septiembre 1997, Volumen 13, Número 1
Forjando asociaciones

Cambiando estrategias y protagonistas

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La Contraviesa es una región montañosa del sur de España que ha sufrido numerosas crisis agrícolas a través de los años. Esto la ha llevado a un despoblamiento y por consiguiente a una pérdida de bienestar social. Tradicionalmente la región producía higos, almendras y uvas; sin embargo, nunca fue fácil sobrevivir de la agricultura en el área.

Algunas iniciativas recientes para utilizar los recursos endógenos, particularmente para la elaboración de vino, y las posibilidades para productos específicos regionales y orgánicamente saludables han alcanzado cierto éxito. El despertar de la agricultura es vital para atraer el turismo, otra posibilidad para el futuro.

Contraviesa en España
La Contraviesa es una de las muchas áreas denominadas «marginales» en Europa, áreas rurales que tienen desventajas relativas con respecto a otras regiones, debido, por ejemplo, a la topografía o a la lejanía. Forma parte de lo que comúnmente se denomina la región Alpujarra en la provincia de Granada, en Andalucía, la parte más al sur de España. La Contraviesa es una cordillera de montaña (1.500 m.s.n.m) confinada entre las montañas de la Sierra Nevada en el norte (3,500 m.s.n.m) y el Mar Mediterráneo en el sur. La Contraviesa es intersectada por diversos y pequeños desfiladeros que crean así un paisaje muy diverso que comprende un conjunto complejo de nichos agroecológicos. Desde la época de los árabes, la gente ha cultivado vid en la Contraviesa que está totalmente bien adaptada a los suelos predominantemente de esquisto proporcionando una producción baja en volumen pero alta en calidad. Los higos también han constituido un elemento constante en el sistema de producción local. Las almendras, las uvas y los higos son en la actualidad, los principales cultivos rentables. Los cultivos son sembrados en otoño (octubre) y cosechados a principios del verano (mayo-junio). El promedio de precipitación anual es de 450mm. La crianza de animales domésticos siempre se ha practicado con regular intensidad. La trashumancia de ovejas y cabras era común desde las altas colinas de la Sierra Nevada a las mesetas costeras hasta mediados del presente siglo. Todo esto implica un conjunto complejo y cambiante de estrategias agrícolas. Este conjunto continúa cambiando e involucrando a los protagonistas (véase figura 1).

Figura 1. Desarrollo de la agricultura campesina en La Contraviesa en el siglo XX

Patrones de desarrollo divergentes
A través de los años, diversas crisis han afectado el área ante las cuales la población ha respondido de diferente manera. Cada nueva situación implicaba un cambio en el conjunto de protagonistas que interactuaban. Por ejemplo, cuando en 1887 la filoxera destruyó los viñedos del área, los grandes terratenientes que vivían de la exportación de vino, se mudaron y con ellos, muchos de los trabajadores que estos explotaban en sus propiedades. La población disminuyó. Gradualmente la tierra se dividió entre las familias con menos recursos quienes comenzaron a replantar el área con nuevas estacas de raíz de uvas. Los cultivos anuales se intensificaron. Una nueva crisis tuvo lugar a mediados de siglo. El área volvió a estar densamente poblada y había una necesidad real de tierras, más arbustos y bosques, incluso se cultivó en pendientes muy inclinadas lo que contribuyó a iniciar algunos de los problemas ambientales a los que nos enfrentamos en la actualidad.

En 1959, una reestructuración económica nacional estimuló el libre flujo de bienes y personas a través de España donde anteriormente se estaba obligado a circular en una pequeña área geográfica. Esto hizo que las áreas rurales no modernizadas tuvieran poco interés para los grandes terratenientes y al mismo tiempo, para los pobres en recursos generó oportunidades de empleo alternativas fuera de estas regiones. Paradójicamente esto dio como resultado un período dinámico de crecimiento y esperanza para aquellas familias de agricultores que se quedaron en el lugar. Ahora, éstas eran capaces de acceder a la tierra y alcanzar su ideal de ser una familia agricultora de labradores autónomos, independientes. El proyecto labrador significó poseer la tierra suficiente para vivir en ella y, si era posible, adquirir suficiente tierra para los hijos de manera que estos a su vez iniciaran una finca de un tamaño razonable. Las fincas que típicamente desarrollaron, cubrían la mayoría de productos necesarios para su subsistencia y eran ricas en biodiversidad. La posesión de tierras era la mercancía crucial en esta estrategia de desarrollo; el trabajo era menos valorado.

Sin embargo, actualmente este labrador ideal ya no es una estrategia válida. Los valores relativos de la tierra y el trabajo se invirtieron. Además, el Estado es muy importante como protagonista, no sólo como un proveedor de servicios sino también como un generador de normas legales y administrativas que son muy difíciles de encontrar en el fuertemente competitivo sistema de mercado. La vida social alrededor de la finca se ha deteriorado pues las escuelas han cerrado y muchas fincas pequeñas han quedado desiertas. La infraestructura, como electricidad, agua, transporte y servicios médicos, no puede compararse con la de áreas más urbanizadas. La agricultura ya no apela a sus hijos como antes solía hacerlo. El repertorio cultural local parece no tener respuestas a esta crisis. Sin embargo, aunque un tercer flujo migratorio fue el principal resultado, quiero subrayar lo menos visible, pero para el desarrollo de la región, mucho más relevante: las estrategias locales desarrolladas para enfrentar la crisis.

Reestructurando los elementos locales
Desde mediados de la década de los ochenta, unos pocos agricultores, con empuje y perseverancia, han sido capaces de construir una nueva realidad que convierte la mayoría de las cualidades de la producción local en nuevos ordenamientos de los antiguos elementos.

Una de estas estrategias es utilizar las variedades de uvas locales que típicamente crecen juntas en una misma parcela. Esto facilita la fabricación del vino local, que es una mezcla de estas diferentes variedades y es mucho más apreciado en el mercado local, a pesar de su calidad heterogénea. Sin embargo, otros mercados pueden ser captados al hacer vinos de variedades seleccionadas y al utilizar un proceso de elaboración diferente. La mezcla de variedades en viñedos locales dificulta esto puesto que el volumen de las variedades que podrían calificar es limitado y disperso. Pero los viñedos también son bancos de genes en donde se pueden encontrar variedades de calidad inimaginable. En algunas parcelas existen tantas variedades como 15 de las 25 encontradas en el área en su conjunto. La experimentación local ya está alcanzando un poco de éxito, como en el caso del vino Vigiriega.

El sabor de los productos locales es particular y específico de la región, siendo además fortalecido por su calidad orgánica. Esta es otra característica local que está siendo utilizada como una estrategia de desarrollo. El uso de pesticidas y fertilizantes químicos ha tenido un perfil muy bajo en el área. La calidad de los productos es más bien casi orgánica y abre perspectivas para la reciente demanda urbana por «alimentos saludables». Los agricultores certifican a sus fincas para obtener el sello de pureza para organizaciones agrícolas orgánicas.

La producción sostenible tiene mucho que hacer con la adecuada conservación del suelo y nuevamente los recursos locales ofrecen los medios. Tradicionalmente, la «moruna» (Vicia articulata, Hornem) ha sido utilizada como abono verde en diversas rotaciones y asociaciones de cultivo y ahora está siendo empleada por algunos agricultores para mejorar la calidad, especialmente en la producción de almendras e higos. Sin embargo, esta legumbre ha sido casi completamente ignorada en la bibliografía agronómica. Constituye un trágico ejemplo del crecimiento de la ignorancia en la ciencia puesto que la importancia de esta planta fue tal que históricamente toda la región de Alpujarra y las áreas vecinas deben su sostenibilidad a este abono verde. Esto indica la importancia que las áreas marginales tienen potencialmente para la reconstrucción ecológica de la agricultura moderna, no sólo como una reserva de genes sino también como una reserva de técnicas agronómicas.

Vecinos distantes
El renacimiento de la agricultura es crucial para el área puesto que determina su atractivo para el turismo, que es la otra alternativa de desarrollo importante. Los agricultores moldean el paisaje, lo mantienen, y crean productos que conllevan importantes elementos de la identidad local y de las raíces históricas, argumentos que son muy importantes para los actuales ciudadanos occidentales postmodernos y desarraigados.

Esto nos lleva a la necesidad de abordar apropiadamente los problemas al vincular dos mundos -el rural y el urbano- que han desarrollado estrategias muy diferentes para afrontar los problemas de la actualidad. Mientras que los ciudadanos urbanos necesitan «naturaleza», los moradores rurales la tienen en abundancia. Teóricamente, esto podría dar un conjunto económico perfecto de oferta y demanda. En la práctica esto no funciona tan fácil puesto que la gente de La Contraviesa históricamente ha experimentado que «las cosas y las gentes de afuera» deben ser vistas con merecida desconfianza. Esta actitud con frecuencia ha sido calificada como «un retroceso». Sin embargo, responde a una estrategia de defensa para sobrevivir y que es esencial para el proyecto labrador. Muchos forasteros estuvieron allí para recoger, en lugar de traer. Pero la gente local también necesita recibir, no sólo visitantes sino también reconocimiento por su trabajo, consideración por sus circunstancias particulares, y acceso a la cultura y comodidades urbanas. Sin embargo, en la práctica, el apoyo externo siempre funciona de manera diferente. Por ejemplo, todos los esfuerzos del Estado para desarrollar el área, no importa lo bien intencionados que sean, están acompañados por requerimientos legales y administrativos. Esto no responde a las condiciones de la producción campesina y «artesanal» pero apunta hacia un tipo de producción industrial y presiona a la economía informal local. De esta manera, amenazan la sobrevivencia de la economía de las familias agricultoras. En la actualidad, esto constituye un asunto crucial en la definición de las estrategias de desarrollo rural en Europa.

A pesar de que agronómicamente no podría ser tan difícil para la agricultura tradicional cambiar a la producción orgánica, organizacionalmente y socioculturalmente es mucho más problemático. La gente rural y la urbana son «Vecinos Distantes». Al respecto, «los forasteros» son muy importantes no sólo para facilitar la interacción entre los diferentes actores (por ejemplo, agricultores, funcionarios del gobiemo y comerciantes) sino también como «protagonistas». Pero estos sólo pueden ser intermediarios efectivos cuando adquieren una posición en el proceso. Por ejemplo, podrían como agricultores urbanos recientemente establecidos, reconocer el valor económico potencial de los productos tradicionales en los mercados urbanos e iniciar experimentos como fue el caso de la variedad de uva Vigiriega. Ellos son capaces, como agricultores que han regresado a sus tierras natales después de un período de migración, de juntar a la gente del lugar para defender intereses conjuntos. Esto es necesario puesto que la estrategia de desarrollo labrador está enfocada en la sobrevivencia individual y no puede hacer frente a las poderosas propuestas de desarrollo de los Estados Unidos que no toman en serio la agricultura en áreas marginales. Los forasteros, como investigadores o extensionistas agrícolas, pueden hacer que la manera local de pensar sea aceptable para los creadores de políticas. La gente del lugar, incluso los más entusiastas empresarios, necesitan explotar completamente su espacio de maniobra, para sostener y fortalecer sus iniciativas de desarrollo. Estos deben, según se dice, utilizar de manera productiva las fisuras producidas en la contienda entre ellos y la Administración y entre los espacios «local» y «global» que aún no están entorpecidos con normas y controles. El desarrollo endógeno de las regiones marginales en Europa es, pues, una lucha real por el poder.

Gastón G.A. Remmers
Departamento de Sociología Rural
Agr. Univ. Wageningen
Hollandseweg 1, 6706 KN Wageningen
e-mail: gastonl@dds.nl

Referencias

  • Remmers GGA, 1996. Golpeando… un objetivo en movimiento: desarrollo endógeno en áreas marginales europeas. Gatekeeper Series n2 63. IIED, Londres.
  • Remmers GGA: (por aparecer) Abonando con abono verde los agro-ecosistemas a través de la etno-ecología: algunos datos empíricos de La Contraviesa (España). Actas del Segundo Simposio Europeo sobre Investigación de Sistemas Agrícolas Marzo 27-29 de 1996 Granada, España.

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