septiembre 1997, Volumen 13, Número 1
Forjando asociaciones

La agricultura orgánica echa raíces en medio del deterioro agrícola

ONG, R.K. | Página
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En los años 1990 un grupo de jóvenes y consumidores interesados en la agricultura orgánica y sus productos, animó a una comunidad agrícola ubicada en las colinas de la isla de Penang a cambiarse a la agricultura orgánica. Fue particularmente valiosa su ayuda en la comercialización, eliminando por ello los costos de intermediación.


La señora Wong, primera agricultora que se cambió a la agricultura orgánica en Balik Pulau, Penang.

Como en la mayoría de los países del tercer mundo, la agricultura química y la industrialización llegaron a Malasia a comienzos de los años 70. Ahora, los efectos se conocen muy bien: los pequeños agricultores fueron explotados (la mano de obra agrícola que en 1970 era de aproximadamente el 60%, para 1992 se había reducido al 26%); el déficit de alimentos creció rápidamente (las importaciones de alimentos que en 1991 ascendían a U.S.$0.4 mil millones, en 1995 llegaron a U.S.$2.8 mil millones); la autosuficiencia de alimentos (en 1995 de 50%); y la distribución de la tierra se reorientó en favor de las plantaciones de cultivos para la venta que ocuparon el 80% de la tierra agrícola. Las cifras antes mencionadas se tomaron de los Informes Gubernamentales de Presupuesto de los años 1990-1995. Si se debe reclamar algún tipo de éxito este es ¡el asesinato de la agricultura en sí!

Los agricultores se retiran de las colinas
Poco después de la colonización de la isla de Penang por los británicos, hace aproximadamente 150 años se fundó la comunidad de Balik Pulau ubicada en las colinas de la isla.

A los inmigrantes chinos pobres se les dieron tierras para motivarlos a iniciar plantaciones de caucho que no interesaban a los lugareños. Pero la rápida caída de los precios del caucho durante las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial obligaron a los agricultores a diversificar su producción y cambiarse al cultivo de hortalizas y al cuidado de los huertos. Los nuevos cultivos rápidamente rentables (nuez moscada, clavo, etc.) no duraron mucho debido también a la caída de los precios, mientras que el cultivo de hortalizas se dificultó por la explotación de los intermediarios. Sólo el cuidado de los huertos, especialmente de durian (Durio Zibethinus), preferido localmente y cuya demanda y niveles de precio eran estables, siguieron siendo el principal soporte económico. Desde los años 70 en adelante, la mayoría de los agricultores fueron dejando progresivamente las colinas para dirigirse a las ciudades ubicadas a menor altura, o más lejos aún del campo, a las florecientes ‘Zonas de Libre Comercio’ en el otro lado urbanizado de la Isla de Penang. Sólo unas cuantas familias y personas ancianas solas se quedaron en la comunidad de las colinas. La caída fue tan rápida que muchas tierras quedaron abandonadas durante años antes que los promotores las compraran.

Agricultura orgánica, una iniciativa urbana
A principios de los años 90, la conciencia acerca de las consecuencias de la agricultura química en la salud y el medio ambiente condujo a un grupo de jóvenes de la ciudad a llevar la agricultura orgánica a la comunidad de Balik Pulau, ubicada en las colinas. Esta remota comunidad agrícola, donde uno de los jóvenes del grupo se había criado, fue elegida como objetivo ya que se consideró que representaba el estrato que quedaba de una sociedad que todavía poseía conocimientos agrícolas tradicionales muy valiosos. En reuniones directas con los agricultores, se les propuso empezar a cultivar de manera orgánica. El encuentro pareció difícil al principio, debido a barreras sociales y de comunicación. Los agricultores no estaban convencidos de la necesidad y viabilidad de la agricultura orgánica. Entonces, los jóvenes iniciaron, en la comunidad, una finca orgánica experimental trabajada por voluntarios mientras seguían abogando por su causa ante los escépticos agricultores. Les tomó dos años entusiasmarlos acerca de la agricultura orgánica, antes de que uno de ellos estuviera dispuesto a probarla. Durante esos dos años, numerosos voluntarios y visitantes -muchos de ellos de las escuelas y grupos de jóvenes- treparon los mil pies hasta la finca orgánica experimental para realizar trabajo voluntario y hablar con los agricultores acerca de su necesidad de producción orgánica. Al mismo tiempo, los propios voluntarios se registraron como una asociación, el Club de Agricultura Orgánica de Penang. Pero fue sólo después de un accidente imprevisto en el pueblo que esta situación cambió, en beneficio del Club.

La familia Wong
Uno de los primeros agricultores que se contactó en el área fue un tal señor Wong. Manejaba una finca de tres acres cerca de su casa, donde tenía un monocultivo de berros. Dos o tres veces a la semana rociaba pesticidas en su cultivo usando sólo una camiseta para trabajar. Cuando se le habló acerca del peligro de los pesticidas ignoró el problema diciendo que todavía estaba vivo después de años de rociar su cultivo. Pero no por mucho tiempo más un año después murió de cáncer. Era todavía bastante joven ya que sólo tenía cincuenta años. Anteriormente los agricultores que no utilizaban agroquímicos vivían hasta los 70 u 80 años.

Antes de esto, uno de sus hijos se había suicidado a los 20 años, bebiendo paraquat, un herbicida de mala reputación, permitido en Malasia pero prohibido en muchos otros países. Un estudio reveló que la mitad de los suicidios en Malasia se cometieron utilizando este veneno de fácil acceso. La desgracia que afectó a la familia Wong, lamentablemente es muy común en la comunidad de las colinas, donde mucha gente es víctima del uso de los pesticidas. La defensa de la agricultura orgánica ofreció una alternativa a la viuda del señor Wong. Ella adoptó, junto con su nuera, la agricultura orgánica en forma experimental y cuando se vendió la producción pudo comprobar por sí misma el beneficio de la comercialización cooperativa que se le había prometido.

Mercadeo cooperativo
Los agricultores bajan la producción de las colinas en sus motocicletas ligeras ya que no se puede llegar a la comunidad en auto. Desde allí, el Club de Agricultura Orgánica de Penang les proporciona una camioneta pick-up para transportar la producción hasta los mercados de la ciudad, que cuenta con una población de un millón de habitantes. Generalmente estos mercados son casas de los clientes, restaurantes vegetarianos, tiendas de medicina tradicional, etc. Los coordinadores de los mercados a menudo son amas de casa seleccionadas entre los clientes. Los precios se establecen de acuerdo al mercado, es decir: el mismo precio de los productos de agricultura química más un 15% para pagar al coordinador y el transporte. Los consumidores garantizan la venta total y apoyan a los agricultores con trabajo voluntario. Los agricultores reciben el 100% del precio del mercado. Este arreglo los beneficia ya que no existe el intermediario. La explotación por parte del intermediario, que generalmente reclama el 50% o más del precio del mercado, hizo retirarse del mercado a los agricultores de hortalizas. Sin embargo, al momento de este informe existen seis mercados, abiertos tres veces por semana para la venta de producción orgánica. El trabajo voluntario de los clientes en la cooperativa contribuye a eliminar los altos costos de etiquetas que generalmente se colocan a otros productos alimentarios saludables.

Autopropaganda de los agricultores
El éxito obtenido por los primeros atrajo a más agricultores a unírseles a través de la extensa red familiar y social. Mientras que al principio habían más mujeres que trabajaban a medio tiempo, hoy también hay agricultores varones a tiempo completo. La relación estrecha de la comunidad hace que no sea necesario un organismo formal para coordinar el grupo. Sus miembros se reúnen tres veces por semana en el punto de recolección y empaque que proporciona la señora Wong. Las mujeres siguen desempeñando el papel de coordinadoras del grupo, organizan la recolección de las hortalizas y han creado un foro para discutir y resolver los problemas de las fincas así como del grupo.

Una propuesta de bajos insumos externos
Para el manejo de la fertilidad del suelo, los agricultores utilizan harina de pescado y de camarones desecada (ambas fácilmente accesibles de los dos pueblos de pescadores al pie de las colinas), cenizas de sus cocinas a leña, orina humana, abono orgánico, etc. El agua se deriva de manantiales no contaminados que además proporcionan agua para cocinar, lavar y hasta para generar energía ya que el pueblo no tiene acceso a la red principal del sistema energético. El riego se realiza por medio de baldes, mangueras o regaderas, dependiendo de la elección del agricultor. Un agricultor ya viejo sigue utilizando el bambú para acarrear su agua, para él ¡nada de cañerías de pvc!. El método principal para controlar las pestes es el de asociación y rotación de cultivos, por ejemplo, entre hortalizas resistentes a los insectos como la lechuga, la cuscuta de agua (convulvulus), las hojas del camote, la menta, etc. y hortalizas vulnerables a los insectos, como la mostaza verde, el kailan (de la familia de la col), el amaranto, los frijoles verdes, etc. Hasta las sustancias botánicas para rociar, preparadas en base a cebolla y ajos, se aplican rara vez. Con excepción de un cortador de césped, utilizado por los agricultores jóvenes, no se usan herramientas mecanizadas. De esta manera, los agricultores pueden manejar entre uno y tres acres de hortalizas en laderas terraceadas, principalmente de suelo de greda arenosa.

El cambio total a la agricultura orgánica se realizó íntegramente con recursos propios de los agricultores, muy de acuerdo a su antigua tradición de autoconfianza o confianza en si mismos. Este es un contraste.esencial con la agricultura química, cuya introducción requirió grandes sumas de dinero y que todavía necesita altos subsidios para sobrevivir. La autoconfianza no se limita solamente a la agricultura, es una estrategia y una forma de vida social. Hay muchos ejemplos del espíritu de autoconfianza de los agricultores. Así: construyen y mantienen sus propios sistemas de caminos que atraviesan por completo el área de las colinas de Penang. Cuando es necesario para la construcción de viviendas, movilizan a la comunidad para transportar los materiales hasta las colinas. Las medicinas en base a hierbas son el primer recurso cuando no se sienten bien o están enfermos. Muchos de los que se han quedado nacieron y formaron familias en las colinas y no desean mudarse a zonas más bajas. En este sentido, la agricultura orgánica parece proporcionarles el tipo de oportunidad económica que necesitan.

Efecto multiplicador
Debido a su bajo costo, la experiencia en Balik Pulau, Penang, probablemente va a copiarse en otras partes. No es necesario enviar trabajadores de extensión pagados, desarrollar sesiones formales de capacitación o montar una oficina con equipos modernos y muchas comodidades. Los clientes organizados proporcionan, si no todo, casi todo el apoyo necesario, en términos de recursos, para desarrollar la finca orgánica experimental y para proveer de personal a la oficina en la ciudad. En efecto, el Club no necesita generar ingresos con la venta de las hortalizas -produce sus propios fondos a partir de los derechos de membrecía y otras actividades que incluyen la publicación de dos boletines regulares de noticias en dos lenguas locales, para las personas alfabetas de la ciudad; una cocina semanal de comida saludable, que utiliza las hortalizas orgánicas de las fincas; una Tienda Verde, que vende los productos de las fincas, como jugo de nuez moscada y otros productos del medio ambiente; una Expo Verde anual, para mostrar las técnicas de la agricultura orgánica, las formas de cocinar platos saludables, las terapias naturales, etc. A través de estas actividades, el Club se esfuerza por integrar la producción al consumo, los agricultores a los consumidores y por crear nuevas relaciones ecológicamente sostenibles y socialmente justas.

Cooperación agricultores-consumidores
En Penang, la cooperación entre agricultores y consumidores es un vínculo vital que impulsa la agricultura orgánica protegiéndola de manera muy importante contra la comercialización. Los agricultores se han probado a sí mismos que son capaces de obtener, a través del sistema cooperativo, un ingreso profesional de US $400-800 al mes -aproximadamente el mismo ingreso que puede percibir un maestro o un contador en Malasia- mientras que el consumidor promedio puede, por otra parte, desde lejos disfrutar de la producción orgánica. Durante los últimos dos años, casi semanalmente, visitantes y voluntarios han viajado a la comunidad para involucrarse personalmente en la agricultura orgánica. Estos visitantes sirven de vínculo entre los agricultores y los consumidores. De vez en cuando la opinión de los agricultores y sus puntos de vista en los foros realizados en la dudad para un mejor entendimiento mutuo entre ellos y los consumidores y para difundir sus experiencias entre agricultores y consumidores de otras áreas. Actualmente hay indicadores de un interés por la agricultura orgánica en otros lugares de Malasia.

Conclusión
Mientras que la demanda de productos orgánicos es más alta que la oferta, subsiste el reto de luchar contra el prejuicio de la viabilidad de la agricultura no química, difundido durante muchos años de promoción, de publicidad y de lavado de cerebros por parte de las multinacionales químicas, respaldadas por subsidios multimillonarios del gobierno, y para luchar contra la caída de la agricultura, frente a un pensamiento único del país de ir hacia la industrialización.

Sigue siendo difícil afirmar si la agricultura orgánica puede detener o contribuir a estabilizar la caída agrícola en el país. Sin embargo, lo que sí es cierto es que ésta está echando raíces muy fuertes al haber sido adoptada por la comunidad de las colinas de Balik Pulau -primer grupo de agricultores orgánicos en Malasia.

B.K. Ong
Club de Agricultura Orgánica de Penang
116 Jln Bunga Raya, Gelugor 11700 Penang, Malasia

Referencias

  • Lawrence, A. 1995 The neglected uplands: innovation and environmental change in Matalom, Philippines. (Las tierras altas descuidadas: innovación y cambio ambiental en Matalom, Filipinas) AERDD Working Paper 95/11. University of Reading

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