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Sáb, Sep

La agrodiversidad en sistemas extensivos el caso de Córdoba

Volumen 16, número 4
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El alto crecimiento experimentado en las últimas décadas por la agricultura mundial se debe al significativo impacto del modelo tecnológico llamado "revolución verde".

Aunque es innegable el aumento de productividad obtenido en diferentes rubros, los aspectos positivos de este crecimiento se ven enturbiados por la creciente incidencia de un "costo oculto" del modelo, dado por el deterioro en los sistemas agropecuarios y que, sumados a otros efectos ambientales globales, producen una pérdida que, en términos físicos, tiene un valor que alcanza casi el 50% de los incrementos anuales (FNUAP, 1996).

En Argentina, el eje principal de este proceso ha sido una agriculturización y simplificación creciente de los agrosistemas y la adopción generalizada de paquetes tecnológicos basados en insumos externos que, en muchos casos, contribuyen a la simplificación de los sistemas y acentúan la disminución de la diversidad. La excesiva simplificación de los sistemas, inhibe numerosos servicios ambientales derivados de la diversidad y llega a comprometer la propia sostenibilidad de los mismos (Altieri, 1994)

Esta es la situación que se vive en la provincia de Córdoba, en donde se está dando un incremento de problemas como la proliferación de plagas primarias y secundarias, desarrollo de la resistencia, agotamiento de meso y micronutrientes, erosión genética y, principalmente, contaminación del medio físico y biótico.

Esta situación también tiene impacto social: aumentos de los riesgos ambientales y económicos, desplazamiento de mano de obra, disminución en las condiciones de salubridad laboral y, quizás el más grave de todos, la pérdida del papel creativo del productor, dada por la desvalorización de sus conocimientos y el debilitamiento en su capacidad de respuesta ante variaciones contextuales.

Esta es una de las principales conclusiones a las que arribó el estudio de la agrodiversidad en los sistemas reales de la región central de la provincia de Córdoba, desarrollado entre 1998 y el 2000.

Característica del área

La región estudiada se caracteriza por ser una llanura casi carente de vegetación natural debido al intenso uso agrícola-ganadero. El relieve va de llano a ligeramente ondulado, con una pendiente general de oeste a este nunca superior al 5%. Existen áreas de topografía más irregular próximas a los cauces de los ríos.

Los suelos son de mediano a buen desarrollo, de francos a francos-limosos, con moderada cantidad de materia orgánica y sin problemas de drenaje. Hay presencia de suelos salinos e inundables en distintos sectores, principalmente al norte y noroeste.

El clima es templado continental, con una temperatura promedio anual de 17 grados. Las precipitaciones se concentran en el semestre cálido, alcanzando una media anual de 700 mm (para el periodo 1941-1960), con una variación de casi 200 mm. Según datos censales, el número de productores en esta área es más de 1 600 y la superficie media de los establecimientos es de 230 hectáreas. Los principales cultivos estivales son soya, sorgo y maní, mientras el trigo es el principal cultivo invernal.

El área comprende una 490 mil hectáreas que se extienden desde la capital hacia el sureste del territorio provincial. Allí se se seleccionaron 64 establecimientos medianos a mediano grandes con una superficie conjunta de 16 000 hectáreas, con sistemas extensivos de secano, principalmente agrícolas.

Los establecimientos se clasificaron según su superficie agrícola y fueron definidos siete tipos de sistemas, como se detalla en el cuadro N 1. Los sistemas predominantes son el agrícola puro y el agrícola complementado que reúnen el 76% de los casos.

La zona estudiada presenta una gran uniformidad ambiental. Sin embargo, muestra diferencias menores en lo que se refiere a las temperaturas estacionales, variación de las precipitaciones entre un año y otro, y capacidad de uso del suelo.

Considerando la distribución espacial de los diferentes sistemas en el área, se ha podido observar que los sistemas agrícolas se adaptan a las variaciones climáticas mencionadas, pero no pueden superar las limitaciones en suelos. En cambio, los sistemas ganaderos tienen capacidad de adaptarse a condiciones más limitantes de suelos pero donde la calidad edáfica es mayor son sustituidos indefectiblemente por los agrícolas.

Situación de la zona

La diversidad es una estrategia de la naturaleza para lograr la máxima captación de energía solar, asegurar la mayor circulación de agua y nutrientes y lograr la permanencia o estabilidad de las poblaciones. En los sistemas antropizados, al reducirse la diversidad, muchos de los mecanismos de regulación homeostáticos se pierden, lo que conduce a incrementar la intervención humana para asegurar el éxito de las especies cultivadas y evitar los deterioros del medio físico.La agro diversidad o diversidad de un sistema productivo se refiere a la variedad de condiciones contenidas en el mismo. Lo que incluye numerosos aspectos de que van desde lo ecológico (condiciones de suelo, microclima, malezas, cultivos, etc.), lo tecnológico (equipos, prácticas de manejo, sistemas de laboreo, patrón de uso de insumos, etc.), hasta incluso aspectos socioeconómicos como financiamiento, rentabilidad, asignación del capital, información, etc. (Brookfield and Stocking, 1999)

El seguimiento temporal de los sistemas analizados permitió visualizar los principales procesos de cambio ecológicos y tecnológicos que ocurren en los mismos.

Entre los ecológicos, podemos citar: agriculturización, predominio del cultivo de soja y adopción de variedades transgénicas de soja (cuadro 2). En cuanto a los tecnológicos, están la adopción de siembra directa, la transición del paquete de control mecánico-químico hacia un manejo exclusivamente químico y la generalización del uso de insecticidas preventivos aplicados junto con los herbicidas.

El gráfico muestra que la mayor agriculturización se observa en el grupo de los ganaderos, en tanto que en el grupo de agrícolas y de mixtos muestran variaciones proporcionalmente pequeñas. Los valores de incremento de superficies con soja, si bien son particularmente notables en el grupo de mixtos, también hay valores importantes en agrícolas y en ganaderos. Diríamos que los agrícolas y mixtos presentan bajos niveles de agriculturización pero un notable reemplazo de otros cultivos por soja. Los ganaderos, en cambio, presentan una fuerte agriculturización pero el proceso de adopción de la soja no alcanza los niveles de los otros sistemas.

El cambio más significativo durante estas campañas consiste en el acentuado incremento del uso de variedades transgénicas de soja resistentes a glisofato (sojas RR). Mientras en la campaña 97/98 representaban menos de un 40% de la soja cultivada, en la del 99/2000 pasó a constituir más de un 80%.

Los cambios tecnológicos tienen un ritmo y magnitud muy marcados. Las superficies con siembra directa en sistemas de labranza cero que eran relativamente bajas en la campaña 97/ 98, llegan a igual a las superficies conducidas con labranzas en el 99/00 (42% con laboreo y 41% con laboreo en las superficies analizadas). El desplazamiento de controles mecánico-químicos hacia controles exclusivamente químicos acompañan estos guarismos, y aún lo superan, ya que se extienden incluso a superficies con laboreo. El uso de insecticidas preventivos vehiculizados junto a los herbicidas es una práctica generalizada en todas las superficies con sojas RR (casi un 50% del territorio).

Cuadro 1: Tipos de sistemas productivos

Tipodesistema

porcentaje de suelo con uso agrícola

porcentaje de casos

superficie
total (Ha)

Agrícolas Puros

Agrícolas Complementados

Mixtos predominantemente Agrícolas

Mixtos Equilibrados

Mixtos predominantemente Ganaderos

Ganaderos Complementados

Ganaderos Puros

 

mayor a 99 % hasta 100 %

mayor a 75 % hasta 99 %

mayor a 60 % hasta 75 %

mayor a 40 % hasta 60 %

mayor a 25 % hasta 40 %

mayor a 1 % hasta 25 %

mayor a 0 % hasta 1 %

 

37.1

38.7

8.1

6.5

3.2

4.8

1.6

 

5.023

5.932

2.773

402

690

661

796

 

Intervenciones mecánicas y químicas en los diferentes sistemas

Las operaciones tecnológicas en cada sistema se discriminaron en dos grupos: las puramen te mecánicas (labranza, siembra, control de malezas) y aquellas que mediatizan la aplicación de agroquímicos (aplicadoras de fertilizantes y pulverizaciones terrestres y aéreas).

Existe una relación directa entre la magnitud de las intervenciones mecánicas y químicas con el aumento de la proporción agrícola. Las intervenciones químicas representan un 15 a 25% de las operaciones mecánicas. Por otro lado, puede apreciarse (cuadro 3) que la variación es mucho menor en las aplicaciones químicas que en las operaciones mecánicas. En estas últimas, la implementación diferencial de distintos sistemas de laboreo (convencional, reducida y labranza cero) determina una amplia variabilidad entre casos.

Diversidad espacial y temporal

Se utilizaron índices de diversidad espacial, utilizados en estudios de ecología clásica. Estos resultan una herramienta válida, pues captan la riqueza de especies intervinientes (número de cultivos en el predio) y la importancia relativa de las mismas (proporción del área destinada a cada una).

La Riqueza (R) se expresó como número de las especies (o cultivos) presentes. Se calcularon los índices de diversidad y equitatividad propuestos por Shannon-Wienner y por Simpson (Magurran, 1983) de acuerdo a las siguientes fórmulas:

Los menores valores de diversidad se registran en los Sistemas Agrícolas y Agrícolas Complementados y los mayores en Sistemas Ganaderos y Mixtos. Los sistemas que poseen superficies ganaderas superiores al 40% presentan los mayores valores.

Respecto a la equidad no hay grandes diferencias entre sistemas. Los valores son bajos, indicando la dominancia de uno o dos cultivos sobre los restantes. En cuanto a la riqueza, se notan acentuadas diferencias entre agrícolas y el grupo de mixtos. Los sistemas ganaderos complementados presentan, en general, los valores mayores de diversidad, equidad y riqueza (cuadro 4).

Para apreciar la diversidad temporal se consideraron tres campañas estivales y dos invernales. Es decir, cinco semestres posibles de utilización. Se empleó el índice de Simpson considerando cada periodo de tiempo como si fuera una dimensión espacial. Este indicador capta la diversidad de cultivos en el periodo pero no alcanza a distinguir la secuencia de los cultivos. Por ello se ideó y aplicó un índice que considera las alternancias interestivales, interinvernales e interestacionales que mostró una mayor sensibilidad para captar las secuencias temporales.

Se analizaron sólo sistemas agrícolas y mixtos. Los resultados permiten visualizar que la diversidad temporal de los sistemas mixtos es mayor a la de los agrícolas. Dentro de los agrícolas, las diferencias en los índices se correspondieron con diferencias dadas por la variedad de cultivos estivales y la utilización o no de los periodos invernales. Se verificó una correspondencia con los valores de riqueza; los sistemas con mayor variedad de cultivos tienen secuencias temporales de mayor diversidad.

Conclusiones

Es de destacar la fuerte dinámica que poseen los sistemas productivos. De ahí que considerarlos como entidades estáticas y fijas puede conducir a serios errores en la evaluación de su sostenibilidad.

Asimismo, la fragilidad estructural y funcional de los mismos, como consecuencia de las fuerzas simplificadoras comentadas. Existe una orientación hacia esquemas estereotipados con pérdidas de los mecanismos de autorregulación y una creciente dependencia de los insumos externos.

Finalmente, queremos resaltar el importante papel que juega el manejo de la agrobiodiversidad. Hemos verificado su influencia en la expresión de plagas y en la reducción de insumos externos. Distintas estrategias pueden vehiculizar cambios que aumenten la biodiversidad en el sistema, por ejemplo, el uso de cultivos acompañantes, la mezcla de variedades, policultivos, la generación de mosaicos diversificados en la distribución de lotes, la diversificación varietal, etc. En lo temporal, la diversificación de las fechas de siembra, diversidad de ciclos, enriquecimiento de las secuencias de cultivo, etc.

Todas estas prácticas se encuadran en lo que Viglizzo (1994) denomina "tecnologías de procesos ", caracterizadas por minimizar la cantidad de insumos y demandar gran cantidad de información general y predial. Requieren, además, un importante papel creativo del productor en la resolución de problemas para lograr respuestas de bajo costo y con un gran ajuste a las condiciones prediales particulares.

 

Esteban Alessandría, Héctor Leguía, Liliana Pietrarelli, Juan Sánchez, Stella Luque, Miryam Arborno, José Luis Zamar, David Rubin

Equipo de investigación sobre análisis de la agro diversidad en los sistemas en la región central de Córdoba, Argentina.
Coordinador: Héctor Leguía
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Referencias
Altieri, M. 1994. Bases agroecológicas para una producción agrícola sustentable. Agricultura Técnica. No. 54 (4): 371-386. Chile
Brooksfield, H. and M. Stocking. 1999 Agrodiversity: definition, description and design. Global Environmental Change 9:77-80.
FNUAP (Fondo de Población de las Naciones Unidas) 1996. La población, los recursos y el medio ambiente. Los desafíos críticos. Naciones Unidas. Londres.
Magurran, Anne. 1983. Ecological diversity and its measurement. Chapman and Hall. London.
Viglizzo, E .1994. El INTA frente al desafío del desarrollo agropecuario sustentable. INTA-INDEC. Buenos Aires.