junio 1998, Volumen 13, Número 4
Contraatacando con MIP

Una perspectiva del MIP

PETER KENMORE | Página
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Hace unas semanas visité el futuro del MIP en dos lugares. Uno estaba a tres horas al este de Yakarta, en un poblado donde se cultiva arroz en Kalensari, distrito de Indramayu, Java Occidental, Indonesia. Entre mis anfitriones estaban Warsiyah, Madamin, Sobad, H. Yusuf y otros doce agricultores que en los últimos dos años investigaron la agroecología de su poblado. Entre mis acompañantes estaba un joven japonés del Ministerio de Agricultura y dos asistentes de campo de FAO que habían visitado Kalensari anteriormente. Nuestro facilitador fue Arief, también de la FAO, quien se trasladó a Kalensari hace dos años y estudia agroecología con los agricultores. Mientras mi aprendizaje venía de la participación en reuniones, visitas de campo y entrevistas, los agricultores científicos de Kalensari reciente¬mente han terminado una monografía detallada.

Hace unas semanas visité el futuro del MIP en dos lugares. Uno estaba a tres horas al este de Yakarta, en un poblado donde se cultiva arroz en Kalensari, distrito de Indramayu, Java Occidental, Indonesia. Entre mis anfitriones estaban Warsiyah, Madamin, Sobad, H. Yusuf y otros doce agricultores que en los últimos dos años investigaron la agroecología de su poblado. Entre mis acompañantes estaba un joven japonés del Ministerio de Agricultura y dos asistentes de campo de FAO que habían visitado Kalensari anteriormente. Nuestro facilitador fue Arief, también de la FAO, quien se trasladó a Kalensari hace dos años y estudia agroecología con los agricultores. Mientras mi aprendizaje venía de la participación en reuniones, visitas de campo y entrevistas, los agricultores científicos de Kalensari reciente¬mente han terminado una monografía detallada.

Los científicos se han caracterizado por tener tres instrumentos esenciales: un claro entendimiento de las explicaciones y conceptos aceptados en la actualidad, una espontánea observación de la naturaleza y un profundo descontento con estos dos últimos, porque no encajan entre sí. Los agricultores científicos de Kalensari tienen los tres. Cuando los agentes extensionistas les dijeron que aplicaran insecticidas para controlar el barrenador del tallo del arroz (Scirpophaga spp.) lo hicieron; ellos observaron que el daño en los campos tratados fue de todas maneras alto. Cuando los extensionistas les dijeron que plantaran bajo un calendario rígido para evitar los barrenadores, lo hicieron y observaron que los barrenadores a veces causaban fuerte daño y a veces no. Los agricultores estaban descontentos con las explicaciones y condujeron, y continúan haciéndolo, una serie de estudios de campo para desarrollar un mejor conocimiento.

Muchos de esos estudios examinaron en detalle las consecuencias de comportamiento y población del ciclo de vida de los barrenadores que han evolucionado, y se han adaptado a la incertidumbre de la lluvia. Los agricultores científicos han descubierto, haciendo preguntas directas en el campo, cómo observar y analizar la población de insectos durante la estación seca de agosto a noviembre. Ellos rastrearon cuantitativamente la supervivencia, diapausa y emergencia, y los vuelos de invasión de los barrenadores de tallos. Esto les permitió decidir, basados en lecturas precisas de su agroecosistema local, cuándo plantar arroz para minimizar la inmigración de plagas.

Los agricultores entendieron desde el inicio que sus resultados les acarrearían conflicto con el sistema de extensión centralizado. Trataron este conflicto con confianza y habilidad. Comenzaron su tarea de convencimiento con los pobladores influyentes de la villa, llevando consigo al trabajador local de extensión, después procedieron con los representantes del subdistrito y de los subdistritos vecinos y finalmente con el principal del distrito, a quien encontraron muy receptivo. En sus reuniones de organización y después en seminarios de educación para representantes oficiales, ellos usaron el poder de su ciencia para exponer su caso. Todo el tiempo dejaron en claro que ellos tomaban entera responsabilidad del manejo de las plagas de insectos en sus comunidades. Este fue un anuncio importante, porque cuando se aceptó, alivió a los representantes locales de la tarea de protección de los cultivos y les permitió aprender acerca del agroecosistema local.

En consecuencia, el programa de irrigación del distrito de Indramayu, generalmente el distrito de mayor producción de arroz de Indonesia, ha sido adaptado según las recomendaciones de los agricultores científicos. Se han organizado seminarios educativos con los agricultores de otros subdistritos. Todas las autoridades agrícolas de los subdistritos y muchos miembros del gobierno local han estado o están en cursos de capacitación dados por los agricultores. En términos agroeconómicos, las comunidades están cultivando tanto o más arroz con menor inversión, mientras los investigadores de El Nir están confiados de saber qué está pasando con la población del barrenador en sus ligeramente humedecidos campos superficiales y están listos con estrategias alternativas de manejo

La segunda, casa transitoria del futuro del MIP, estaba a dos horas al oeste de Boston, EEUU, donde un grupo de capacitadores y administradores del MIP indonesios y vietnamitas están pasando seis meses. Estos son organizadores y expertos de campo. Cada uno es responsable de varias Escuelas de Campo para Agricultores y son el enlace con la comunidad MIP después de la Escuela de Campo. Una beca innovadora ha hecho posible no sólo que mejoren el inglés, sino lo más importante, que interactúen con organizadores comunitarios, educadores de adultos y agricultores de MIP en ecosistemas exóticos. Esto les permite analizar juntos y a la distancia, sus experiencias asiáticas de MIP y forjar sus propios lazos como un equipo de manejo internacional, y también comparar el MIP del Atlántico Norte con el MIP de Asia, para así reflexionar sobre la situación académica en los roles cambiantes de la sociedad civil y el estado. Ellos se han convertido en participantes y profesores de las universidades locales. Cuando retornen a Asia, trabajarán en un equipo en red entre los países asiáticos así como dentro de sus países.

Alcances del MIP

El MIP participativo dirigido por agricultores es practicado por unas 50,000 comunidades que se encuentran principalmente en Indonesia, Vietnam, Filipinas, Bangladesh, China, Sri Lanka, India, Camboya, Lao PDR, República de Corea, Ghana, Kenia, Costa de Marfil, Burkina Faso, Mali, Egipto, Sudán, Honduras, Nicaragua, Senegal y Zimbawe. Esto es más del 2% de todas las villas rurales en todos los países en desarrollo. Hay como unos 30,000 capacitadores MIP competentes, cada uno de los cuales puede apoyar una Escuela de Campo de Agricultores durante toda una estación agrícola y después, los agricultores capacitados en el grupo MIP pueden hacerlo el resto del año de producción en el agroecosistema. La mayoría de los capacitadores son agricultores de pequeña escala. Los agricultores que practican el MIP han incrementado sus ingresos en cada estación hasta en 30%, aumentando sus rendimientos por hectárea de 1% hasta sobre 10%, todo al reducir el uso de pesticidas entre 30% y 95% (y generalmente eliminando el uso de pesticidas) y sobre todo disminuyendo el riesgo en la salud de los trabajadores.

La mayoría de las comunidades practican el MIP en el cultivo de arroz, pero el MIP es también practicado por agricultores que cultivan maíz, soya, frijoles, repollo, tomate, coco, cacao, café, pimienta, camote, algodón, mango y pepino. Las agencias del gobierno y las ONG han iniciado programas de MIP y encontraron que estaban transformando sus propias instituciones de acuerdo con las demandas de los agricultores por una mejor información técnica, mejor servicio y una mayor participación en la planificación de los programas.

Historia

La historia del MIP en y por las comunidades productoras de arroz comprende tres períodos. Desde 1967 a 1977 fue la era de la gran Revolución Verde. Incluso antes de la liberación oficial de la variedad de arroz IR8, más del 50% de los agricultores habían comenzado a usar insecticidas en Filipinas, más del 3% empezaron diez años antes. En 1985 más del 90% de agricultores del sureste de Asia estaba usando insecticidas en arroz bajo riego. La mayor parte de esos insecticidas eran subsidiados. Los agricultores no pagaban el precio del mercado para esos insecticidas, por eso no podían tomar una decisión financiera.

Casi desde el inicio de la Revolución Verde se detectó un incremento en la población de insectos, seguido de la aplicación de insecticidas en un muestreo en los campos de los agricultores en el oeste de Java conducido en 19791971. En 1971 el personal de IRRI estuvo tratando rutinariamente experimentos de selección de variedades con insecticidas en el incremento de la población de saltahojas. El incremento de la población de los insectos chupadores es un síntoma confiable del síndrome de intensificación, ejemplificado por el modelo de la Revolución Verde, que desestabiliza la producción.

Y. Ito y K. Kiritani esbozaron la ecología de este síndrome, pero se ha dejado su trabajo incompleto debido a las presiones de la política económica en Japón a inicios de 1960. En los países tropicales recién se redescubrió a finales de los años 70 después de que el brotamiento inducido por los insecticidas se hizo común. La destrucción de los depredadores y parásitos de los saltahojas a causa de los insecticidas permitió que estos insectos se multiplicaran. La resistencia a los insecticidas no tuvo un mayor papel en la estrategia política de 1970 y 1980. La capacidad de multiplicarse de los insectos y la ferocidad del carácter local de la dinámica de población, donde 10 metros cuadrados podían mantener una población mil veces más grande que en los 10 metros cuadrados adyacentes, significa que los administradores locales de campos individuales de los agricultores de arroz podrían beneficiarse con el conocimiento profundo de la agroecología.

De 1977 a 1987 el MIP se movilizó de la investigación hacia la extensión. En 1988 los sistemas de extensión de capacitación y visita en Filipinas, Indonesia, Sri Lanka, Bangladesh, India, Tailandia y Malasia intentaron introducir MIP en arroz a través de sus sistemas de `puntos de impacto’ o campañas de extensión, diseñados sobre los principios de marketing social. Este sistema de distribución de mensajes centrales, sin importar cuán sofisticado sea, no respondió a la variación ecológica local. Las recomendaciones fueron inflexibles, muy tempranas o tardías, o inapropiadas.

Más peligroso aún, en el área de protección de cultivos estas recomendaciones colapsaron bajo la presión del marketing comercial de los productos químicos. El temor lógico de los extensionistas de fallar (incluso opcionalmente) en ejercer presión en el uso de químicos porque podrían ser culpados de cualquier falla en el cultivo, asociado a plagas o no, les llevó a una visión unidimensional de su trabajo. Para satisfacer a los superiores que se comunicaban estableciendo metas para la distribución de los insumos, los agentes de extensión muchas veces se convertían en negociantes de químicos.

Se tuvo que recurrir a nuevas fuentes de pericia local. Esas fuentes eran las comunidades mismas. En muchos sistemas de extensión asiáticos las unidades de protección de cultivos son semiautónomas. Su personal debe tener calificaciones especiales y se requiere que vayan a los campos de los agricultores para informar de la población amenazadora de insectos. Mientras que el trabajo de vigilancia generalmente sirvió como aliciente para soltar más insecticidas subsidiados, su relativa independencia y asignaciones en el campo creó oportunidades para capacitación y educación. Este personal de campo, donde la mayoría nunca había plantado y cultivado un campo de arroz completo, fue puesto bajo una capacitación intensiva de campo en cursos de capacitación durante cuatro meses, seis días a la semana en el campo. Cuando los agricultores se convirtieron en expertos de control de plagas, el personal de control de plagas ganó credibilidad como agricultores. Ellos también aprendieron y practicaron habilidades de educación informal de adultos y se formaron equipos que pueden apoyarse unos a otros cuando fueron reinsertados en sus oficinas burocráticas.

Desde 1988 al MIP actual, mientras la mayor parte permanece dentro de las estructuras de extensión agrícola, ya se ha movilizado hacia la educación en lugar de capacitación y a través de la educación a la organización comunal, administración comunal, planeamiento y control comunal de MIP. Fueron facilitados capacitadores a tiempo completo y después siguieron las Escuelas de Campo para Agricultores y naturalmente tuvieron éxito mediante las redes de trabajo de capacitadores de agricultores a quienes se les podía consultar como especialistas para un consejo específico. Estos capacitadores agricultores de MIP ahora realizan la mayoría de los entrenamientos en Indonesia. En 1993 se realizó un intercambio global de MIP en el campo y reuniones en el sureste de Asia. Participantes de África, el Cercano Oriente, América Latina y Europa pasaron 10 días en el campo aprendiendo de los agricultores MIP de Asia, y luego planificando para sus propios países. Esto ha conducido a importantes iniciativas de MIP participativo en Africa, Cercano Oriente y América Latina.

Impacto del MIP

Mientras el MIP se convierte en una puerta de entrada para la transformación y poder de las comunidades, nosotros requerimos un nuevo pensamiento sobre el impacto. Aun cuando el criterio agroeconómico de impacto es necesario, no es suficiente. La calidad de los procesos científicos y el momento político y social de dar poder también son necesarios. Y las tres dimensiones deben tomarse en cuenta para estos estudios de impacto.

El estrecho impacto agroeconómico del MIP, después de tomar en consideración los costos de las Escuelas de Campo para Agricultores y la capacitación de los capacitadores, es considerable. Un estudio de unas 1,300 villas en Vietnam mostró un 4% de incremento en el rendimiento de arroz y un 20% de incremento en las ganancias. Las Escuelas de Campo para Agricultores organizadas por los capacitadores en estaciones (después de completar su capacitación) en Ghana, Costa de Marfil y Burkina Faso demostraron un ahorro para los agricultores de unos US$90 por hectárea, con un rendimiento tan alto como el incremento de ganancia de más de 25%. En Filipinas, cuando las coles fueron contaminadas por exceso del uso de pesticidas, la capacitación MIP hizo que los agricultores redujeran de 26 a tres las aplicaciones por campaña, incluyendo una aplicación con un insecto patógeno. En Indonesia hubo tres brotes amenazadores de saltahojas en arroz a nivel nacional entre 1977 y 1987.

En los diez años, desde una declaración nacional del MIP y el retiro del subsidio de pesticidas, no ha habido más brotes de insectos a nivel nacional. El ahorro del gobierno de Indonesia al eliminar los subsidios ha pasado de US$1,000 millones. India eliminó unos US$30 millones anuales de subsidio por el gobierno central a los insecticidas, por el contrario, le impuso un impuesto de 10%. Eso ha significado unos US$60 millones nuevos ingresos al gobierno, de los cuales más de US$10 millones al año son usados en campos de entrenamiento del MIP. En China, gobiernos provinciales impresionados por el aumento en ganancia de más del 15% por practicar MIP, ahora pagan por más capacitaciones MIP que el gobierno central. Cuando se calcularon los estimados de los microbeneficios de los campos, la relación financiera de retorno de la inversión de los MIP excedió el criterio del Banco Mundial y el Banco de Desarrollo de Asia para dar una aprobación de proyecto. Una dimensión crucial de impacto de MIP es la autoridad. La experiencia de Kalensari nos ilustra de cómo las comunidades controlan las investigaciones MIP, la planificación y los procesos de implementación, comprometiendo al mundo que los rodea. Este es un paso adelante. Mis ejemplos finales, de Africa, muestran cómo el camino puede ser seguido en otras regiones.

En el distrito de Kiambu en Kenia, un grupo de mujeres agricultoras sostuvo una Escuela de Campo para Agricultores del MIP y continúan reuniéndose cada semana, un año después, con sus facilitadoras y consejeras técnicas, que también son mujeres. Ellas trabajan en sistemas de cultivo de café-tomate-maíz. Durante mi visita en julio de 1997 el director de Protección de Cultivos del Instituto de Investigación Agrícola de Kenia envió a este grupo de 25 mujeres un informe del diagnóstico en un patógeno del tomate que los científicos agricultores reconocieron que no era desorden nutricional ni daño de insecto. El informe les proporcionaba tanto opciones de manejo cultural como químicas. El grupo discutió el informe y prefirieron escoger la opción de manejo cultural y no el químico. Lo resaltante de esto fue que este grupo de agricultoras tuvo acceso a la institución líder nacional y recibieron el servicio, tal como lo hacen los operadores de grandes plantaciones, para poder informar sus decisiones. Este es el poder de los agricultores científicos.

El caso final es de Mali, donde un grupo de agricultores ha completado una Escuela de Campo para Agricultores e informaron de los resultados a nuestro grupo de visitantes de agosto de 1997 y a los oficiales de irrigación. Cuando estos agricultores científicos explicaron que las plagas de insectos no se veían como una amenaza en esa temporada, debido a la efectividad de los enemigos naturales, el mayor de los funcionarios de irrigación, con antecedentes de protección de plantas, protestó.

Acusó a los agricultores de ser complacientes, que otras plagas que ellos no podían observar tal vez podrían destruir sus cultivos. En respuesta, la mayor de las agricultoras mujeres levantó su voz desde el fondo del salón y, acompañada de afirmaciones, tanto de hombres y mujeres agricultores, discutió con el funcionario. Ella explicó que debido a que ellos condujeron estudios simulados de daño en el cultivo de arroz y observaron y midieron cómo se recuperaron los cultivos los agricultores científicos confiaban en que otros daños, incluso los no observados, no representarían pérdidas en el rendimiento. Ella introdujo el tema de «paquete» de insumos que cada agricultor debía tomar y pagar de sus cosechas.

Hizo recordar que el paquete incluía cerca de US$80 por el valor de los pesticidas, los cuales no eran necesarios para nada en esa campaña. El oficial de irrigación concedió que el paquete sería reexaminado. Cuando el contenido y proceso de MIP están ligados al poder comunal, incluso durante las primeras campañas, comienza la transformación.

Peter Kenmore. FAO, AGPP, Global IPM Facility, Viale delle Terme di Carcalla, 00100, Roma, Italia.

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