos de casta, clase y sustento.
Grupos de Auto-Ayuda de Manejo del Crédito

Reunión del Ramanath Sangha, un grupo de auto-ayuda en Kamalapur, India


Foto: Aloysius P. Fernandez

MYRADA, entonces, centró las actividades en grupos pequeños, homogéneos, de manejo de cuencas, que habían comenzado como Grupos de Auto-Ayuda de Manejo del Crédito (GAA). MYRADA usó el manejo del crédito como punto de entrada y herramienta de adiestramiento. El crédito es una herramienta de adiestramiento apropiada porque es familiar y enfrenta una necesidad sentida. Ser capaz de manejar con éxito su fondo común, a un grupo le da confianza de poder lograr sus objetivos, tomando en cuenta que ellos están dispuestos a observar ciertas reglas y crear una cultura que motive a las personas a apoyarse mutuamente. Los miembros del Grupo de Auto-Ayuda de Manejo del Crédito adquieren considerable experiencia de manejo mientras están conduciendo los asuntos de su organización. Aprenden a establecer prioridades, a tomar decisiones y a asumir riesgos, a delinear reglas de comportamiento, a resolver conflictos aplicando sanciones efectivas para no ser complacientes. Adquieren las habilidades requeridas para institucionalizar y administrar la cooperación. Estas habilidades son necesarias para manejar los recursos de la cuenca. Éstas no pueden ser adquiridas fácilmente durante un programa de cuenca dado que el proceso de desarrollo de la cuenca está aún fuertemente influenciado por interventores que insisten en especificaciones y lineamientos técnicos. Este enfoque de transferencia de tecnología dentro de un sistema de entrega deja un pequeño espacio para el desarrollo de instituciones locales de la población Sociedades ápice

En varias microcuencas a lo largo del proyecto Gulbarga han surgido más de un grupo homogéneo. Había también grandes agricultores que no se unían a ninguno de estos grupos, pero que querían ser representados cuando se discutieran las actividades de la cuenca. Para enfrentar esta situación, se formaron Sociedades Ápice o Comités de Manejo de la Cuenca con representantes de los pequeños grupos homogéneos, grandes agricultores y representantes de agricultores con tierra en la cuenca. Las Sociedades Ápice coordinaron la ejecución del plan de tratamiento e hicieron gestiones con los interventores externos. Supervisaron el trabajo hecho en los campos de los agricultores y, más tarde, lo evaluaron antes de aprobar los pagos. En algunos casos, los fondos para los trabajos de tratamiento se dieron a las Sociedades Ápice; en otros casos, los fondos pasaron directamente a agricultores individuales después de que la Sociedad Ápice confirmara que el trabajo se había completado satisfactoriamente. Las Sociedades Ápice también jugaron un papel clave para resolver las disputas que surgieron durante la ejecución.

Mantenimiento asegurado

El aspecto de las medidas para mantener el tratamiento es crucial para el manejo sostenible de la cuenca. La población sospechó que existían muchas áreas donde los contratistas de fuera habían sido los principales beneficiarios. Esto debilitó su compromiso de mantener estas medidas. Este problema podría ser resuelto estableciendo un procedimiento transparente que involucrara a los miembros del GAA y a las Sociedades Ápice en la evaluación del trabajo, en el manejo del dinero efectivo y en el mantenimiento de registros.

Inicialmente, los interventores esperaron que las Sociedades Ápice jugaran un papel central en mantener las medidas de tratamiento. En la práctica, los pequeños GAA homogéneos han surgido como las instituciones más apropiadas para mantener los recursos que benefician a los miembros del grupo. Fueron, por ejemplo, los GAA que entraron en acuerdo con otros agricultores para rehabilitar y mantener las tierras de barbecho. En Gulbarga, más de 35 de tales acuerdos se han negociado. Esta estrategia ha transformado a la tierra previamente abandonada en parques regenerados, ha aumentado la producción de biomasa y ha sido efectiva en manejar la erosión del suelo y la escorrentía del agua.

El fondo común

Los agricultores necesitan apostar en inversión de la cuenca. Es el GAA que tiene los recursos financieros –el fondo común– a partir del cual un agricultor individual puede pedir prestado para emprender la mejora y mantener el trabajo luego de que el proyecto termine. Los bancos comerciales no dan crédito para tales medidas. Los Bancos de Desarrollo de la Tierra, donde existen y tienen recursos, poseen provisiones, pero las medidas de conservación en tierras secas no son consideradas inversiones viables. Más aún, las especificaciones técnicas oficiales para las medidas de tratamiento en términos de tamaño, estructura y localidad, usualmente están en conflicto con los requerimientos de los agricultores y con lo que ellos pueden manejar. Esto hace difícil la aprobación de tales créditos y eleva los costos de transacción. Una de las razones principales de por qué los agricultores no invierten en trabajo de mantenimiento es que la mayoría del crédito incluye costos de transacción altos. Los agricultores necesitan crédito porque, para construir las medidas de tratamiento, ellos tienen ya sea dar una alternativa de empleo asalariado para hacerlas ellos mismos o tienen que contratar bueyes, carretas y trabajo.

Algunos GAA decidieron convertir todas las subvenciones dadas por el gobierno para insumos agrícolas en préstamos retornables para el fondo común. Los agricultores fueron motivados para contribuir tanto en dinero efectivo como en especies. La contribución de cada agricultor varió dependiendo del valor que él colocó en cada medida. Por ejemplo, los agricultores tienden a contribuir mucho más con actividades de las que esperan devoluciones inmediatas, como las trampas de limo, mientras las medidas que incluyen cemento y concreto tienen menor prioridad y, por lo tanto, menores contribuciones.

Razones del desinterés

Hay otras razones, por supuesto, de porqué los agricultores no han estado al frente para aceptar las medidas de conservación. La percepción de que el incremento de productividad no será lo suficientemente grande para garantizar la inversión es una razón principal. Hay evidencia de que los agricultores, aun en tierras secas, están queriendo pedir prestado el 20% de los costos a los GAA para construir medidas de tratamiento si los buenos suelos y mejor capacidad de retención de la humedad les asegura un cultivo. Después de invertir en tales estructuras, sin embargo, han habido ejemplos donde los agricultores no han cooperado en los esfuerzos de prevención de la erosión de las pendientes más altas porque ellos anticiparon una menor cosecha del limo de más abajo. Su estrategia fue concentrar el suelo más que conservarlo.

Hay otros factores que disuaden la inversión. La presión de la ciudad, la demanda creciente por dinero efectivo y la elevación del precio de la tierra que es vista como un recurso escaso, aun sin medidas de tratamiento, el cambio al regadío y los problemas de los mercados inestables que favorecen a aquellos que permanecen con el poder.

Iniciativas de los GAA

Cuenca de AK Doddi mostrando un dique de piedra y el reforzamiento de un dique con vegetación


Foto: Aloysius P. Fernandez

Hasta ahora, el papel de los GAA dependen del recurso que debe conservarse. Si éste es un recurso común como la propiedad pública, las tierras sin cultivar y los barbechos privados que fueron protegidos y de los cuales se derivan beneficios regulares para todos los miembros, los GAA han tomado la iniciativa de organizarlo, desarrollarlo, manejarlo y mantenerlo. El costo de los esfuerzos para adquirir este recurso común ha sido compartido por el GAA y los interventores. El GAA usualmente se pone en contacto con el dueño de la tierra en barbecho y negocia un acuerdo. La ONG jugó un papel importante en las gestiones con el gobierno para el descargo de las tierras de propiedad pública. Las actividades involucradas en el desarrollo de este recurso han sido financiadas por los interventores con el GAA, organizando el trabajo y contribuyendo con las labores a tasas generalmente inferiores. El manejo de este recurso ha sido tomado por el GAA donde los miembros tienen confianza de tener acceso al control de lo producido y a la adecuada protección del ganado. Debe tomarse en cuenta, sin embargo, que la iniciativa para manejar un recurso común donde los títulos y los derechos del usuario no están claros, normalmente no es tomada por el GAA. Tan es así que en lo concerniente al manejo de tierras de propiedad pública, los GAA tomaron la iniciativa sólo después de algunos años, cuando ellos ya habían ganado confianza. El acceso a estas tierras ha estado abierto, pero en algunos casos, se han ejercido los derechos de pastoreo tradicionales. El potencial de conflicto en estas áreas es alto.

Si la medida es sustancial, tal como una presa construida con cemento, los GAA no están de acuerdo en mantenerla. Su posición es que ellos no tienen los recursos y habilidades requeridos para mantener tales estructuras. El equipo de MYRADA, sin embargo, cree que si las personas colocan un valor en dinero efectivo para recoger el agua en presas, la cual es usada por los animales domésticos y para lavar ropa, se pueden movilizar rentas públicas para pagar su mantenimiento. En la práctica, sin embargo, como el agua para animales y propósitos domésticos es considerada como necesidad básica, es difícil exigir una carga. El agua del subsuelo se ve como un recurso común. Es, por tanto, difícil cobrar a los agricultores cuyos pozos han sido recargados significativamente debido a las medidas de conservación del agua.

Se necesita un enfoque más amplio

Las intervenciones de MYRADA han motivado a las personas a cooperar y a construir instituciones que ellas encuentran relevantes para sus necesidades y que pueden manejar. Conforme los agricultores llegan a estar convencidos de que el manejo de la cuenca debe pagarse, existe una creciente esperanza de que estas instituciones serán sostenibles. Pero no es sólo la productividad y las instituciones que necesitan ser sostenidas, la equidad debería ser asegurada también. Esto ha probado ser más difícil de lograr, especialmente en áreas donde los recursos son escasos. Los que no tienen tierra y los agricultores marginales tienden a ser excluidos en los programas de cuenca. Durante los períodos de ejecución consiguen trabajo e ingreso, pero ésto tiene que ser sostenido. En algunas cuencas, esto se ha logrado dándoles a los que no tienen tierra una ganancia de la biomasa incrementada, aumentando su capacidad para ganar a través del adiestramiento y ayudándolos a iniciar comercios pequeños e industrias rústicas. Ellos también han llegado a ser miembros de los grupos de crédito y tienen acceso a él. Para esto, sin embargo, los programas de manejo de cuencas necesitan tener un enfoque más extenso del que realizan actualmente.

Aloysius P. Femandez, MYRADA, No. 2, Service Road, Domlur Layout,
Bangalore 560 071, India.

Referencias

– Femandez AP. 1997. The MYRADA Experience: Towards a Sustainable Impact Analysis in Participatory Micro-Watershed Management. MYRADA, inédito.

– Femandez AP. 1994. The MYRADA Experience: the Interventions of a Voluntary Agency In the Emergence and Growth of People’s Institutions for Sustained and Equitable Management of Micro-Watersheds. MYRADA, Bangalore.

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