«Entre la reciente bibliografía sobre agricultura y desarrollo sostenible se ha publicado un libro que realiza una contribución sustancial al tema», afirma Carmen Felipe-Morales, presidenta de la Red Peruana para la Agricultura Ecológica (RAE-Perú).
La primera parte del libro analiza las con- secuencias adversas que la agricultura convencional produce en el medio ambiente y en los pequeños productores marginales. Luego se presentan otros estilos de prácticas agrícolas desde los que destacan la agricultura ecológica tradicional hasta la propuesta de la «Agricultura Sostenible y de Bajos Insumos Externos (LEISA por sus siglas en inglés) y el Desarrollo de la Tecnología Participativa (PTD por sus siglas en inglés).
Un aspecto ampliamente desarrollado en el libro es la contribución (con frecuencia ignorada o subestimada) de los mismos productores a la innovación tecnológica. Al respecto se puede enfatizar en la contribución de aquellos investigadores que abogan por la sistematización de la tecnología agroecológica que los campesinos aplican en condiciones bien definidas, la cual puede volverse a aplicar posteriormente con el fin de ser analizada y reconfirmada.
Riesgos aceptados
Los autores aceptan que los agricultores tienen como prioridad el de «minimizar riesgos» sobre el de «maximizar beneficios». En algunas áreas del Perú, donde la agricultura está constantemente expuesta a riesgos naturales (sequías, heladas, inundaciones, etc.), encontramos apoyo para este reconocimiento. Los agricultores no son seducidos fácilmente por la tecnología que, según su punto de vista, sólo funciona cuando todos los factores de producción están garantizados. Tal es el caso, por ejemplo, del uso de los fertilizantes químicos en la agricultura de tierra seca, donde la sequía prolongada tiene un efecto más perjudicial en terreno fertilizado que en terreno no fertilizado. Esto se debe al incremento en la presión osmótica provocado por la concentración de sales provenientes de los fertilizantes químicos, las cuales disminuyen la disponibilidad de agua para las cosechas y que finalmente afecta los resultados.
Por otro lado, se dice también que uno de los límites en la experimentación agrícola es el uso de muchas variables en los experimentos, lo que hace difícil la interpretación de los resultados. Pero éste es precisamente el reto al que se enfrenta la investigación agroecológica. Debe delinearse un diseño metodológico que pueda tomar en cuenta las complejidades inherentes a las interacciones producidas dentro de los sistemas agroecológicos. Verdaderamente, la tarea no es fácil y demanda trabajo interdisciplinario riguroso, al que pocos investigadores están acostumbrados. Sin embargo, lograr todo esto sería muy gratificante.
Insumos externos
Después de analizar los alcances y los principios de la ecoagricultura, el libro desarrolla la idea de la agricultura sostenible que utiliza bajos insumos externos (LEISA por sus siglas en inglés), que coincide en muchos aspectos con el énfasis dado a la agricultura ecológica. La diferencia entre ellas radica en la mayor aceptación que la propuesta LEISA da al uso de insumos externos. Indudablemente, este es un punto que merece alguna reflexión. Obviamente, no se puede exigir del terreno más de lo que su capacidad potencial puede dar y, en tales casos, cuando la fertilidad natural del suelo ha disminuido y existen presiones sociales para un uso más intenso, entonces se deberá inicialmente, por necesidad, recurrir a insumos externos. La diferencia con la agricultura convencional radica en la selección cuidadosa de los insumos externos, de aquellos que pueden contribuir al restablecimiento de la fertilidad –no sólo química sino también física y biológica– del suelo. Esto, en primer lugar, puede lograrse mediante la aplicación de una fuente de material orgánico (salvo en casos donde no exista nada en el área y deban utilizarse fertilizantes químicos). Lo mismo se aplica para el uso de fertilizantes minerales y micronutrientes.
Asimismo, se deben tomar medidas para el control de plagas y enfermedades a través del uso de productos de origen biológico, que a pesar de ser tóxicos, son menos venenosos que los pesticidas químicos.
La agricultura ecológica, en una primera etapa de transición, también permite el uso de insumos externos, pero establece claramente que mediante la búsqueda de la mejor sinergia entre plantas, se puede alcanzar de manera progresiva la sustentabilidad. Este es un aspecto que merece una seria investigación.
Finalmente, un capítulo digno de mencionar es el que se dedica al Desarrollo de la Tecnología Participativa (PTD por sus siglas en inglés) entre los diversos actores sociales involucrados en la producción agrícola, principalmente, entre productores y científicos. Lazos más amplios y de mayor colaboración entre ellos pueden garantizar que la agricultura sea realmente sostenible, asegurando el ansiado desarrollo que la humanidad debe alcanzar en el futuro.
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Carmen Felipe-Morales, RAE Perú, Av. Arenales 645, Lima 1, Perú. Fax: +51 1 433 1073