La dimensión humana en los procesos de cambio ha demostrado ser especialmente crítica en la aplicación efectiva de los métodos agroecológicos. Los enfoques participativos y el trabajo en equipo son fundamentales para la implementación de cambios sostenibles.
¿Qué se debe hacer para desarrollar prácticas de agricultura sostenible? Esta fue la pregunta que guió el análisis de nueve proyectos agrícolas de colaboración de Asia, África, Latinoamérica y Norteamérica que se centraba en el manejo integrado de plagas (Thrupp, 1996). Se llegó a la conclusión de que los nueve proyectos, entre otras cosas, redujeron significativamente los costos e insumos agro químicos, regularon las plagas y enfermedades a un nivel aceptable, mantuvieron o incrementaron la producción, aumentaron la ‘salud’ del sistema agrícola (por ejemplo, la calidad y capacidad de autorregulación del suelo) y difundieron los beneficios en gran medida.
En estos casos detrás del progreso están tanto los cambios biofísicos/técnicos como las reformas sociales-institucionales y las políticas. La dimensión humana en los procesos de cambio ha demostrado ser especialmente crítica en la aplicación efectiva de los métodos agroecológicos. Los enfoques participativos y el trabajo en equipo son fundamentales para la implementación de cambios sostenibles. La organización de la comunidad y los fuertes vínculos existentes entre los individuos y las instituciones que trabajan juntas como socios en igualdad de condiciones ayudan a originar innovación y progreso. Asimismo, los procesos de aprendizaje centrados en la gente, la comunicación abierta y los flujos bilaterales de información entre los agricultores, el personal técnico y los científicos, desarrollan el conocimiento y la acción efectiva.
Fotografía: Ricardo Ramírez
El desarrollo agrícola y el desarrollo del uso de la tierra en general, son parte de procesos amplios de cambio social que tienen lugar a nivel de la finca y en todos los niveles superiores de la sociedad. Ver el desarrollo de la tecnología como parte del proceso de cambio social es tomar un ‘Enfoque de los Actores Sociales’. Esto llama explícitamente a una mejor comprensión del contexto social -económico, político, cultural e institucional- en el que se realiza el desarrollo del uso de la tierra. Con un reconocimiento cada vez mayor de la importancia de dicho enfoque, se están desarrollando nuevas tecnología; para enfocar la investigación y el desarrollo (I&D) (Huijsman & Budelman, 1996) en las que los elementos centrales son los intereses y las visiones humanas, los sistemas de conocimiento, el aprendizaje para la innovación, el diálogo, la negociación, la solución de conflictos y el intercambio de información.
La importancia del Enfoque de los Actores Sociales ha sido demostrada por Grimble y Chan (1995), quienes manifiestan que muchas políticas y proyectos en el pasmo no han logrado sus objetivos porque uno o más grupos de protagonistas perciben sus consecuencias como adversas, lo que lleva a la no cooperación o incluso oposición abierta por parte de estos grupos. El análisis económico o convencional no considera adecuadamente la distribución de costos y beneficios entre los diferentes protagonistas: los ganadores y los perdedores. Este ignora el hecho de que diferentes protagonistas no perciben los problema: ambientales exactamente de la misma manera y, por lo tanto, buscarán diferentes soluciones y utilizarán criterios distintos para evaluar si una intervención es deseable o valiosa. Por lo tanto, para mejorar el diseño de las políticas y la implementación de proyectos es crucial tener maneras para anticipar y enfrentar de mejor manera la oposición y conflicto de los protagonistas así como para incorporar mejor vados intereses, especialmente los de los grupos más débiles de la sociedad.
Análisis de los protagonistas
El Análisis de los Protagonistas (SA, por el inglés Stakeholder Analysis) es una metodología que se utiliza para comprender mejor un sistema por medio de la identificación de los actores clave, o de los protagonistas (ver cuadro) en el sistema y de la determinación de su comprensión respectiva y/o interés en éste (Grimble & Chan, 1995). El Análisis de Género es un tipo especial de SA centrado en las relaciones entre las mujeres y los hombres. Para que los proyectos funcionen bien se tienen que tomar en cuenta los intereses de toda la gama de protagonistas y se deben buscar de manera activa compromisos entre los objetivos del ‘público’ y los intereses y objetivos ‘privados’ que puedan entrar en conflicto potencialmente. El SA promueve la participación de todos los grupos de protagonistas en el proceso de toma de decisiones relativo al uso de la tierra, a la tecnología y al desarrollo institucional. Se basa en los instrumentos participativos de la recolección y el análisis de datos, tales como la Evaluación Rural Participativa (PRA, por sus siglas en inglés). Grimble y Chan (1995) explican cómo realizar el Análisis de los Protagonistas. El RAAKS (Recuadro 2), una metodología utilizada en el Programa de Investigación de ILEIA, se centra en la comunicación y el intercambio de información. Esta incluye el análisis de los protagonistas y del contexto así como el análisis de las limitaciones y oportunidades, y la planificación de la acción.
SA en el manejo de los recursos naturales
Aunque el SA se puede aplicar en una amplia gama de áreas en desarrollo, es particularmente relevante en los temas relativos al manejo de los recursos naturales y del medio ambiente en los que se presentan (Grimble & Chan, 1995):
externalidades: tales como cuando los usuarios río abajo de un valle se ven afectados por las prácticas de manejo de los usuarios río arriba. Ravnborg y Guerrero (p. 12-13) informan cómo CIAT utiliza el SA para hacer evidentes los intereses en conflicto entre los usuarios río abajo y de río arriba en el manejo de una cuenca. CIAT encontró que la discusión en grupo que se utiliza para revelar los desacuerdos y el conflicto local, es socialmente inaceptable. Las entrevistas individuales fueron cruciales para que el SA tuviera éxito en este contexto;
derechos de propiedad común o abierta no claros en cuanto al recurso en cuestión, particularmente cuando las instituciones tradicionales que regulan el uso y el manejo comunal se están destruyendo, y cuando los recursos son oficialmente propiedad del Estado pero funcionan, en la práctica, como recursos de acceso abierto de facto;
diferentes niveles de protagonistas con agendas e intereses distintos. Estos incluyen los macro y microintereses así como los ministerios del gobierno, los grupos que ejercen presión ambiental y los intereses comerciales en los recursos naturales;
las negociaciones que se requiere realizar a nivel de las políticas en lo referente al uso y al manejo de los recursos naturales: como en los casos en que los objetivos de las políticas nacionales promueven la conservación de los bosques, pero los lugareños están interesados principalmente en rozar los bosques para uso agrícola y otros.
¿Qué es un protagonista?
Los protagonistas son todos aquellos que afectan o se ven afectados por las políticas, decisiones y acciones del sistema; pueden ser individuos, hombres o mujeres, comunidades, grupos sociales o instituciones de cualquier tamaño, tipo de asociación o nivel en la sociedad. Así, el término incluye a los grupos de usuarios de subsistencia o comerciantes así como a los responsables de las políticas, a los planificadores y administradores del gobierno y de otras organizaciones. Basnyat et al. (pp. 12-13) informa que incluso los espíritus malignos pueden ser partes involucradas que ejercen influencia. Y, por lo tanto, ¿no se debería considerar también a la naturaleza como protagonista muy importante?
El SA en la investigación agrícola
El SA también puede ser útil en la investigación y el desarrollo agrícola para identificar los diferentes grupos de protagonistas involucrados en el cambio rural y la innovación tecnológica, para comprender sus papeles específicos y las necesidades así como para incrementar la comunicación y las asociaciones dinámicas. Millar (p. 7) informa cómo, sólo de manera reciente, los investigadores, los agentes de extensión del gobierno y el personal de las ONG al norte de Ghana se dieron cuenta que tenían que crear asociaciones e involucrar a los agricultores en igualdad de condiciones para aumentar la efectividad de sus actividades. Karbo y Bruce, Ayeh y Ayeh (p.8-9) y Bruce (p.9) informan cómo el SA (en su caso el RAAKS) puede ayudar a comprender mejor el papel que juegan los diferentes protagonistas en la producción de cerdos y aves de corral al norte de Ghana y a identificar las limitaciones y oportunidades para mejorar el sistema de producción así como la interacción entre los protagonistas.
Huijsman y Budelman (1996) consideran que tres temas relacionados con el Enfoque de los Actores Sociales son de particular interés para los procesos de cambio en la investigación agrícola:
Incorporación y aumento del conocimiento local
El conocimiento local refleja la historia y experiencia de la gente, sus relaciones sociales y sistemas de intercambio de información. Si se desea que el trabajo de investigación y extensión contribuya lo máximo posible a la sostenibilidad, se requiere este conocimiento.
Mantener un contacto estrecho con los agricultores, poner atención a sus experimentos, incluir sus insumos en la investigación y llegar a comprender su razonamiento es de crucial importancia para una exitosa investigación adecuada a la demanda. Si los investigadores pueden ir un poco más allá, por ejemplo convirtiéndose (junto con los agricultores) en parte de un proceso de aprendizaje conjunto en el que trabajen juntos en la búsqueda de soluciones, los resultados pueden ser aun mejores.
Obtener y hacer uso del conocimiento local así como comprometerse en el aprendizaje conjunto con los agricultores, investigadores e ingenieros necesitará nuevas habilidades de comunicación y de facilitación. Scheer (p.20-21) narra sus experiencias al acortar la brecha existente entre las percepciones de la realidad que tienen los agricultores y los ingenieros especializados en riego para poder mejorar la comunicación entre ellos como un primer paso para el diseño/aprendizaje conjunto. Con este propósito, utilizó un modelo a escala del sistema de riego que podría ser adaptado por los agricultores y los ingenieros para poder explicar su conocimiento. Llegar a conocer las percepciones de los agricultores y científicos sobre los sistemas de riego o la clasificación de los suelos, que fue una de las primeras actividades en el Programa de. Investigación de ILEIA (ver Kauffman, Boletín de ILEIA 12/4, p.28-29), sirve para crear un vocabulario y un marco analítico comunes que sean la base para la acción común. Lawrence (p.17) plantea que la promoción de la agricultura sostenible sólo puede tener éxito si las personas involucradas son conscientes de las diferentes perspectivas que tienen del concepto de sostenibilidad.
El desarrollo de la acción conjunta
El concepto de acción conjunta, o ‘asociaciones dinámicas’, se basa en la premisa de que si los actores se ven a sí mismos como poseedores de la capacidad para inducir el cambio y empezar a trabajar juntos, pueden tener un impacto real sobre su situación. Ong (p.24-25) da un ejemplo de una asociación dinámica; los intereses comunes entre los consumidores y los productores hacen que la agricultura orgánica en las colinas de Penang, Malasia, sea una opción factible para sostener la agricultura en esta área marginal.
Los grupos con intereses sólidos en común tales como los agricultores o los actores involucrados en la investigación y el desarrollo no son homogéneos. Cuando los recursos son escasos, su interdependencia aumenta, pero también la competencia. La acción conjunta necesita el desarrollo, de un foro o plataforma para el entendimiento mutuo, el análisis de los intereses internos y externos, y la negociación de las acciones y del aprendizaje (Röling, 1994). Las negociaciones deberían pretender la identificación de compromisos entre intereses que se encuentren potencialmente en conflicto y la búsqueda de mecanismos de compensación. Para desarrollar los mecanismos requeridos, a menudo es esencial moverse más allá de la perspectiva de la comunidad o de la finca, incorporar los actores que se encuentran en los niveles más altos del sistema (Huijsman & Budelman, 1996). En el proyecto descrito por Jatulan y Davis (p.14-16), dicha acción conjunta se está creando deliberadamente a nivel de la comunidad con la participación de los trabajadores de desarrollo, los investigadores, los funcionarios de la administración local y los comerciantes.
El desarrollo de una acción conjunta generalmente requiere un facilitador neutral para conciliar a los diferentes protagonistas y para guiar la negociación y la solución de conflictos. Basnyat (p.10-11), Kersten (p.18-19) y Remmers (p.26-27) muestran la importancia del facilitador externo. La facilitación es difícil: requiere capacidades de escucha y cuestionamiento, de análisis, ser sensible a los procesos del grupo, y contar con la capacidad de manejar el conflicto y promover la sinergia.
Una mayor comunicación entre las personas involucradas es un resultado importante de una acción común. Anna Lawrence (p.22-23) informa sobre el impacto que han tenido diferentes proyectos en el intercambio de información sobre prácticas de conservación de recursos que demostraron tener una relación positiva e importante para la capacidad de innovación de los agricultores. Ella introduce el mapeo visual como una metodología que pueden usar los proyectos para monitorear y evaluar sus actividades.
La necesidad de ‘saber leer la tierra’
La acción social puede contribuir positivamente a la sostenibilidad solamente si los actores involucrados se encuentran unidos en una comprensión realista de lo que la tierra requiere para permanecer saludable y productiva a largo plazo. Aquellos que son capaces de leer los signos que reflejan cómo le está yendo a la tierra y de comprender las consecuencias, tienen una mejor oportunidad de lograr el uso sostenible efectivo de la tierra (Campbell, 1994). Los agricultores, de una manera amplia y general, y los investigadores, de una manera reduccionista y especializada, tienen diferentes capacidades para leer la tierra. Kersten (p.18-19) relata su trabajo en Australia para facilitar el diálogo entre los criadores de ovejas y los investigadores con el fin de aumentar la capacidad de leer la tierra. De esta manera, se pueden reducir los conflictos con la Naturaleza, la parte involucrada más importante.
Remmers (p.26-27) muestra, en el contexto europeo, que la estandarización de las normas sobre la calidad de los productos deja poco espacio para los productos locales, que son vitales para el desarrollo de una agricultura sostenible en las regiones marginales. Se pide imparcialidad a los gobiernos que quieren apoyar el desarrollo regional con respecto a los intereses específicos de los agricultores y a los principios ecológicos que se encuentran detrás de la agricultura sostenible.
Aunque las experiencias con las metodologías que funcionan a partir de un Enfoque de los Actores Sociales para forjar asociaciones dinámicas son pocas todavía, los resultados son prometedores (Grimble & Chan, 1995; Huijsman & Budelman, 1996; Thrupp, 1996; Rölingg, 1994). Las metodologías todavía tienen que ser redefinidas para poder ser aplicadas en los diferentes contextos; además, se tienen que desarrollar aún más los procedimientos para las etapas específicas del análisis, en particular para el diálogo en plataformas, la negociación y la solución de conflictos. Este enfoque busca llenar una brecha metodológica y complementa los enfoques que se centran en gran medida en los aspectos biofísicos del desarrollo agrícola y del uso de la tierra.