El modelo energético mundial actual tiene una clara división entre los países centrales y los países periféricos, en donde éstos últimos históricamente han funcionado como lugares desde donde se extraen los recursos energéticos para ser consumidos en los centros industriales. Hay una desigualdad inherente en la forma de distribución, donde lugares como América Latina funcionan como productoras de energía para otras regiones.
Redexis y EiDF firman una alianza para impulsar el autoconsumo solar fotovoltaico. Gracias a esta alianza, los clientes tendrán acceso a electricidad a un precio fijo, competitivo y estable a largo plazo.
En Alemania, la expansión de la energía eólica no avanza, poniendo en peligro la transición energética. Uruguay, sin embargo, es casi completamente independiente del combustible fósil y podría ser un ejemplo a seguir.
El Parlamento Europeo ha aprobado que las inversiones en centrales nucleares y de gas sean consideradas 'verdes'. El Consejo de la UE aún podría rechazar este enfoque si antes del 11 de julio el 72% de los países, es decir 20 de los 27 se opusieran a ello.
China ya domina la generación de energías renovables. Su capacidad instalada de alrededor de 895 GW en 2020 era más que la Unión Europea, Estados Unidos y Australia juntos. Y mientras el mundo en general acelera su transición a la energía renovable, China también está aumentando su capacidad más rápido que nadie.
Los paneles solares transparentes tienen el potencial de hacer que las ciudades pasen de ser grandes consumidores de energía a ser proveedores de ella en un instante y podrían dar paso a una nueva era de revolución energética limpia, al tiempo que se salvaguardan las tierras de cultivo y los hábitats naturales.
A lo largo de la semana se desarrollarán diversas actividades reivindicativas que culminarán con una concentración el domingo 20 de febrero. Las organizaciones demandamos al Gobierno la creación de una tarifa social que garantice el derecho a la energía limpia para las personas más vulnerables, la prohibición de cortes de suministros básicos de agua, luz y gas, y medidas para asegurar la eficiencia energética y contra la concentración de poder de los oligopolios. La inversión pública y local y el impulso al autoconsumo, tanto individual como colectivo, y las comunidades energéticas deben ser prioritarias para reducir la pobreza energética y facilitar la soberanía energética a la sociedad.
Con el precio de la luz batiendo récords, el autoconsumo se está estableciendo como uno de los grandes beneficiados. Para potenciar la instalación de placas solares y otras energías renovables, desde el pasado junio está activo un plan de ayudas al autoconsumo dotado con 660 millones de euros.
Recientemente, además de las amenazas de la pandemia mundial y de la crisis de desabastecimiento, se han sumado la de la posible escasez de combustibles, el aumento del precio de la luz y un posible apagón a gran escala. Sólo imaginarnos un posible apagón eléctrico generalizado nos hace temblar, ya que prácticamente todo lo que usamos requiere de la energía eléctrica.